Delitos y faltas
La obligaci¨®n de seguir la actualidad es fuente de no pocas tribulaciones y, sospecho, de cambios glandulares. S¨®lo a una mutaci¨®n glandular de nuevo cu?o puedo atribuir que esta noche haya so?ado con Barak vestido de Carmen Miranda, con tremenda cesta de frutas tropicales en la cabeza y pulseras de pl¨¢stico en las mu?ecas. Mas, ?a qu¨¦ se debe el cambio glandular en s¨ª mismito? ?Quiz¨¢ a la entrevista que el flamante ministro de Exteriores interino de Israel, Shlomo Ben Ami, ha sostenido en Barcelona con el se?or Piqu¨¦, y su correspondiente cruce de direcciones de sus respectivos peluqueros? Lo ignoro, pero creo que, entre unos y otros, han conseguido que mi subconsciente se vuelva m¨¢s retorcido que la mente de un dise?ador de mesas para telediarios.Ejemplo: en lo que hizo Bill Clinton, plantarse ante 4.500 pastores evang¨¦licos o protestantes (las noticias son confusas y yo, en materia de religi¨®n, no soy infusa) y confesarse, en vez de ver un grandioso acto de contrici¨®n, s¨®lo encontr¨¦ la obscenidad de un sarao de refocilamiento insano. Era tal la expresi¨®n de placer del presidente al reconocer su culpa, y babeaban tanto los pastores de lo que fueran, que por un momento tem¨ª que se les deshiciera la m¨¦dula o que se quedaran ciegos all¨ª mismo.
Por otra parte, ayer vi una foto de George Bush jr. tratando de comerse un nacho despu¨¦s de haberle metido una inyecci¨®n letal a un (para ¨¦l y gran parte de sus conciudadanos) simple Pancho, y en lugar de reaccionar como hubiera sido l¨®gico, con una vomitona, le mir¨¦ a los labios y le¨ª en ellos: "A-m¨ª-nun-ca-me-la-ma-ma-r-¨¢n-en-el-des-pa-cho-oval". Lo cual quiere decir que o tengo una inversi¨®n de valores o estoy salida. Posiblemente, lo ¨²ltimo.
He pasado de la desgana por el aparato reproductor que les apuntaba en mi ¨²ltima cr¨®nica, a un furor macaco que me preocupa, porque tiene dif¨ªcil soluci¨®n. Acabo de leer en una revista que la vida sexual encuentra en el verano su estaci¨®n ideal, sobre todo a la hora de la siesta, pero ¨¦se es, precisamente, mi peor momento, aquel en que la mezcla de calentura e informativos produce monstruos. ?C¨®mo relajarse e ir a lo de una, aunque sea con una, despu¨¦s de ver a esos vecinos enloquecidos que salen a la caza de pederastas, tras la publicaci¨®n de las infames listas en el Reino Unido y B¨¦lgica? En la ¨²ltima novela de Ruth Rendell, El da?o est¨¢ hecho, la insigne autora de historias de intriga, cada vez m¨¢s apegada a la realidad, retrata uno de esos intentos de linchamiento moral y f¨ªsico; la novela no se cuenta entre sus mejores obras, por exceso de temas y falta de trama, pero esas p¨¢ginas arrojan una luz desoladora sobre la estupidez que afecta al individuo manipulado y convertido en tropa. No hay ente m¨¢s temible que el compuesto por apacibles vecinos transformados por la ira. La masa, como amenaza, es la vuelta a la barbarie: y la barbarie no evita el abuso de menores.
Imaginen un mundo en el que se publiquen listas no ya de probados culpables, sino de presuntos de todo. Una lista de jueces con tendencia a pensar que Jack el Destripador, en el caso de haber sido cazado, deber¨ªa haber recibido, como mucho, una condena por tocamientos; o una lista de maridos con inclinaci¨®n a los malos tratos. O de periodistas que proporcionan listas. Un mundo como el que tenemos ofrece pocas posibilidades de justicia, y hay que luchar para mejorarlo. Pero un mundo de venganza ser¨ªa definitivamente peor. Suerte que mi raci¨®n semanal de revistas rosas acude en mi auxilio, pienso, mientras me atizo la cuarta inmersi¨®n en cubitos del d¨ªa. Pero esto se est¨¢ poniendo insoportable. Antonio y Melanie declaran que buscan como locos un hermanito para Stella del Carmen. Veo las fotos de su cena con los Reyes en Palma de Mallorca. ?Qu¨¦ estuvieron haciendo antes de ir con Sus Majestades? ?Qu¨¦ hicieron despu¨¦s? La salaz sospecha me persigue hasta dar, en otra p¨¢gina, con una foto del cerdito Max, que vive con George Cloonney. Incluso el cerdo me parece atractivo.
Cabe una soluci¨®n dr¨¢stica, antes de que esta noche vuelva a so?ar con Arafat bailando la danza de los siete pelos. Soy osada, soy audaz y estoy desesperada. Recorto y pongo en la cabecera de mi cama otra foto, la que muestra a Ismael de Gran Hermano de palique con Te¨®fila Mart¨ªnez. Ducha de santo, oigan.George Bush
Tratando de comerse un nacho despu¨¦s de haberle metido una inyecci¨®n letal a un simple Pancho
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