Hongos marcianos
"Unos raros hongos han sido encontrados sobre la superficie de Marte. ?Hay vida en Marte? No...Un momento...Esperen...?Son los hongos de los pies de Neil Armstrong!" Ah, ?qu¨¦ ustedes no lo saben? Por supuesto que hay vida extraterrestre. Hongos marcianos.Las ¨²ltimas informaciones de la prensa amarilla de Nunca-jam¨¢s sugieren que los hongos de los pies de Armstrong mutaron en el espacio interestelar tras el alunizaje, y se convirtieron -al abrigo de una basura espacial que les hizo de cueva templada- en una especie agresiva, una raza de aliens que ha invadido Marte y tal vez la Tierra, despu¨¦s de una breve evoluci¨®n que les prepar¨® para el gran salto: desde los pies de Armstrong, donde eran humildes y -al menos supuestamente- discretos, hasta la cumbre evolutiva de una raza depredadora, bajo cuya nueva forma se han tornado arrogantes e insolentes.
No podemos eludir responsabilidades: nosotros mandamos a Armstrong a la Luna. Nosotros le dimos de comer. Nosotros le vestimos y le subimos al cohete, a pesar de sus gritos y lamentos. Hablando claramente: la cagamos.
De las abruptas declaraciones hechas por ciertos iluminados que quedaron traumatizados tras la pel¨ªcula Encuentros en la tercera fase, podemos deducir que Marte ya ha sido colonizado, en secreto, por los Estados Unidos. Las familias ya viven all¨ª, en sus chalecitos con jard¨ªn. Los EEUU lo han llevado por lo bajini, m¨¢s que nada para que no haya una invasi¨®n de magreb¨ªes, o algo parecido, flotando en pateras siderales por el espacio hacia la nueva colonia. Todo ten¨ªa que estar atado, y bien atado. Pero algo comienza a aterrorizar a la colonia marciana. Las autoridades americanas son tajantes en su visi¨®n de las cosas: Am¨¦rica jam¨¢s se doblegar¨¢ ante los hongos de los pies de Armstrong. No obstante, en la colonia marciana, las cosas no est¨¢n tan claras.
"?Acaso no hab¨ªa nadie para controlar que Armstrong se lavase los pies antes del despegue?", pregunta el preboste de la colonia, el alcalde se?or Hill. "En Marte estamos hasta los mism¨ªsimos cataplines de la basura espacial. No tenemos apenas agua para ducharnos. Tenemos que esperar para salir del planeta a causa de los miles de part¨ªculas que giran en nuestra ¨®rbita. Este Universo es una cuadra. Adem¨¢s, desde que la Fundaci¨®n Guggenheim puso aqu¨ª su decimoctavo museo, no para de venir gente extra?a, verde, con antenas y gafas de sol. ?No me extra?a nada que los hongos de Armstrong hayan prosperado en este ambiente insalubre! El espacio es una charca", concluye el alcalde Hill, croando como una rana para darle m¨¢s ¨¦nfasis a sus palabras, y remata: "La humanidad est¨¢ harta de frotar y frotar, as¨ª que lo mejor ser¨ªa ensuciar lo menos posible".
Tras esta proclama ecologista del alcalde Hill -al cual algunos otorgan un oscuro origen en la Marbella terrestre, ahora en proceso de reconstrucci¨®n-, las autoridades han decidido desvelar al mundo la secreta colonizaci¨®n -A long, long time ago, que dir¨ªa Clinton- de Marte. Se pondr¨¢ en conocimiento de la poblaci¨®n mundial que, hace mucho tiempo, las autoridades de todos y cada uno de los pa¨ªses fueron sustituidas por clones id¨¦nticos al original. Para no incrementar las llamadas de tel¨¦fono al planeta rojo, traducidas en impuestos que tendr¨ªan que soportar los ciudadanos, los clones no se comunican, por suerte o por desgracia, con sus respectivos originales en Marte. La pragm¨¢tica consigna para todos, por parte de sus originales, ha sido: "No s¨¦, chico, improvisa".
Pero no todo el mundo est¨¢ inmerso en este caos. Mientras el planeta antiguo y el nuevo se sumen en la decadencia, mientras la humanidad se lamenta, una nave espacial se aleja, silenciosa, del mundo conocido y del mundo por conocer. Es una nave de titanio reluciente, construida con planchas que se deslizan en el vac¨ªo como las escamas de una ballena. Escrita sobre su lomo, con extra?os caracteres que brillan met¨¢licamente a la luz de una estrella moribunda, se lee la palabra Euskal Herr¨ªa. Tras uno de sus ojos de buey, un hombre parecido a Mister Spock -?o acaso es Ibarretxe?- escudri?a las oscuras profundidades del Universo ignoto. Que la fuerza le acompa?e.
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