Dollar Selmouni: la historia de un caso perdido que resucit¨® como talento de la m¨²sica espa?ola
Naci¨® en la c¨¢rcel de Soto del Real mientras su madre cumpl¨ªa condena y estuvo tres a?os en un centro de menores. Ahora ha fichado por una multinacional e inicia su carrera de actor con Daniel Calparsoro y una serie para Netflix
Esta historia comienza en la c¨¢rcel. En la de Soto del Real, Madrid. All¨ª naci¨® hace 24 a?os Jamel Selmouni Guerrero mientras su madre cumpl¨ªa una condena por tr¨¢fico de drogas. La narraci¨®n visitar¨¢ un centro de menores mallorqu¨ªn, donde este chico de adolescencia conflictiva pas¨® tres a?os. Tambi¨¦n pasaremos por Argelia, por poblados degradados, por trapicheos en Magaluf¡ Pero ahora estamos en una estrech¨ªsima (apenas metro y medio) y larga callejuela en un barrio humilde de Palma, donde no llegan los relajados lujos de los turistas que acuden masivamente a la isla. Aunque tampoco falta de nada. ¡°?Quieres una cerveza? ?No? ?Agua, algo de comer?¡ ?Te apetece un porrito?¡±, le ofrecen al periodista antes de la entrevista. Lo llaman el Callej¨®n (un nombre b¨¢sicamente descriptivo: si te cruzas con alguien debes ponerte de perfil para no chocar) y se encuentra en la calle Vivero, donde reside Selmouni. Aqu¨ª, entre las estrecheces de cemento de este pasadizo, fuma, escucha m¨²sica, coleguea y pasa buena parte de su tiempo un joven cuya vida estaba condenada, un caso perdido que ha logrado enderezarse y camina firme para convertirse en una estrella de la m¨²sica espa?ola y quiz¨¢ de la interpretaci¨®n.
La madre de Dollar Selmouni (su nombre art¨ªstico) muri¨® hace cinco a?os ¡°por cuestiones de drogas¡± despu¨¦s de pasar dos d¨¦cadas en diferentes penitenciar¨ªas, la ¨²ltima en Mallorca. No pudo comprobar el talento de su hijo, cuya carrera arranc¨® hace cuatro a?os. ¡°Cuando habl¨¦ con compa?eras suyas de la c¨¢rcel me dijeron que ella se refer¨ªa a m¨ª como ¡®el que canta¡±, relata el m¨²sico, todo vestido de ropa deportiva blanca, con cadena de oro al cuello y varios anillos tambi¨¦n dorados. Ella, la madre, ten¨ªa sangre gitana; su padre es un argelino que lleg¨® a Mallorca con 18 a?os y un objetivo en la cabeza: triunfar como futbolista. ¡°Pero me lesion¨¦. Y ahora m¨ªrame¡±, se r¨ªe el padre ante la evidencia de su sobrepeso. Le llaman Samba, como el local especializado en comida kebab que regenta en Palma. A pesar de llevar m¨¢s de 30 a?os en la isla (tiene 52) no habla bien castellano. Lo advierte ¨¦l mismo. Baleares ostenta una de las tasas de inmigraci¨®n m¨¢s altas de Espa?a. Muchos provienen de la Uni¨®n Europea, clases acomodadas que acaban comprando una residencia en las islas. Pero tambi¨¦n acuden africanos (sobre todo marroqu¨ªes), b¨²lgaros o rumanos, que se ganan la vida en el sector de la construcci¨®n y servicios.
