Reinar despu¨¦s de morir
Las grandes marcas de la RDA, logradas con dopaje, se mantienen en las listas mundialesentre 15 y 20 a?os despu¨¦s de logradas
Han pasado entre 15 y 20 a?os desde que asombraron al mundo del deporte y siguen ah¨ª. Contin¨²an en vigor r¨¦cords que parecieron maravillosos como punta de un enorme iceberg de haza?as. En su momento fue un prodigio, pero el misterio, como suced¨ªa con todo en un pa¨ªs tan peque?o, ya se sent¨ªa. S¨®lo la materia prima germana y el sistema comunista, lo garantizaban como ejemplo del m¨¦todo. Ahora, con la constataci¨®n de sentencias condenatorias en tribunales libres de la nueva Alemania y declaraciones de culpabilidad y de perd¨®n, se ha comprobado que la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA), adem¨¢s de una gran m¨¢quina de preparaci¨®n con m¨¦todos tan t¨¦cnicos como esclavistas, espartanos en el reclutamiento y chantajistas con premios como casas y coches a cambio de r¨¦cords, fue tambi¨¦n un gran laboratorio de dopaje, quiz¨¢ el mayor de la historia, para forjar sus victorias.La justicia no est¨¢ siendo dura con los responsables (el m¨¢ximo dirigente, Manfred Ewald, s¨®lo ha sido condenado a 22 meses de c¨¢rcel que cumplir¨¢ en libertad condicional), pero s¨ª ha dejado claro, aunque s¨®lo con multas o penas sin c¨¢rcel, que los acusados, dirigentes, m¨¦dicos y entrenadores, son reos de haber fabricado una gran mentira a costa de la salud de los deportistas.
S¨®lo escasas excepciones se han salvado tras caer el Muro. Es el caso de la saltadora de longitud Heike Drechsler, que acaba de ganar su 15? t¨ªtulo nacional a los 35 a?os y a¨²n aspira a medalla en Sydney. Pero lo normal es que pocos atletas han sobrevivido en la nueva Alemania, y si lo han hecho han bajado sintom¨¢ticamente de nivel, como los lanzadores. El plusmarquista mundial de disco, Jurgen Schult nunca se volvi¨® a acercar a su r¨¦cord mundial. En cambio, es extraordinario que en 400 metros la francesa Mar¨ªa Jos¨¦ Perec s¨®lo haya logrado acercarse, con 48.25 segundos en 1996, a ?m¨¢s de medio segundo! de los 47.60 conseguidos por Marita Koch en 1985. Y que ¨²nicamente otras seis atletas m¨¢s hayan bajado de los 49 segundos.
El ejemplo de la nataci¨®n es a¨²n m¨¢s escandaloso. Justamente en el deporte donde las acusaciones de dopaje en todos los juicios han sido m¨¢s directas. Mientras en halterofilia la mancha del dopaje fue tan evidente en todos los pa¨ªses que la propia federaci¨®n internacional decidi¨® hace a?os borrar todo los r¨¦cords y partir de cero, en el deporte acu¨¢tico no se hizo tras el aplastante y sorprendente dominio de la RDA en la parcela femenina. Como las mujeres se han ido incorporando tarde a la ¨¦lite se pens¨® que el gran adelanto alem¨¢n oriental s¨®lo se deb¨ªa a su dedicaci¨®n y espl¨¦ndido trabajo. Y que en una modalidad donde los r¨¦cords se han batido con m¨¢s facilidad a?o a a?o que en otras, se crey¨® que los r¨¦cords de la RDA, por muy ¨¦poca dorada que hubiese sido, desaparecer¨ªan tambi¨¦n de las listas. Pero no ha sido as¨ª. El m¨¢s antiguo, el de Ute Geweniger en 200 metros estilos, est¨¢ a punto de cumplir 20 a?os.
La RDA s¨®lo cometi¨® un error en su gran ¨¦poca. Fue con Ilona Slupianek, ilustre lanzadora de peso. Ella siempre ha declarado que s¨®lo tomaba las vitaminas que le dec¨ªan. Como todos. Se equivocaron al no limpiarle el dopaje antes de la gran competici¨®n y tampoco la obligaron a caerse del cartel como en tantos casos. El carrusel de deportistas de la RDA que aparec¨ªan, bat¨ªan un r¨¦cord y desaparec¨ªan parec¨ªa normal.Muy pocos resist¨ªan tiempo. Algunos hasta mantuvieron la mala inercia del dopaje, con la Alemania unida, como la maratoniana Utta Pippig o la nadadora Astrid Strauss.
La RDA ha sido, sin duda, el ejemplo m¨¢s concentrado y excelso de la mentira. Y se ha descubierto. Pero ser¨ªa injusto pasar por encima de las sospechas en su misma ¨¦poca de los restantes pa¨ªses del Este y de otros m¨¢s o menos puntuales. Tambi¨¦n quedan plusmarcas tan deslumbrantes que pueden tener una procedencia parecida. Lo mismo que ninguna atleta se ha acercado a Marita Koch en 400 metros, tampoco nadie lo ha conseguido hacer en 800 con la checa Jarmila Kratochvilova, que posee todav¨ªa el r¨¦cord mundial con 1.53.28 minutos desde 1983. Su musculatura recordaba m¨¢s a un culturista que a una atleta y tiene tambi¨¦n la segunda mejor marca de todos los tiempos en la vuelta a la pista, tras Koch y por delante de Perec, con 47.99.
La gran estrella de la velocidad actual, Marion Jones, corri¨® en 1998, su a?o m¨¢s veloz, en 21.62 los 200 metros y en 10.65 los 100. Acaba de hacerlo en 10.68, pero con viento de 2,2 metros por segundo, por encima del l¨ªmite permitido de 2, y ayer mismo en 10.78, con 1,1. Su superioridad sobre el resto de velocistas es asombrosa, pero s¨®lo le ha servido, de momento, para ser segunda de ambas listas mundiales. Su compatriota estadounidense Florence Griffith termin¨® su impresionante carrera con dos r¨¦cords estratosf¨¦ricos en ambas pruebas en 1988: 10.49 y 21.34. Su retirada inmediata y su fallecimiento prematuro justamente en el a?o de Jones abri¨® todas las inc¨®gnitas. La autopsia s¨®lo atribuy¨® su muerte mientras dorm¨ªa a una dolencia cardiaca cong¨¦nita. Siempre queda la sensaci¨®n de que no fue normal, pero no se le encontr¨® nada prohibido. Como a los deportistas de la RDA. Por eso est¨¢n a¨²n sus r¨¦cords vigentes. Pero el dopaje que han admitido sus dirigentes tras haberlo hecho y tapado tan bien, llena todo de hipocres¨ªa. Las federaciones y el olimpismo seguir¨¢n en sus libros con haza?as ba?adas de dopaje. Incluso la nueva Alemania, en aras de la reunificaci¨®n, no ha tenido m¨¢s remedio que grabar los nombres de todos los campeones de la RDA en los muros del estadio Ol¨ªmpico de Berl¨ªn. Y ha mirado a otro lado.
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