"La preocupaci¨®n europea por la red Echelon es absurda"
Elizabeth Parker es la primera mujer que ha ocupado el puesto de consejera general de los dos principales servicios secretos de Estados Unidos: la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), de 1984 a 1989, y la Agencia Central de Inteligencia (CIA), de 1990 a 1995. En ambos organismos aplic¨® sus conocimientos profesionales como abogada para intentar resolver un dilema seguramente insoluble: la adecuaci¨®n de las operaciones de espionaje a las normas de un Estado de derecho. EL PA?S convers¨® con ella a mediados de julio, cuando visit¨® Espa?a para participar en el curso sobre el futuro de los servicios secretos organizado por la Universidad Complutense en colaboraci¨®n con el Centro Superior de Informaci¨®n de la Defensa (Cesid)."Hay distintos sistemas para dar respuesta a la cuesti¨®n de c¨®mo adecuar a la legalidad la actividad de los servicios de inteligencia", afirma. "En Estados Unidos tenemos un conjunto de leyes que determinan qu¨¦ pueden hacer y c¨®mo. Aunque act¨²en fuera del pa¨ªs, siguen sujetos a la ley nacional y, desde luego, deben tener cuidado en respetar tambi¨¦n las leyes de los dem¨¢s pa¨ªses. No es que est¨¦n sometidos a ellas, pero ser¨ªa absurdo descartarlas completamente".
Pregunta. Sin embargo, las leyes americanas prev¨¦n la realizaci¨®n de operaciones encubiertas en el extranjero. ?Tambi¨¦n en pa¨ªses amigos de Estados Unidos?
Respuesta. La gente tiende a no creer lo que le digo, pero le aseguro que es la verdad: hoy d¨ªa hay mucho menos de todo eso de lo que se piensa. Es una parte muy, muy peque?ita [de la actividad de los servicios secretos]. Se contempla como tan tremendamente contraproducente en potencia... Evidentemente, sigue siendo una capacidad que tienen, pero muy limitada, bajo una gran reglamentaci¨®n. Ante actos terroristas, por ejemplo, puede hacerse una operaci¨®n encubierta..., pero las operaciones que el p¨²blico asocia con la ¨²ltima parte de los a?os sesenta ya no existen.
P. ?Como la Ir¨¢n-Contra?
R. En t¨¦rminos estrictos, Ir¨¢n-Contra no era una operaci¨®n encubierta. Era una iniciativa pol¨ªtica, no de la CIA, sino de personas del Consejo de Seguridad Nacional. Cuando se descubri¨® lo que se hab¨ªa hecho, se realiz¨® un esfuerzo para intentar colocarlo en un marco legal.
P. ?C¨®mo es posible que un servicio tan potente como la CIA no fuera capaz de avisar sobre la disoluci¨®n de la URSS?
R. Los servicios de inteligencia no pronostican, describen. Pod¨ªan informar sobre la debilidad econ¨®mica de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pero nadie pod¨ªa saber que Gorbachov iba a adoptar decisiones tan dram¨¢ticas como las que tom¨®.
P. ?Y qu¨¦ explicaci¨®n tienen errores m¨¢s recientes, como el bombardeo de la Embajada china en Belgrado o de una f¨¢brica de medicamentos en Sud¨¢n?
R. Sin hablar de estos dos casos, porque yo ya no estaba en la Agencia cuando se produjeron..., s¨ª puedo decirle que, a fin de cuentas, ¨¦sta es una actividad que realizan seres humanos. Tras la guerra fr¨ªa, todos los servicios, y la CIA en particular, sufrieron una reducci¨®n significativa de su personal, del orden del 30%. No le sorprenda que esta medida haya podido limitar la capacidad de ser tan cuidadosos como en el pasado. La conclusi¨®n es que el ser humano a veces comete errores.
P. Pero m¨¢s que las personas fallaron los procedimientos.
R. En el caso de la Embajada china, lo que a m¨ª me han hecho saber es que ese tipo de informaci¨®n se recopila muy de antemano... Lo que uno puede preguntarse es con qu¨¦ frecuencia se renueva y cu¨¢ndo se hab¨ªa revisado. Fue, evidentemente, un error tr¨¢gico. En la guerra se habla de [bajas por] fuego amigo... [Lo que sucedi¨®] se parece un poco a eso.
P. Usted ten¨ªa responsabilidades en la CIA durante la guerra del Golfo.
R. S¨ª.
P. La guerra se gan¨®, pero Sadam sigue en el poder.
R. Se tiende a otorgar a los servicios de inteligencia m¨¢s capacidad de la que tienen. En aquella ¨¦poca, el apoyo para continuar la guerra era limitado. La decisi¨®n que se tom¨® tuvo en cuenta la situaci¨®n interna estadounidense, pero tambi¨¦n de otros miembros de la coalici¨®n. Aunque los servicios lo hubieran hecho mejor, no hab¨ªa voluntad pol¨ªtica para seguir.