A Samba, el restaurante, llegan muchos chavales isle?os a buscar la foto con el ¨ªdolo local. Saben que Dollar trabaj¨® de camarero en el establecimiento de su padre, pero lo dej¨® hace tiempo. Public¨® en 2019 un disco llamado Los ni?os, el principio de todo. Despu¨¦s lleg¨® la pel¨ªcula de Daniel Calparsoro Hasta el cielo (2020), la serie ?dolo (pr¨®ximamente en Netflix), ahora rodar¨¢ Centauro (de nuevo con Calparsoro) y editar¨¢ a finales de septiembre su segundo disco, Dollar Selmouni, donde incluye una sorprendente versi¨®n de El sitio de mi recreo, el cl¨¢sico de Antonio Vega. Pero el joven no mira al a?ejo pop espa?ol. Es un artista de este tiempo. Su m¨²sica es tan de la calle como del universo digital: se consume en estos dos terrenos, tan aparentemente distantes. Una mezcla de soul, hip hop, electr¨®nica, latinismo¡ ?Qu¨¦ hace distinto a Dollar del resto de artistas espa?oles de la llamada m¨²sica urbana? Su personal voz, que no utiliza autotune (un procesador de voz muy presente en el pop actual), que huye del lenguaje soez (tambi¨¦n habitual en el g¨¦nero), que aporta un pellizco flamenco y, sobre todo, que tiene una historia que contar, la suya, y la entona desde la verdad de haberla sufrido.
En una de sus canciones, Duele, Dollar canta sobre los escombros de lo que ha sido su vida: ¡°Y si t¨² sabes lo que es llorar. / Y si t¨² sabes lo que es sentir. / Si has estado encerrado. / Has perdido algo cercano por la droga muy cerca de ti¡±.
Al principio del encuentro, el m¨²sico se precipita con esta declaraci¨®n: ¡°Soy buen t¨ªo, ?eh? No busco peleas, porque todo acaba mal. Evito los problemas. Y la m¨²sica es una v¨¢lvula de escape que me ha hecho crecer como persona, madurar como hombre y entrar en una sociedad donde no estaba. Ahora, gracias a la m¨²sica, estoy integrado en la sociedad. Pago impuestos y todas estas cosas. ?Me entiendes?¡±.
Selmouni pas¨® en un centro de acogida mallorqu¨ªn sus primeros a?os. Apenas convivi¨® con su madre. Luego se instal¨® con su padre y la nueva pareja de este. Pronto dej¨® el colegio y comenz¨® a frecuentar las calles de Palma. Trastadas, trapicheos, algunas cosas m¨¢s serias¡ De los 14 a los 16 se acostumbr¨® a las impersonales habitaciones de un centro de menores. ¡°He estado mucho tiempo encerrado por malo y conflictivo. Cuando uno no se est¨¢ quieto y no estudia, pues hace esas cosas¡ Era un demonio. Faltaba al respeto a los educadores y hac¨ªa muchas gamberradas. Ingres¨¦ como el m¨¢s peque?o del centro, un ni?o hiperactivo que no hab¨ªa encontrado lo que le pod¨ªa tranquilizar. No hab¨ªa encontrado mi sitio¡±.
Su padre le envi¨® con 16 a?os a Argelia con unos familiares para evitar otra temporada en el centro de menores. ¡°Estuve un a?o con mi abuela. Lo pas¨¦ fatal. Aquello no es Marruecos, que al menos hay turistas. No lo quiero ni recordar¡±, apunta. De vuelta a casa, cuando cumpli¨® 18 solo ten¨ªa un camino: instalarse con parte de su familia materna en El Hoyo, un poblado chabolista, el mayor supermercado de la droga de Palma. Pero su pasi¨®n por la m¨²sica le salv¨®. Una moneda de 50 c¨¦ntimos le permit¨ªa media hora de conexi¨®n a internet en ¡°un c¨ªber¡±. Michael Jackson, Whitney Houston, Camar¨®n, Parrita, Pitingo¡ Ese era parte de su men¨². Y comenz¨® a hacer sus ¡°cosillas¡± con la m¨²sica.
El productor musical mallorqu¨ªn Kvinz, 29 a?os, supone una pieza clave en el proyecto de Dollar. Los dos grabaron Los ni?os en una peque?a habitaci¨®n del piso mallorqu¨ªn del productor. Con un micr¨®fono de 80 euros. ¡°Yo hac¨ªa electr¨®nica. Nunca hab¨ªa escuchado mucho hip hop ni m¨²sica urbana. Pero cuando empez¨® a cantar Dollar pens¨¦: ¡®Madre m¨ªa¡¯. Es de una gran pureza. Su estilo es personal¨ªsimo, no se puede comparar a nadie. Y vers¨¢til: soul, hip hop, reguet¨®n¡¡±.
