La misi¨®n
Fue un gran fil¨®sofo quien dijo que el fundamento del poder estriba en que alguien est¨¢ dispuesto a matar y a morir para ser reconocido frente a otro que no est¨¢ dispuesto ni a matar ni a morir porque prefiere vivir a cualquier precio aun sin ser reconocido. Este principio se puede aplicar al combate entre machos de una camada para imponer el mando ¨²nico y a las luchas por el territorio en una comunidad de monos o de tribus humanas. Si se lleva esta filosof¨ªa al Pa¨ªs Vasco se descubre que all¨ª hay una banda armada que, seg¨²n el confuso diccionario de todas la lenguas editado en Babel, se denominan asesinos, terroristas, soldados o patriotas, decidida a dar su vida y a quit¨¢rsela a otros ciudadanos, que seg¨²n ese mismo diccionario maldito, se llaman dem¨®cratas, constitucionalistas, invasores o verdugos, que no est¨¢n dispuestos a usar otras armas que la Raz¨®n del Estado de Derecho. Decididos a evitar cualquier enfrentamiento armado, a los dem¨®cratas no les queda otra soluci¨®n que el di¨¢logo porque quien est¨¢ obcecado por matar y morir lleva las de ganar si tiene en frente a alguien que lo ¨²nico que quiere es la vida a toda costa. Pero en contra de lo que parece el di¨¢logo siempre es una pasi¨®n de los fuertes, su fortaleza imbatible. En el caso del Pa¨ªs Vasco hay que sentarse a la mesa para que los terroristas abandonen las armas. No se trata de una condici¨®n previa. Precisamente ese es el punto a discutir. ?Acaso no se dialoga con el atracador que tiene enca?onada a la cajera del supermercado? Ni al polic¨ªa m¨¢s cerril se le ocurrir¨ªa insultar desde la calle con el meg¨¢fono a ese sujeto. Por otra parte Euzkadi es hoy tierra de misi¨®n. Navarra y el Pa¨ªs Vasco han dado innumerables misioneros que se han expandido por todas las selvas del mundo para convertir a los salvajes al reino de Dios. Francisco Javier se fue hasta el Jap¨®n a bautizar a extra?as criaturas. Ning¨²n peligro les arredraba y soportando los ritos m¨¢s sangrientos de algunos ind¨ªgenas muchas veces llegaron hasta el martirio para atraerlos a la fe. Nunca los pol¨ªticos dem¨®cratas tendr¨¢n una tierra de misi¨®n tan pr¨®xima, una selva tan dif¨ªcil y un destino m¨¢s elevado que hablar para que los terroristas dejen de matar. Puede que en medio de ese di¨¢logo suene una bomba y otra y otra. No importa. Ma?ana a las nueve otra vez todos los partidos sentados a la mesa sin descanso hasta que logren bautizar a estos infieles.
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