Toros complicados por encastados

La de ayer fue una corrida de las llamadas duras. Los toros de Cebada Gago llevaron a los matadores demasiadas complicaciones. Pese a que a la mayor¨ªa de las reses se les peg¨® duro en varas, llegaron a la muleta con excesivo temperamento. El quinto de la tarde, segundo de Jos¨¦ Ignacio Ramos, fue un compendio de toro todoterreno. Le dieron tres varas muy fuertes, y as¨ª todo se com¨ªa los enga?os. A ese toro no le hubiera podido ni el escalaf¨®n entero.El mexicano Zotoluco se dobla muy bien con los toros, y as¨ª lo hizo con los que le toc¨® en suerte ayer. A su primero lo tore¨® por derechazos, muy valiente. No obstante, el toro se revolv¨ªa prest¨ªsimo y se le echaba a los hombros. Imposible torearlo por el pit¨®n izquierdo. Tore¨® con el capote a su segundo con cierta prestancia. Como a ese toro le pegaron fuerte en varas, muy pronto se le apag¨® la fuerza. El matador trat¨® de torear entre los pitones, pero con escaso ¨¦xito.

El torero local Jos¨¦ Ignacio Ramos destac¨® con las banderillas en sus dos toros. En realidad, es uno de sus fuertes. Quiz¨¢ todo lo concierniente a su aportaci¨®n como torero ayer, hay que cifrarlo en la suerte de banderillas. Realmente estuvo muy torero con los arponcillos. Tambi¨¦n con el capote cabe destacar unos buenos lances a su primero, y cuatro largas cambiadas a su segundo. La petici¨®n de oreja que tuvo en su primero, vamos a atribu¨ªrselo al haber del paisanaje. Tuvo m¨¦rito poder lidiar a su segundo, del que hemos dicho que fue un toro con el que muy pocos, por no decir ninguno, hubiera podido con ¨¦l. Estar delante de esa fiera era suficiente como para justificar el dinero que cobr¨®.

El torero navarro Francisco Marco, sustituy¨® a ?scar Higares. Tambi¨¦n debemos valorar el que aceptara torear esta corrida. Con el capote instrument¨® a su primero dos largas cambiadas y unos buenos lances. En su segundo mejor¨® los lances, rematados por una buena media ver¨®nica de rodillas. Sus picadores tomaron muy en serio lo de Cebada Gago: pegaron a los toros como si fueran de la banda de Capone. En la faena de su primero, tercero de la tarde, instrument¨® algunos derechazos de cierta val¨ªa por lo que ten¨ªa que consentir al toro. Tanto en ese toro como en su segundo, sexto de la tarde, estuvo a punto de ir a la enfermer¨ªa. En los dos toros le lleg¨® un revolc¨®n en cada toro. Tuvo la mala suerte de que al descabellar a su primero, se le desprendi¨® de la mano el descabello saltando al tendido, con un susto may¨²sculo para los espectadores. Afortunadamente no hiri¨® a ninguno.

Cuando hay toros en la plaza se crea un clima de expectaci¨®n. Algunos espectadores exclamaban frases aludiendo a que esta corrida s¨®lo las puede matar los gladiadores. Con esa expresi¨®n parece que el propio p¨²blico, o parte de ¨¦l, est¨¢ reclamando los toros bobos, inv¨¢lidos, sin casta, sin lo que tiene que tener un toro.

Los toros de Cebada Gago ten¨ªan casta y temperamento, lo cual suena como rara avis in terra. ?Qu¨¦ cosas!