Igual de sorprendido se qued¨® Calparsoro cuando buscaba para el reparto de Hasta el cielo (a?o 2020) a chicos callejeros sin experiencia en la interpretaci¨®n. ¡°Hicimos un casting y enseguida comprob¨¦ su talento natural para la interpretaci¨®n. Luego descubr¨ª su m¨²sica, que me impresion¨®. Cuenta cosas duras con profundidad y a la vez belleza. Una dureza cantada muy suave. No lo hab¨ªa visto antes¡±, comenta el cineasta por tel¨¦fono.
Con sus canciones sumando escuchas en las plataformas (Chacho acaba de superar los 12 millones en Spotify) lleg¨® la oferta de una multinacional. Ejerci¨® de intermediario Jan Peris, su manager. ¡°Despu¨¦s de cuatro a?os juntos a¨²n me sorprende el sentimiento que desprende al crear o interpretar y me encanta ver la cara de sorpresa cuando alguien lo descubre por primera vez¡±, se?ala Peris, que reconoce que el reto del d¨ªa a d¨ªa ¡°es domar a un alma libre¡±.
Lo comprob¨® el d¨ªa de la firma con Warner. Acompa?¨® a Dollar, que entr¨® en el despacho donde le esperaban dos ejecutivos de la multinacional. Despu¨¦s de unos tibios saludos, solt¨®: ¡°Lo primero que quiero deciros es que sois unos ladrones¡±. ¡°Los de Warner se miraron entre ellos y soltaron una carcajada¡±, cuenta el manager. Dollar se encendi¨® un porro, se relaj¨® el ambiente y se firm¨® el contrato. El resultado es el segundo disco, Dollar Selmouni, ya grabado en un estudio profesional, con presupuesto, la intervenci¨®n de m¨²sicos de calidad¡ Y la infraestructura de una compa?¨ªa potente para lanzar al artista.
Hace unos meses Dollar pas¨® por el programa de entrevistas La Resistencia: tom¨® el control desde el primer minuto con naturalidad y simpat¨ªa. David Broncano, el presentador, lo ¨²nico que pudo hacer fue dejarse llevar. Hace unos cinco a?os le preguntaron en una entrevista a C. Tangana, que por esa ¨¦poca solo era conocido en el ¨¢mbito hiphopero, con qui¨¦n le gustar¨ªa colaborar. Dijo que con una chica llamada Rosal¨ªa (que a¨²n no hab¨ªa grabado) y con Dollar Selmouni. ?l se r¨ªe al recodarlo: ¡°Con Rosal¨ªa s¨ª colabor¨®; de m¨ª se ha olvidado¡±. Lo que s¨ª ha hecho es cantar con Mala Rodr¨ªguez en la pieza estrella de la pel¨ªcula Hasta el cielo. Tambi¨¦n ha actuado en festivales ante miles de personas como Madrid Salvaje o Vi?arock, junto a su ¡°brother¡± mallorqu¨ªn FernandoCosta.
¡°Transparencia, humildad, respeto¡±, no para de decir el cantante sobre sus cualidades. Una vecina avanza por el Callej¨®n. Dollar se tiene que apartar para que pueda pasar. A la se?ora, que lleva una bolsa de la compra y cojea levemente, le informan de que el m¨²sico est¨¢ haciendo una entrevista y dice: ¡°Buen chico, buen chico. Ponen la m¨²sica muy alta, pero nunca en horas de descanso¡±. ¡°Gracias, reina¡±, responde con desparpajo el cantante.
