Por fin toros
Los toros del Marqu¨¦s de Domecq, luc¨ªan una hermosa estampa, la mayor¨ªa con cinco hierbas, bien puestos de pitones y de ri?ones. Nada exagerado, lo suficiente para hacer una buena y desacostumbrada corrida de toros.Cuando un toro llega a la muleta tan boyante como lo hizo el cuarto, hay que plantearse la faena en intensidad y no en extensi¨®n. S¨ª, a pesar de todo, se elige el camino del mal gusto, hay que exigir, al menos, un 80% de pases buenos, en redondo y rematados atr¨¢s, camino que, indefectiblemente, nos llevar¨¢ a la buena senda de lo intenso. Joselito se abon¨® a la l¨ªnea recta y, de esa manera, desperdici¨® el 70% de los cites. Dibuj¨® una faena con altibajos, renunciando a pintar una docena de carteles de toros. Cierto es que se pueden entresacar cuatro o cinco y que la estocada, aguantando en la suerte contraria, fue buena, pero se ech¨® de menos la necesidad de autoafirmaci¨®n del diestro y el querer decir de una vez "aqu¨ª estoy yo".
Domecq / Joselito, Mora, Juli
Toros del Marqu¨¦s de Domecq, bien presentados y bravos. Al 4? se le dio la vuelta al ruedo justamente. Joselito: ovaci¨®n y saludos; dos orejas. Eugenio de Mora: ovaci¨®n y saludos; palmas. El Juli: oreja; oreja.Plaza de Almer¨ªa, 21 de agosto. 2? de abono. M¨¢s de tres cuartos de entrada.
En el primero, Joselito hab¨ªa desgranado una nana muleteril que durmi¨® a los espectadores buenos. Mat¨® de un metisaca en el s¨®tano y de una estocada desprendida.
Eugenio de Mora no se enter¨®; tan poca costumbre tienen de ver toros, que no son capaces de reconocerlos cuando los tienen delante. El segundo se meti¨® a sastre y le descosi¨® el vestido por mala parte nada m¨¢s empezar. Entr¨® al caballo, unas veces bien y otras mal, alrededor de seis veces y, cada vez que arrancaba, lo hac¨ªa en series. El matador, sencillamente, no pudo; acab¨® de una estocada baja.
En el quinto correte¨® por todos los sitios sin quedarse quieto donde deb¨ªa: d¨¢ndole distancia por el pit¨®n izquierdo. Tampoco supo de qu¨¦ iba. Mat¨® de media y dos descabellos.
El Juli, indudablemente, tiene capacidad para marcar la diferencia y, cuando la torer¨ªa anda con el agua al cuello, ¨¦l recibe al toro con una larga cambiada de rodillas, contin¨²a con ver¨®nicas rodilla en tierra y acaba de pie ganando sitio y gan¨¢ndose al p¨²blico. A la hora de banderillear, s¨®lo lo hizo en el tercero, con m¨¢s vistosidad que otra cosa. Con la muleta fue ella en los dos toros; ah¨ª, El Juli tiene que repasar lecciones atrasadas, desde la letra "a", teniendo en cuenta que conoce bien la "v" de valor. Es curioso que tor¨¦e mejor de rodillas que de pie. Y eso ocurri¨® ayer; esperemos que de lo curioso no se pase a lo aberrante. Otras veces, esta misma temporada, El Juli ha sabido inyectar una ciencia a su muleta de la que ayer careci¨®. A la hora de matar, en cambio, un ca?¨®n.
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