El regresoPEDRO UGARTE
El lunes habr¨¢ amanecido con la terca naturalidad con que siempre amanece. Pero poco a poco se ir¨¢n disipando los rumores de la fiesta. De la Aste Nagusia quedar¨¢n a¨²n restos de estructuras tubulares, de mecanos alzados en la parte vieja, una compleja maquinaria festiva que habr¨¢ que ir desmontando en cuesti¨®n de segundos, antes de concitar las iras de los municipales.Que las fiestas se emplacen en la tercera semana de agosto tiene algo de indulgencia, casi de premeditaci¨®n estrat¨¦gica: agosto a¨²n respira y quedan unos cuantos d¨ªas de presunto verano. Se trata de una c¨¢mara de descompresi¨®n, una preparaci¨®n para el regreso.
Volver¨¢n nuestras trifulcas pol¨ªticas en tu jard¨ªn sus nidos a colgar. Retornar¨¢ con fuerza la pol¨¦mica del precio del gas¨®leo y se har¨¢n p¨²blicos nuevos datos estad¨ªsticos sobre los ¨ªndices de paro, la opini¨®n de los vascos acerca de la violencia o la ampliaci¨®n del agujero de la capa de ozono. Las fiestas de las capitales de Euskadi habr¨¢n sido indulgentes incluso con nuestros pol¨ªticos, pero ahora volver¨¢n las distintas opiniones sobre los mismos problemas y se repetir¨¢n incluso las disquisiciones acerca de la oportunidad de celebrar elecciones auton¨®micas.
Tambi¨¦n habr¨¢ que ponerse serios y volver a los h¨¢bitos diurnos de una vida marcada por los despertadores, recordar el estado de las hipotecas y los cr¨¦ditos personales, retomar obligaciones y proyectos que quedaron varados en la agenda hacia finales de julio. Todo eso mientras se disipan los olores de la fiesta, unos olores que, por cierto, este a?o han sido menos rudos que en otras ocasiones.
La met¨¢fora de este verano quedar¨¢ para siempre simbolizada en la maldita Bomba de King Africa, que tortur¨® nuestros o¨ªdos hasta la extenuaci¨®n, y en la tragedia de peri¨®dicos que no han sentido la necesidad de recurrir a serpientes de verano para llenar sus p¨¢ginas: bastante hemos tenido con el submarino Kursk, y con su horrendo cargamento de truncadas esperanzas juveniles y de cuerpos rotos pero exquisitamente conservados en las g¨¦lidas aguas del ?rtico. Ese odioso submarino ha prolongado su drama mientras los dem¨¢s descans¨¢bamos de todo un a?o de oficinas y talleres.
La semana de agosto que a¨²n nos queda es una buena oportunidad para pensar. La cronolog¨ªa se empe?a en que los a?os empiezan y terminan cuando diciembre y enero se dan la mano, pero todos sabemos que esa es una mera formalidad. Nuestros a?os, nuestras peque?as o grandes empresas, se desarrollan de verano a verano. Por eso mismo es el verano un buen momento para hacer balance y proponer nuevas iniciativas. Yo suelo hacer una lista, con una minuciosidad casi excesiva, aunque al final el tiempo siempre confirma que la cumplo s¨®lo a medias.
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