RYSZARD KAPUSCINSKI, PERIODISTA "La Uni¨®n Sovi¨¦tica mat¨® a la izquierda"
Kapuscinski pasa la mitad del a?o viajando. Ahora acaba de volver de Am¨¦rica del Sur y pasa los d¨ªas en su buhardilla de Varsovia, entre libros e improvisados tendederos de donde cuelgan innumerables notas manuscritas: un lugar muy humano y silencioso, sin ordenadores ni m¨¢quinas de escribir, donde el periodista describe a mano, lentamente, lo que ha visto.Pregunta. ?D¨®nde estaba en 1968?
Respuesta. En Chile y en otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina. Hab¨ªa una agitaci¨®n tremenda. Hac¨ªa poco que hab¨ªan matado al Che. El Che estaba presente en todos lados. Tambi¨¦n en los salones burgueses. Por cierto, que todav¨ªa hoy sigue en los salones, fotografiado, presente. Puro folclore inofensivo. Hab¨ªa una gran agitaci¨®n, ya le digo. En Am¨¦rica Latina se discute mucho. Pero en aquellos d¨ªas s¨®lo se discut¨ªa.
P. ?De qu¨¦ discut¨ªa usted?
R. Del golpe de Praga, por ejemplo. La izquierda latinoamericana pensaba que la primavera checa hab¨ªa sido un movimiento contrarrevolucionario.
P. ?Y usted qu¨¦ pensaba?
R. Bueno, yo conoc¨ªa ese mundo y sab¨ªa cu¨¢les eran las razones del levantamiento.
P. ?No era usted marxista?
R. No, aunque trabajaba en la agencia oficial polaca, que era el ¨²nico lugar donde pod¨ªa. El movimiento mundial de 1968 fue important¨ªsimo.
P. Hoy se tiende a ponerlo en duda.
R. Mire: ni antes ni despu¨¦s ha habido en el mundo un momento como aqu¨¦l, de tanta participaci¨®n y de tanta fe.
P. Pero se cuestionan sus resultados.
R. Aunque no hubiera dejado nada, aquella voluntad de los j¨®venes de cambiar algo en el mundo, en sentido real, fue un hecho. ?Un hecho indiscutible! Quiz¨¢ las cosas no cambiaron. Pero nunca jam¨¢s se ha repetido eso. Una fe tan masiva es un hecho hist¨®rico. Porque, normalmente, las gentes duermen. Entonces despertaron. Y algo m¨¢s: nunca, nunca jam¨¢s el establishment se hab¨ªa sentido tan inseguro y tan amenazado. Los poderosos no comprend¨ªan lo que estaba sucediendo. Hoy vuelven a estar seguros. Usted va a preguntarme tambi¨¦n por 1989...
P. S¨ª, iba a hacerlo.
R. Pues bien, 1989 tiene mucha menor importancia, como movimiento, que 1968. En 1989 se derrib¨® un edificio que estaba ya vac¨ªo. Se muri¨® un moribundo. Un pa¨ªs como Ucrania, de m¨¢s de cincuenta millones de habitantes, pudo alcanzar la independencia sin un solo tiro. ?Qu¨¦ quiere decir eso? Que 1989 fue s¨®lo un peque?o golpecito final en un movimiento que hab¨ªa empezado mucho antes y donde, por cierto, tambi¨¦n tuvieron gran influencia los acontecimientos de 1968.
P. ?Qu¨¦ papel cree que tuvo la gente, las masas, por decirlo en el antiguo l¨¦xico, en la ca¨ªda?
R. Escaso. S¨ª, hubo manifestaciones y dem¨¢s. Pero todo estaba decidido ya. Las ¨¦lites hab¨ªan abandonado el barco mucho antes. Ten¨ªan informaci¨®n y sab¨ªan que aquello no pod¨ªa durar. Por eso trataron de reciclarse como propietarios, que, por cierto, es lo que son ahora. Se dec¨ªa que el cambio no iba a ser posible porque el formidable poder del comunismo aplastar¨ªa la respuesta... Y nadie levant¨® un dedo para defender al sistema cuando lleg¨® la hora.
P. ?Qu¨¦ mat¨® al comunismo?
R. La burocracia. El sistema cay¨® por la burocracia. Pero el problema es que la Uni¨®n Sovi¨¦tica mat¨® tambi¨¦n al socialismo y a la izquierda.
P. Las conclusiones de su libro Imperio, sobre la Uni¨®n Sovi¨¦tica, son demoledoras. El comunismo no ha dejado nada. S¨®lo el dolor, que no tiene ninguna utilidad.