P. Irak acaba de probar un misil de medio alcance y hay programas bal¨ªsticos en Corea del Norte, Ir¨¢n o Libia. La respuesta de EE UU es el Sistema Nacional de Defensa Antimisiles, un paraguas que proteger¨ªa su territorio, pero no Europa.
R. Le contesto a t¨ªtulo personal. No ha habido ninguna decisi¨®n todav¨ªa para seguir adelante con ese programa. De hecho, el reciente fracaso de una prueba ha hecho que la cuesti¨®n se aplace hasta la siguiente Administraci¨®n. Hay consideraciones t¨¦cnicas que hay que tener en cuenta: viabilidad, coste... Los servicios de inteligencia tienen algo que aportar en esto. Cu¨¢l es la capacidad de algunos pa¨ªses, como los que ha citado..., pero tambi¨¦n hay juicios pol¨ªticos, y uno de ellos ser¨ªa qu¨¦ pasa con China, por ejemplo. Los chinos no son la amenaza para la que este sistema est¨¢ dise?ado, pero creen que pueden serlo y pueden adoptar alguna medida de respuesta, como mejorar su propio programa. Es un conjunto de factores complejos que habr¨¢ que sopesar muy cuidadosamente.
P. En todo caso, atentados como los que se produjeron en el metro de Tokio demuestran que no es necesario tener misiles para utilizar armas qu¨ªmicas.
R. En parte, es cierto. Los misiles no a?aden mucho a las armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas, que en s¨ª mismas constituyen una amenaza. Pero s¨ª permiten enviar a larga distancia un dispositivo nuclear.
P. La opini¨®n p¨²blica europea est¨¢ quiz¨¢ m¨¢s preocupada por la red Echelon, que permite la interceptaci¨®n masiva de conversaciones privadas.
R. Conozco ese temor, y no est¨¢ basado en hechos.
P. Pero la capacidad t¨¦cnica existe.
R. Existe capacidad para muchas cosas que no se hacen.
P. ?No podr¨ªa EE UU compartir la red Echelon con sus otros aliados europeos, como ya lo hace con el Reino Unido?
R. S¨¦ que se ha comentado mucho ese asunto en Europa y la opini¨®n que hay al respecto. [Se dice] que la inteligencia estadounidense est¨¢ haciendo espionaje industrial para ayudar a sus propias compa?¨ªas.... Es de lo que estamos hablando...
P. De eso se trata.
R. No quiero menospreciar esas inquietudes, pero resultan absurdas. ?Hay tanta informaci¨®n que recoger que eso ser¨ªa una prioridad realmente menor! Adem¨¢s, es una actividad que no permite nuestra legislaci¨®n. Incluso si quisi¨¦ramos hacerlo, legalmente no podr¨ªamos. Es poco pr¨¢ctico tambi¨¦n desde otro punto de vista: nuestras corporaciones son tan multinacionales que ?a qu¨¦ empresa americana elegir¨ªamos para compartir informaci¨®n? Son tres puntos importantes, pero el cuarto puede que sea el principal: a nuestras compa?¨ªas no les interesa ese tipo de ayuda y nuestra gente no est¨¢ formada para eso, sino para el tipo de preguntas que me ha hecho antes: tecnolog¨ªa de misiles, armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas...
P. Lo que produce desconfianza es que haya un club de servicios secretos anglosajones al margen de los dem¨¢s socios.
R. Es cierto que hist¨®ricamente hemos tenido una relaci¨®n m¨¢s estrecha con algunos pa¨ªses que con otros, pero a veces se exageran estas relaciones, y hoy d¨ªa compartimos informaci¨®n con un grupo mucho m¨¢s amplio de aliados.
P. Internet plantea un reto a los servicios de inteligencia. Por una parte, puede ser un instrumento muy poderoso en manos de grupos criminales; por otra, se extiende el temor a la p¨¦rdida de la privacidad. Hace algunos meses, muchos internautas denunciaron que el programa Windows 98 ten¨ªa una clave, NSA, que permit¨ªa a dicha agencia acceder a los archivos personales.
R. Cualquier nueva tecnolog¨ªa es un desaf¨ªo. El caso de Internet es como cuando lleg¨® el tel¨¦fono. La ley no cambia necesariamente, la protecci¨®n de la privacidad de los ciudadanos sigue ah¨ª, pero hay unas circunstancias nuevas que tendremos que estudiar. En Estados Unidos, si puedo creer lo que leo en la prensa, la gente est¨¢ llegando a la conclusi¨®n, a mi juicio correcta, de que lo que amenaza la privacidad no es tanto un Gobierno con regulaci¨®n sino un sector privado sin regulaci¨®n. La caracter¨ªstica del Windows 98 que usted ha mencionado permit¨ªa que accediera a la informaci¨®n Microsoft, pero no la NSA. La NSA tiene leyes que le impiden hacer esto. Es el hermano peque?o, no el Gran Hermano.
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