Agua, pa?uelos y catavinos

El calor de agosto no ha perdonado ninguna de las dos jornadas de Feria que M¨¢laga lleva vividas. Se estren¨® el s¨¢bado con terral -viento seco- y temperaturas de 36 grados, y ayer el term¨®metro baj¨® algo, pero subi¨® la humedad ambiental, con lo que el resultado era el mismo: un sofoco tremendo.Pero a grandes males, grandes remedios. Hacia las 14.30 de ayer, el recinto ferial del Cortijo de Torres se desperezaba con la llegada de los primeros caballistas y de los juerguistas m¨¢s madrugadores. Y, al menos a esas horas, s¨®lo los primeros se hab¨ªan animado a enfundarse el traje t¨ªpico.

Por lo dem¨¢s, los atuendos eran variados, pero la juventud ha apostado claramente por lo m¨¢s c¨®modo: ropa ligera que permita darse un ba?o en alguna fuente sin desvestirse, pa?uelos en el pelo y catavinos al cuello.

Trajes de flamenca, pocos durante el d¨ªa. Y eso que el Real este a?o se ha entoldado entero para evitar desmayos. La brisa ligera permit¨ªa caminar a gusto por las avenidas, pero en las casetas era otra cosa. "Esto parece una sauna de Finlandia", exageraba poco una se?ora mientras esperaba turno en la barra.

Tal vez por el calor, algunas casetas permanec¨ªan cerradas a mediod¨ªa de ayer. Otras han inventado remedios como poner ventiladores o instalar aire acondicionado. Y si no, buen humor y paciencia. "Ni?o, dame algo calentito de comer, que mira c¨®mo vengo", bromeaba un orondo feriante ba?ado en sudor.

Calentito, lo que quisiera. Porque los platos t¨ªpicos de Feria en M¨¢laga, por mucho agosto que caiga, son los callos, la berza y las cazuelas de arroz. Claro que tambi¨¦n hay quien se los trae de casa. Algunos disfrazan una carretilla de mano de carreta rociera en miniatura, la llenan de viandas y se pasean por todo el Centro Hist¨®rico o el recinto ferial dando envidia a la concurrencia. Los hay que incluso cuelgan un jam¨®n en la trasera, se?al de que ese a?o el bolsillo ha dado de s¨ª.

La carretilla que se paseaba a mediod¨ªa de ayer por el ferial estaba vestida de tela verde con lunares blancos, y el tiro era un caballito de juguete con ruedas. Pero ¨¦sta no ten¨ªa jam¨®n -a lo mejor se lo hab¨ªan comido-.

En cualquier caso, no era el ¨²nico artefacto estrafalario. Por las avenidas del ferial merodeaban tambi¨¦n, a la caza de la bo?iga, algunos cochecitos de limpieza provistos de aspiradoras. El Real, al menos a primera hora, estaba como un zarcillo de limpio. Y los ni?os y j¨®venes m¨¢s atrevidos, tambi¨¦n; duch¨¢ndose en las fuentes de las plazas.