MOGOLL?N R?TMICO
- El futuro es cuesti¨®n de fe. El centro del mundo en Ibiza son las discos. No hay que darle m¨¢s vueltas. Cada mundo tiene su centro. En Oropesa es la pista de p¨¢del y la iglesia. De ello se deduce que las discos y las pistas de p¨¢del son templos religiosos. Los templos religiosos son religiosos porque en ellos todo el mundo supone que suceden m¨¢s cosas que las que se perciben. La religi¨®n, as¨ª a lo bruto, quiz¨¢ module muchas m¨¢s cosas de las que uno se atreve a suponer en el futuro. En el futuro es posible que la vida se module m¨¢s que por ideas, por sensaciones y suposiciones. Dos cosas que est¨¢n muy cerca de fe. La vida en el futuro puede ser terrible para el laicismo. Bueno. Son las 14.00, hora en la que mi reloj biol¨®gico me dice a) vete a comer un arrocete, pollo, y b) lo de siempre -verbigracia: "Esa se?orita de la microfalda, ?ser¨¢ ingeniera aeron¨¢utica?"-. No obstante, y en lo que vuelve a ser otra muestra de acopio de medios que caracteriza esta superproducci¨®n, estoy haciendo cola en la entrada de Space, la disco after-hours alfa-omega de Ibiza. - Who is who. La cola consiste en personas que quieren entrar gratis a la disco. Hay otra cola para paganos -pagan, ?glups!, 7.500-. Pero el tema en Ibiza es no pagar. Si pagas, eres uno m¨¢s. La cola en la que estoy es de personas cuya religi¨®n les hace suponer que no son uno m¨¢s. El portero nos ojea y nos hace un juicio final al respecto. Delante de m¨ª hay una se?ora alemana que lleva m¨¢s de 20 minutos intentando convencer al portero de que no es una m¨¢s, y que si lo parece, es un error. El portero se pone socialdem¨®crata y con juego de piernas, y le dice que cuando alguien parece uno m¨¢s siempre es un error. La candidatura de la alemana es desestimada. La alemana cae en las tinieblas exteriores. Me toca turno. Doy mi nombre y mi mejor sonrisa no-soy-uno-m¨¢s. No me sale muy fina. Hasta yo escucho el crujido de mi mejilla. Un crack. El portero eval¨²a mis posibilidades. Se comunica con el m¨¢s all¨¢ a trav¨¦s de su ordenador. Le dicen que O.K. Paso. ?Yupi!
- Casi una experiencia religiosa. Disco. Suena un acid-jazz suave. M¨¢gico. Cientos de personas bailan lentamente, con los brazos hacia arriba, de manera que uno sabe que algo placentero est¨¢ cayendo desde arriba. En sus labios nace una sonrisa, que parece un gusano simp¨¢tico. Nadie baila en corros. Todo el mundo baila abandonado a s¨ª mismo. En el centro de la pista, una chica abandonada a s¨ª misma baila desnuda; bueno, lleva unos taconazos. Una chica as¨ª llega media hora tarde a una cita, dice que no sab¨ªa qu¨¦ zapatos ponerse y todo el mundo comprar¨ªa. En otro extremo de la sala hay un grupo de actrices porno californianas. Uno las ve y comprende que a esas chicas las empiezan a operar a los cuatro a?os. Los se?ores cachas y las se?oritas si-existiera-un-tanga-m¨¢s-peque?o-ser¨ªa-m¨ªo bailan con los ojos cerrados. Parece que algo nos est¨¦ acariciando la frente a todos. Los no creyentes generalmente verbalizamos a Dios como algo que, indistintamente, te acaricia o te golpea. Cuando he hablado con creyentes al respecto, tambi¨¦n ha aparecido un Dios que te golpea y te acaricia. De ello se desprende que a) Dios puede o no puede ser, pero que b) los golpes y las caricias son. En los aleda?os de la pista, diversas personas duermen. Desde ayer. O desde hoy. Nadie se besa. Posiblemente, estamos en un gran beso. De vez en cuando un avi¨®n pasa por encima de la pista. El ruido del avi¨®n se integra en la m¨²sica. Un murmullo placentero sale entonces de los bailarines. Es el placer de que todo coincida. Hasta un avi¨®n. Todo el mundo bebe agua.
- Bailar es mirarse el ombligo. U otro ombligo. Va de ombligos, en todo caso. Me pongo melanc¨®lico. Disecci¨®n de la melancol¨ªa: a principios de d¨¦cada estaba en Londres, empezaba a sonar el house, la m¨²sica house era rara, la hac¨ªas en tu casa, con un cassio mangui, los viernes por la noche se corr¨ªa la voz, hab¨ªa una fiesta ilegal en cualquier sitio, ¨ªbamos a cualquier sitio, le peg¨¢bamos un patad¨®n a una f¨¢brica que hab¨ªa cerrado Thatcher, instal¨¢bamos los cacharros y bail¨¢bamos house, con los brazos hacia arriba, todos y todas con el torso desnudo. Cuando bailas con el torso desnudo, contrariamente a lo que se pudiera creer, miras el ombligo de la persona que tienes delante. O, al menos, ahora, esos ombligos es de lo ¨²nico que me acuerdo. Bueno. Eivissa. Ibiza. Mediod¨ªa. Disco. M¨²sica. Dentro de un ombligo. Sensaci¨®n de sentirte part¨ªcipe de tu ¨¦poca. Y s¨®lo por, ?guau!, 7.500 calas. Lo que apunta a que, por tanto, esta ¨¦poca es bella y cruel. Ma?ana sigo en Ibiza. Si se cruzan con un se?or acompa?ado de una cucaracha -Melanie, la cucaracha de mi habitaci¨®n; nuestra relaci¨®n sigue adelante-, no la pisen. Y, ya puestos, tampoco a m¨ª.
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