Salvar el pellejo
Querido Asier:Me dices en tu carta que est¨¢s muy asustado por la situaci¨®n del Pa¨ªs Vasco y sobre todo -reconoces francamente- por tu propio futuro en ¨¦l. Te ves en peligro, ya que vives en una localidad peque?a de Guip¨²zcoa -?qu¨¦ bonita es, qu¨¦ terrible!- y porque all¨ª todo el mundo conoce tus nulas simpat¨ªas hacia el nacionalismo, que has expresado m¨¢s de una vez de una manera estent¨®rea que ahora te parece algo imprudente. Como para colmo eres euskald¨²n y giras habitualmente en ambientes pr¨®ximos al patriotismo de metralleta, tu inquietud se ve a¨²n m¨¢s justificada. "?Esto es la hostia!", me informas, con esa delectaci¨®n muy del terru?o por expresar siempre las demas¨ªas con refuerzo teol¨®gico: "?Est¨¢n matando a todo cristo!". Y luego me pides alg¨²n consejo para "salvar el pellejo". ?El pellejo! ?C¨®mo te comprendo! Cierto que el pellejo no es gran cosa, pero la mayor¨ªa de los humanos no tenemos otro de repuesto, beneficio del que disfrutan algunos reptiles y no poca gente famosilla que t¨² y yo conocemos. De modo que voy a intentar ayudarte, aunque no esperes que te resuelva satisfactoriamente el problema: ya sabes que soy aficionado a la filosof¨ªa, esa zona de aparcamiento griega de las preguntas sin respuesta. Y d¨¦jame que incurra en algunos meandros y disgresiones, seg¨²n el vicio de mi gremio.
Para empezar, establecer¨¦ que efectivamente est¨¢s expuesto a esas enfermedades poco frecuentes en la Europa occidental que son el tiro en la nuca o el coche bomba. ?Calma, no te impacientes, d¨¦jame repasar los hechos! Ya s¨¦ que conoces de sobra semejante cosa, pero me interesa subrayar algo que para muchos no es tan evidente: t¨² s¨ª que est¨¢s amenazado, mientras que otros no lo est¨¢n. No es cierto que el terrorismo de ETA cuelgue como la espada de Damocles sobre todas las cabezas, sino que elige sus v¨ªctimas. El resto de la poblaci¨®n lo siente much¨ªsimo, por qu¨¦ no vamos a creerles cuando lo dicen, pero "no es lo mismo ver morir que cuando a uno le toca", seg¨²n la milonga de Borges. Sobre todo no es lo mismo ver morir y saber que a uno puede tocarle que estar seguro de que s¨®lo puede tocarle a otros, pobrecillos. Yo, por ejemplo, compadezco mucho a los magreb¨ªes y subsaharianos que se ahogan cuando las pateras se hunden en el Estrecho. ?Esas mujeres embarazadas, esos muchachos desesperados! Pero, claro, pese a toda mi compasi¨®n, no dejo de recordar que yo no soy de los que tienen que viajar en patera en busca de una improbable prosperidad. Suspiro por ellos, pero no me quitan el sue?o ni el apetito. Nunca espero verme en una triste almad¨ªa sobre las aguas traicioneras: esa desdicha es su destino, no el m¨ªo. Tambi¨¦n aqu¨ª, en Euskadi, hay quien viaja en patera y quien les compadece desde la orilla. T¨² y yo estamos en la patera, amigo Asier, mientras otros lamentan nuestra suerte o incluso nos advierten de que nunca debimos embarcar...
Ah¨ª tienes, por ejemplo, a Joseba Egibar, hombre compasivo fuera de toda duda. Para Egibar, el ministro Mayor Oreja es un "cobarde". A veces me cruzo por las calles de Donosti con Egibar, que pasea con su reto?o de la manita, despreocupado como un jilguero. Todo un valiente. En cambio, otros donostiarras como Mayor Oreja, Mar¨ªa San Gil o incluso algunos que no ejercemos ning¨²n cargo pol¨ªtico, tenemos que deambular entre escoltas y sobresaltos: ?cosas de cobardes! Seg¨²n Egibar, Mayor Oreja es "una bomba de relojer¨ªa". Pues ya ves, a Jos¨¦ Mari Korta se lo han llevado por delante poni¨¦ndole un Mayor Oreja en un coche a la puerta de su empresa y otro Mayor Oreja acaba de explotar en pleno barrio de Chamart¨ªn. ?Qu¨¦ bien hizo Egibar al advertirnos contra los peligros en que incurrimos padeciendo a tan nefasto ministro! Gran pol¨ªtico este Egibar: y muy beneficioso para el Pa¨ªs Vasco.