Desde que nos hemos encontrado, hace unas tres horas, no ha sacado el tel¨¦fono m¨®vil. Dice que no se hizo con uno hasta que cumpli¨® 20 a?os. Tampoco tiene ordenador. Ahora suena su m¨®vil. Es su hermano Gabriel, 36 a?os, que tambi¨¦n reside en Palma. Despu¨¦s de un saludo cordial, Dollar le propone una visita a su barrio ¡°con los periodistas¡±. Se concluye que no procede. ¡°Es una zona peligrosa. Mucha gente mala¡±, apunta el m¨²sico. En la canci¨®n Maldito dinero, Dollar entona: ¡°Cuando me llam¨® mi hermano que le iban a meter preso, no supe ni qu¨¦ decirle, no pude tratar con eso./ Ya dej¨® de ser un juego cuando en todo entr¨® el primero./ El ¨²nico culpable fue el dinero¡±.
El padre de Dollar vive con su nueva compa?era desde hace a?os. Mari Carmen se llama y se crio en Palma. La pareja tiene tres hijas, hermanas por tanto del m¨²sico. A Mari Carmen, de 53 a?os, le gusta el tecno, ¡°pero tambi¨¦n Whitney Houston o Michael Jackson¡±, m¨²sica que se escuchaba en casa mientras Dollar crec¨ªa. ¡°Me ha dado alg¨²n disgustillo, pero siempre con buen coraz¨®n. Desde hace unos a?os est¨¢ centrado en la m¨²sica. Y mucho mejor¡±, se?ala Mari Carmen, que ha ejercido de tutora del m¨²sico ante la ausencia de la madre natural.
Aparece por el Callej¨®n su amigo Adri¨¢n, un chico de 23 a?os que trabaja de asistente social con personas mayores. ¡°Tiene un don para la m¨²sica y unas letras aut¨¦nticas. Lo ha pasado muy mal: ha estado muchos a?os encerrado¡±, afirma sobre su colega. Los dos relatan que hace unas semanas acudi¨® la polic¨ªa al Callej¨®n. Cerraron la calle y comenzaron a cachear y a pedir la identificaci¨®n a algunos. Dollar asegura que forcejearon con ¨¦l sin raz¨®n. ¡°En el libro de familia consta que nac¨ª en Soto del Real, en la c¨¢rcel. Pero en mi DNI pone que nac¨ª en Argelia. Fue un error de mi padre cuando fue a hacerlo. Como no hablaba espa?ol ni sab¨ªa escribir bien no lo supo explicar y acabaron equivoc¨¢ndose. Yo creo que cuando cierta gente ve el lugar de nacimiento me trata de forma m¨¢s severa. S¨ª, seguramente tiene que ver con el racismo. Yo me siento orgulloso de mi sangre argelina, pero para evitar problemas de este tipo es posible que arregle lo del carnet de identidad¡±.
La droga dura es un asunto tab¨² en el c¨ªrculo de Dollar, por la degradaci¨®n que ha producido en la parte materna de su familia. ¡°A m¨ª no me interesa, pero si fuera as¨ª ni la tocar¨ªa por respeto a ¨¦l¡±, afirma su amigo Adri¨¢n sobre las sustancias. El m¨²sico tampoco prueba el alcohol. Bebe agua, refrescos¡ Eso s¨ª, el hach¨ªs forma parte de su d¨ªa a d¨ªa. Se fuma varios porros durante la jornada que pasamos con ¨¦l. ¡°Lo necesito para tranquilizarme. Es que soy hiperactivo¡±, desliza.
Con el primer dinero que ha ganado se est¨¢ haciendo una casa al lado de su familia y pegada al Callej¨®n. All¨ª vivir¨¢ con su pareja, una chica mallorquina. Porque no quiere dejar el barrio, aunque ya le han propuesto trasladarse a Madrid o Barcelona, lugares m¨¢s id¨®neos para su proyecci¨®n art¨ªstica. Mientras se relaja comiendo un kebab en el bar de su padre cuenta que Kiko Rivera (que, recordemos, trabaja de dj) le envi¨® hace unas semanas un mensaje privado en una red social. ¡°Quiere colaborar conmigo¡±. ?Lo har¨¢? ¡°No es mi rollo¡±. Y sonr¨ªe antes de hincarle el diente a la ternera marinada.
Descubra las mejores historias del verano en Revista V.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.