INTERNET LLEGAR? HASTA LA PIEL HUMANA
Primero se volver¨¢ inal¨¢mbrica y estar¨¢ en todas partes, se meter¨¢ por la madera e incluso bajo nuestra piel, cerca de nuestros nervios. Al final, desaparecer¨¢.Da la impresi¨®n de que Internet acaba de llegar, as¨ª que ?c¨®mo es posible imaginarnos qu¨¦ lo sustituir¨¢? Lo cierto es que las primeras versiones de la Red exist¨ªan ya en la d¨¦cada de los sesenta y los setenta, pero hasta mediados de los a?os noventa no empez¨® a tener un impacto p¨²blico serio. Desde 1994 la poblaci¨®n de usuarios ha crecido desde unos 13 millones hasta los actuales m¨¢s de 300 millones en todo el mundo. Aproximadamente la mitad de ellos est¨¢n en Norteam¨¦rica y la mayor¨ªa siguen accediendo a Internet a trav¨¦s de la red p¨²blica de tel¨¦fono.
?C¨®mo ser¨¢ Internet dentro de veinte a?os?
Al igual que sucede con el resto de la infraestructura, parecer¨¢ que Internet desaparece porque estar¨¢ en todas partes. Se acceder¨¢ a ella sobre todo a trav¨¦s de enlaces de radio de alta velocidad y baja potencia. La mayor parte de los aparatos de mano, fijos y m¨®viles, servir¨¢n para navegar por Internet. Esta tendencia es ya visible bajo la forma de tel¨¦fonos m¨®viles y de asistentes personales digitales preparados para Internet. Como los sirvientes de siglos pasados, nuestros servidores caseros charlar¨¢n entre s¨ª y con los de fuera.
En alg¨²n momento, esta armada de artilugios que fijamos a nuestros cuerpos como las herramientas del cintur¨®n de Batman, se fusionar¨¢n en una cantidad menor de aparatos con capacidad para funciones m¨²ltiples. Equipado con enlaces de radio, cualquier artefacto digital personal puede servir como control remoto de electrodom¨¦sticos, monedero digital, tel¨¦fono m¨®vil, carnet de identidad, estaci¨®n de correo electr¨®nico, libro, buscapersonas y puede que incluso como c¨¢mara digital. Seguro que habr¨¢ un nombre con gancho para esta cosita que valdr¨¢ para todo y que se conectar¨¢ a la Red, tal vez "aparato digital sin cable para transacciones electr¨®nicas en Internet", m¨¢s conocido por sus siglas en ingl¨¦s, WIDGET.
En el a?o 2020 habr¨¢ tantos electrodom¨¦sticos, veh¨ªculos y edificios conectados a la Red, que parece probable que en Internet haya m¨¢s cosas que personas.
La aparici¨®n de m¨¢quinas a nanoescala programables ampliar¨¢ Internet a cosas del tama?o de mol¨¦culas que podr¨¢n inyectarse bajo la piel, lo cual har¨¢ posible seres humanos con acceso a Internet. Dichos mecanismos evitar¨¢n una estancia en el hospital a pacientes que de otro modo tendr¨ªan que ser internados para someterse a observaci¨®n. El procesador de lenguaje utilizado en implantes en el caracol del o¨ªdo para sordos podr¨ªa conectarse f¨¢cilmente a Internet. Escuchar la radio por la Red podr¨ªa ser pronto una experiencia directa del ordenador al cerebro.
La Red sufrir¨¢ una transformaci¨®n considerable cuando las tecnolog¨ªas ¨®pticas permitan la transmisi¨®n de muchos billones de bits por segundo en cada filamento de la red principal de fibra ¨®ptica de Internet. El n¨²cleo de la Red seguir¨¢ siendo ¨®ptico, y los bordes usar¨¢n una mezcolanza de tecnolog¨ªas de acceso que ir¨¢n desde radio y rayos infrarrojos hasta fibra ¨®ptica y las antiguas l¨ªneas telef¨®nicas de cables de cobre de dos hilos entrelazados. Por entonces Internet se habr¨¢ ampliado por medio de una red interplanetaria para operar en el espacio exterior.
?De qu¨¦ modo afectar¨¢ a nuestras vidas este acceso omnipresente a Internet? Una parte cada vez mayor de la informaci¨®n del mundo ser¨¢ accesible instant¨¢neamente y desde cualquier parte. En caso de emergencia, nuestro historial m¨¦dico estar¨¢ disponible para una consulta m¨¦dica a distancia con especialistas y posiblemente incluso cirug¨ªa a distancia. M¨¢s y m¨¢s aparatos tendr¨¢n acceso al Sistema de Localizaci¨®n Global (GPS), con lo que aumentar¨¢ el valor de las bases de datos de ¨ªndice geogr¨¢fico. La utilizaci¨®n del GPS con los programas inform¨¢ticos de comprensi¨®n de la voz que est¨¢n actualmente en desarrollo, nos permitir¨¢ obtener direcciones desde nuestros WIDGETS con la misma facilidad con que antes las consegu¨ªamos preguntando en una gasolinera. Un ejemplo: vamos en el coche y le preguntamos a nuestro WIDGET el nombre del restaurante tailand¨¦s m¨¢s pr¨®ximo, obtenemos la respuesta, hacemos una reserva y luego nos explica la manera de llegar. De hecho, puede que el coche sea lo bastante inteligente como para ocuparse de todo el asunto.
?Tiene alg¨²n inconveniente una sociedad atiborrada de informaci¨®n y de las herramientas precisas para procesarla?
La intimidad se vender¨¢ cara. A pesar de nuestra inclinaci¨®n a renunciar a la intimidad a cambio de la comodidad, puede que nuestras experiencias en la Red hagan que echemos de menos el anonimato del pasado.
?Qui¨¦n deber¨ªa tener acceso a nuestro historial m¨¦dico y nuestros datos financieros, y c¨®mo va a controlarse ese acceso? ?Seremos capaces de buscar y utilizar la vasta informaci¨®n almacenada en Internet sin dejar caer las migas de nuestros cookies por toda la Red? ?C¨®mo se gravar¨¢n las transacciones comerciales y ante qu¨¦ tribunales se resolver¨¢n las disputas sobre operaciones comerciales electr¨®nicas? ?C¨®mo se va a proteger la propiedad intelectual? ?C¨®mo vamos a demostrar que se firmaron determinados contratos en una fecha concreta o que sus t¨¦rminos y condiciones no han sido modificados electr¨®nicamente?
Existen respuestas t¨¦cnicas para muchas de estas preguntas, pero para resolver algunas de ellas ser¨¢n necesarios acuerdos internacionales muy escrupulosos.
Aunque, en vista de los ataques con virus, puede que lo m¨¢s espantoso sea percatarnos de que cada vez m¨¢s dependeremos de la fiabilidad de Internet. Hacer este sistema de millones de redes suficientemente s¨®lido y resistente es un reto para la generaci¨®n actual de ingenieros de Internet. El fracaso podr¨ªa significar un futuro cada vez m¨¢s fr¨¢gil. Pero soy optimista. Viviremos en un mundo donde abundar¨¢ la informaci¨®n y las herramientas necesarias para utilizarla sabiamente.
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