B¨¦cquer
En Babelia del pasado 12 de agosto, p¨¢gina 7, Miguel Garc¨ªa-Posada alude a nuestra edici¨®n cr¨ªtica de una leyenda desconocida de B¨¦cquer, Unida a la muerte (Algaida, Sevilla, 1999), publicada por primera vez en diciembre de 1929. Asegura el cr¨ªtico sevillano que se trata de una "leyenda ap¨®crifa atribuida al poeta por Fernando Iglesias Figueroa en los a?os veinte". Nada m¨¢s lejos de la verdad, entre otras razones, porque este autor public¨® sus P¨¢ginas desconocidas de Gustavo Adolfo B¨¦cquer en 1923, cuandola leyenda a¨²n no se hab¨ªa editado, ni Figueroa se refiere a ella en ning¨²n momento. ?sta y otras muchas razones, que explicamos por extenso en nuestro estudio y en una aportaci¨®n de nuevos datos y argumentos que hicimos a trav¨¦s de este mismo peri¨®dico (28-10-99, edici¨®n de Andaluc¨ªa), descartan toda vinculaci¨®n posible de Figueroa con el relato en cuesti¨®n.Por eso nos extra?a que Posada insista en la estela que dejaron unas infortunadas e improvisadas declaraciones de Rafael Montesinos, nada m¨¢s publicarse nuestro estudio. En ellas asegur¨® el poeta que Unida a la muerte es una impostura del socorrido Iglesias Figueroa, con lo que demostr¨® su desconocimiento total de la obra en litigio, que, sin embargo, no quiso admitir, pero que redonde¨® d¨ªas despu¨¦s con declaraciones a¨²n m¨¢s peregrinas. As¨ª, cuando dijo que la IX de las Cartas desde mi celda tambi¨¦n es ap¨®crifa. Esta carta se public¨® en vida de B¨¦cquer el 6 de octubre de 1864, pero Montesinos necesitaba desacreditarla, pues casualmente lleva la misma dedicatoria que Unida a la muerte: "A la se?orita M. L. A.". Atenci¨®n: la nota preliminar de esta leyenda dice exactamente: "La dedicatoria coincide con la de la ¨²ltima Cartas desde mi celda". Si Figueroa hubiese escrito esto habr¨ªa dicho "la pen¨²ltima", pues ¨¦l hab¨ªa publicado una d¨¦cima carta en 1923, que no lleva dedicatoria alguna.
Va para a?o y medio que nuestra edici¨®n sali¨® a la calle y hasta ahora nadie la ha refutado con verdaderos argumentos. Siempre cre¨ªmos que la validez de nuestro trabajo s¨®lo ser¨ªa refrendada por el tiempo, pues choca demasiado frontalmente con los prejuicios que pesan sobre el desdichado autor de las Rimas, secuestrado por sus propios amigos y por la literatura oficial en la imagen t¨®pica del so?ador enfermizo, y no en la verdad del hombre activo y de pensamiento heterodoxo, aunque camuflado, a la que apunta Unida a la muerte.- F¨¦lix Morales Prados y Antonio Rodr¨ªguez Almod¨®var. Sevilla.
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