Es que en la privilegiada clase de los que no viajan en patera ocupan un lugar destacado los pol¨ªticos nacionalistas. Por ello resulta comprensible que algunos de quienes no lo son intenten mimetizarse con ellos, seg¨²n una estrategia de supervivencia convincentemente estudiada por los zo¨®logos darwinistas. F¨ªjate por ejemplo en el art¨ªculo del socialista navarro Jos¨¦ Luis Uriz (EL PA?S, 7 de agosto), escrito tras el asesinato de Juan Mari J¨¢uregui y titulado ?El siguiente, yo? El se?or Uriz se muestra especialmente inquieto porque ETA mate con el mismo celo a quienes se le enfrentan y a quienes desde la acera de enfrente le gui?an el ojo. El hombre cre¨ªa haberse hecho un seguro de vida con algunos art¨ªculos en Deia y llevando al congreso del PSOE no s¨¦ qu¨¦ ponencia sobre la reforma del marco institucional, pero ahora resulta que a lo mejor todav¨ªa sigue en peligro, como si no fuera heterodoxo y conspicuo denunciante del seguidismo al PP. ?Qu¨¦ desilusi¨®n! Para disimular un poco, Uriz se apresura a aclarar que el "yo" del t¨ªtulo de su queja es gen¨¦rico, y puede incluir tambi¨¦n a colegas del PNV y EA, de la corriente Aralar de HB y hasta a alg¨²n dirigente de ETA "bueno", que a lo mejor los hay. No, majico, no: mucho escribir en Deia, pero no te lo lees. All¨ª dej¨® claro Otegi que ETA no va a atentar contra los pol¨ªticos nacionalistas. Los hostigar¨¢, les quemar¨¢ los batzokis, pero de momento no va a matarles. Ya llegar¨¢ ese d¨ªa, en cuanto dejen de serle ¨²tiles en la futura Euskadi independiente donde habr¨¢ que competir por el reparto del poder. Pero ahora "no toca", como dir¨ªa el Honorable. ETA es abominable, y coherente: todos los que han elegido campo pol¨ªtico no nacionalista est¨¢n hoy en la l¨ªnea de tiro, aunque hablen de di¨¢logo hasta que la lengua se les seque en la boca. Los terroristas esperan que alguna vez llegue a "dialogarse" con ellos pero no buscando razones de buena voluntad sino clemencia.
?Y Jos¨¦ Mari Korta, que seg¨²n cuentan sus pr¨®ximos era abertzale? Por mucho que los nacionalistas quieran presentarle como una baja en sus filas, fue asesinado por ser un empresario vasco, de ¨¦sos que hace bien poco dejaron claro que no simpatizan con ninguna aventura soberanista y que pidieron respeto escrupuloso para el estatuto y la constituci¨®n. Y tambi¨¦n lo mataron por no pagar la extorsi¨®n, como advertencia a tantos que siguen pagando todav¨ªa, empresarios, comerciantes, profesionales, etc¨¦tera... ?hombre, pero si el impuesto revolucionario deber¨ªa desgravar ya en la declaraci¨®n de renta! De todas formas, no deja de ser indecente tanto ¨¦nfasis en el abertzalismo del fallecido, sobre todo cuando tambi¨¦n se proclaman muy abertzales los que le han matado a ¨¦l y a muchos otros que no lo eran. Tanto en el caso de J¨¢uregui como en el de Korta se insiste lacrimosamente en que "amaban mucho a su pa¨ªs". ?Qu¨¦ quiere decir
eso? ?Que lo amaban m¨¢s que Jos¨¦ Luis L¨®pez de Lacalle o que el subteniente Francisco Casanova? Albert Camus dej¨® escrito que ¨¦l amaba demasiado a su pa¨ªs para ser nacionalista... Pero, adem¨¢s, eso del "amor al pa¨ªs" puede ser muy elogiable, pero no es ninguna obligaci¨®n. Lo obligatorio es respetar a los conciudadanos, cumplir las leyes vigentes y defender las libertades democr¨¢ticas mediante las cuales podr¨ªan ser modificadas. Los otros "amores" patri¨®ticos vocingleros bien pueden ser patentes de corso para prebendas, cuando no coartada para cr¨ªmenes.
Vuelvo a tu caso, amigo Asier: no creas que me he olvidado de ti. Pero resulta que no es f¨¢cil darte un buen consejo. No quieres ni o¨ªr hablar de marcharte de aqu¨ª, la soluci¨®n m¨¢s frecuente (y a¨²n no veo a nadie pedir el "acercamiento" de todos los periodistas, profesores, empresarios o simples amas de casa que han tenido que irse para poder respirar en paz... por culpa, entre otros, de esos presos cuya proximidad tanto parece urgir). De modo que, aunque duela, s¨®lo te queda un remedio: hazte cura. Ya s¨¦, ya s¨¦ que siempre me has dicho que eres antifascista, antimilitarista y anticlerical, las tres razones por las que te opones al mal llamado MLNV. Si no te sientes capaz de una vocaci¨®n tard¨ªa, por lo menos disfr¨¢zate de cura. Por poco que sea verdad lo de que el h¨¢bito hace al monje, lograr¨¢s esa inimitable mezcla clerical de repudio a la violencia y comprensi¨®n de los violentos. Para ambientarte, puedes leer una nota reciente de la secretar¨ªa del episcopado donostiarra en la que se condenaban los cr¨ªmenes de ETA y tambi¨¦n se explicaba lo indeseable de una soluci¨®n policial del conflicto. Aprender¨¢s a decir con unci¨®n "di¨¢logo sin condiciones": nadie como un cura para vocalizar esa f¨®rmula, desde que murieron Gielgud y Alec Guiness. Adem¨¢s, no hay mejor detente bala en Euskadi que una sotana: ETA ha matado a gente de todos los gremios, pero a¨²n est¨¢ por estrenarse con los curas... y no ser¨¢ por falta de ellos. Pero ponte sotana como es debido, eh, nada de clergyman. Don Miguel de Unamuno llevaba clergyman perpetuo y ya ves que acabaron ech¨¢ndole a la r¨ªa de Bilbao. Empu?a el misal, c¨¢late la teja (?cuanto m¨¢s antiguo, mejor, los vascos no datamos!) y que Dios te coja confesado. Que nos coja confesados...
Fernando Savater es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la Universidad Complutense.
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