Z¨¹lle reina en el d¨ªa de los resucitados
El suizo se coloca l¨ªder, Olano revive y Ullrich prefiere no arriesgar en la primera etapa
Ullrich, Ullrich, Ullrich... De tanto pronunciarse su nombre, se desgast¨®. O ¨¦l quiso que se desgastara. Quiz¨¢ no quiere m¨¢s responsabilidades de las imprescindibles desde el principio. Y por eso se dej¨® llevar, no quiso arriesgar en una primera etapa con algunas trampas para los corredores demasiado osados. ?Tan sobrado se sentir¨¢? ?Ser¨¢ cierto lo que ¨¦l afirma, que piensa m¨¢s en Sydney? En unas semanas se despejar¨¢n las inc¨®gnitas. Otros no piensan m¨¢s que en lo que deben, en la Vuelta y en la manera de reivindicar su clase. La primera etapa resucit¨® a dos corredores que parec¨ªan enterrados: Z¨¹lle y Olano. Ellos ense?aron c¨®mo las piernas no s¨®lo funcionan al son de la fuerza de cada uno, de lo m¨¢s o menos especialista que uno sea, de lo mejor o peor que se le d¨¦ el circuito, o de lo centrado que uno se sienta. Tambi¨¦n el orgullo tiene una parte de responsabilidad. Cada uno a su manera, los dos lo ten¨ªan pinchado. Con Z¨¹lle no se necesitan muchas cr¨ªticas para que se sienta arrinconado, fuera de lugar. Adem¨¢s, el factor suerte no va con ¨¦l. Por motivos de lo m¨¢s dispar, siempre tiene que nadar contracorriente. V¨¦ase su ¨²ltima gran cita, en el Tour. Empez¨® mal y acab¨® peor, apeado en cuanto la carrera toc¨® suelo suizo. Termin¨® la carrera y Z¨¹lle entraba dentro de la generaci¨®n arrinconada del 68. Los j¨®venes parec¨ªan quitarles el sitio. Pero tienen futuro.
Y qu¨¦ decir de Olano. A ¨¦l no s¨®lo lo han arrinconado los dem¨¢s. Incluso ¨¦l mismo se hab¨ªa descartado. Son enga?os que de vez en cuando se desprenden de los propios sentimientos. En Futuroscope, antes del Tour, dec¨ªa sentirse como nunca. Acab¨® casi a rastras. Con la humillaci¨®n de ver al corredor espa?ol con mejor palmar¨¦s en el autob¨²s, subiendo puertos al estilo cicloturista. Pero Olano, ganador de la Vuelta en un tiempo no tan lejano (1998), todav¨ªa existe. O al menos contra el reloj. Otro asunto puede ser la monta?a.
La reivindicaci¨®n de los ex ganadores de la Vuelta, Z¨¹lle (1997) y Olano, que llegaron a la meta separados por dos segundos, anim¨® la etapa de M¨¢laga. Porque ellos sent¨ªan que deb¨ªan arriesgar m¨¢s que el resto. Los especialistas, en cambio, se desentendieron: Gontchar, Kl?den, Alberto Mart¨ªnez (con excusa por su enfermedad), Santos Gonz¨¢lez... S¨®lo los corredores del Vitalicio se encendieron las pilas. Una costumbre en ellos. Suyas fueron las contrarreloj en el Giro. En M¨¢laga, Hruska y Pe?a se tuvieron que conformar con escoltar a los dos ex ganadores de la Vuelta. Igor Gonz¨¢lez de Galdeano no tuvo esta vez como aliado al clima para revalidar su triunfo en el arranque. Pero sigue en la zona que se le presupon¨ªa.
A los no especialistas no se les puede exigir tanto. Por eso sorprende que Heras perdiera menos de un minuto (49 segundos con Z¨¹lle). ?l obtuvo el triunfo honor¨ªfico entre la clase escaladora. Sobresali¨® muy por encima de Botero, Escart¨ªn o, por supuesto, Jim¨¦nez. Fue como un aviso, como una respuesta a la responsabilidad de llevar el peso del n¨²mero 1 (el 101, para ser exactos) dentro del Kelme, del superkelme que ha tra¨ªdo Vicente Belda a la Vuelta.
?Y la nueva generaci¨®n? ?Qu¨¦ pas¨® con ellos? Que todav¨ªa deben aprender, o que prefieren cuidarse. Haimar Zubeldia, ya desde la ma?ana, no ve¨ªa claro el circuito, impresionado por las curvas del comienzo, por el viento que soplaba, por el repecho de El Rodeo -m¨¢s inclinado de lo que esperaba-, por el descenso, que de cogerlo demasiado entusiasmado pod¨ªa llevarle a uno contra el asfalto de abajo, justo en el cruce con la calle Miguel Indur¨¢in. ?l y todos los dem¨¢s ne¨®fitos en la Vuelta se lo tomaron con calma. Para ganar ayer se hac¨ªa necesario un brote de rabia. La que ten¨ªa acumulada Alex Z¨¹lle, el irregular, elegante y miope Z¨¹lle; un corredor que pese a las dudas que despierta ha marcado una historia en la Vuelta: nadie se ha enfundado m¨¢s veces el maillot amarillo que ¨¦l. Ya van 40.
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