R. Eso es quiz¨¢ lo que piensa la mayor¨ªa de la gente, especialmente si son j¨®venes. Pero hay otros que se preguntan d¨®nde fue a parar su trabajo y su honradez. Hace alg¨²n tiempo me internaron en un hospital de aqu¨ª, de Varsovia. Hab¨ªa m¨¢s gente en la sala. Un d¨ªa se entabl¨® una discusi¨®n, ya t¨ªpica, sobre la herencia del comunismo. Entre j¨®venes y viejos. Los viejos se preguntaban, casi con l¨¢grimas, c¨®mo pod¨ªa decirse que no qued¨® nada cuando ellos pusieron lo mejor de s¨ª mismos, convencidos de que constru¨ªan otro mundo. Los datos y todo eso indican que no qued¨® nada; pero hay esta perspectiva psicol¨®gica de las gentes que complica mucho los an¨¢lisis: porque si no qued¨® nada del comunismo, no qued¨® nada de sus vidas: esto es lo que est¨¢n diciendo. Por otro lado, el comunismo no provoc¨® el atraso en el desarrollo de las naciones del Este. Nuestros pa¨ªses est¨¢n atrasados desde el siglo XVII, cuando quedaron al margen de la Europa de los descubrimientos y se convirtieron en graneros. Est¨¢bamos condenados al subdesarrollo: no s¨®lo por nuestras propias incapacidades, sino por el lugar donde nos hab¨ªa colocado la historia.
P. Ha dicho antes que la Uni¨®n Sovi¨¦tica acab¨® con el socialismo.
R. S¨ª, sin duda.
P. ?Entonces, c¨®mo se puede ser de izquierdas hoy?
R. De ninguna manera. Ya no hay izquierda. Ni derecha. Entramos en un mundo de otras definiciones. Los partidos ya no existen.
P. ?Qu¨¦ hay entonces?
R. ?sa es la gran pregunta. ?C¨®mo se organizan las sociedades hoy? Eso es lo que hay que preguntarse. A¨²n hay algunas estructuras partidistas, pero ya no son decisivas. Vivimos en un mundo de paulatino debilitamiento de todas las estructuras tradicionales. Incluso el Estado. El Estado est¨¢ en crisis. Han desaparecido estados en Europa, en ?frica. Las regiones parecen m¨¢s fuertes. Los Estados existen en sentido internacional, pero no interno. ?Y los sindicatos? ?Qu¨¦ me dice de los inexistentes y vac¨ªos sindicatos?
P. ?Cree que la aspiraci¨®n a la igualdad subsiste?
R. No, ni siquiera. La pobreza ya no genera revoluciones, sino acomodamientos. La adaptaci¨®n es la ¨²nica respuesta del pobre. El dinamismo se da en las emigraciones: pero s¨®lo una minor¨ªa sigue ese camino.
P. ?C¨®mo se ha conseguido esa conciencia resignada?
R. ?C¨®mo? ?Los medios! Los medios han difundido la consigna: la lucha no da resultados. Los pobres mueren sin ni siquiera saber lo que es la lucha. Desde ni?os ya aprenden a adaptarse: es el ¨²nico medio para sobrevivir. Se trata de una victoria de los medios. Y del posmodernismo pol¨ªtico. La gente siempre se organizaba, en sus luchas, alrededor de los centros, alrededor de las jerarqu¨ªas: como no existen centros y no existen jerarqu¨ªas, la ¨²nica soluci¨®n es ir cada uno por su cuenta y organizar en solitario la propia vida, la propia estrategia de supervivencia.
P. ?C¨®mo escribir entonces?
R. La tarea del intelectual est¨¢ clara: m¨¢s que nunca debe trabajar para describir estas situaciones, cr¨ªticamente, y para tratar de que la pobreza no siga enfrentada a su peor consecuencia: la ausencia absoluta de salidas, la sumisi¨®n a la cuna y al destino.
P. Se parece a la Edad Media.
R. Es la nueva Edad Media. Tiene raz¨®n Alain Minc.
P. Una Edad Media con periodismo.
R. ?sa es la gran novedad hist¨®rica.
P. Mayor novedad es que el periodismo sirva a la dominaci¨®n y a la resignaci¨®n.
R. La verdad es que ¨¦se parece ser su sentido global. Pero, claro, hay muchas maneras de ser periodista. Para m¨ª, el periodismo es una misi¨®n. Viajo solo, en condiciones duras, tratando de llegar hasta los olvidados. Hay que tener salud y voluntad y curiosidad.
P. ?No ha perdido la curiosidad con los a?os?
R. Cada vez tengo m¨¢s. Y cada vez vacilo menos a la hora de embarcarme en una nueva aventura. ?Sabe? Con ese riesgo pago mis libros y los hago fuertes. Y con lo que puedo llegar a ser fuerte. Hace a?os, cuando en la agencia polaca me dec¨ªan que estaba dando una visi¨®n incorrecta de la realidad, lo ¨²nico que me serv¨ªa era decirles: yo he estado all¨ª y vosotros no.
P. Tal vez por ello no hay verosimilitud, novelizaci¨®n, en ninguno de sus reportajes.
R. Lo que me ha interesado siempre es buscar una escritura que me sirviera para describir la realidad. Cuando era periodista de agencia me daba cuenta de que mis palabras no alcanzaban a describirla. Claro, que utilizaba muy pocas palabras. ?Ten¨ªamos poco presupuesto y cada palabra costaba lo suyo! Por eso me puse a escribir libros y de esta manera. En cuanto a la novela, nunca me ha interesado: la novela es una huida.
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