Im¨¢n Juli

En la ¨²ltima de feria lleg¨® El Juli y se llev¨® a la gente de calle. Le esperaban y el torero madrile?o les dio argumentos suficientes para que aplaudieran, jalearan y pidieran trofeos al final de sus dos faenas. Tiene un im¨¢n El Juli, incluso para la taquilla. La plaza de toros de la ciudad complutense se llen¨®. Los toros que salieron al ruedo eran terciados, c¨®modos de cabeza y, si las fuerzas les respond¨ªan, con la suficiente nobleza como para que el matador de turno presentara sus credenciales.En su primero El Juli salud¨® de capote con lances suaves que fueron muy aplaudidos. Despu¨¦s llev¨® el toro al caballo en un galleo por chicuelinas de lenta ejecuci¨®n, y en su turno de quites sac¨® a relucir unas caleserinas que parece haber patentado. En cuanto se echa el capote a la espalda ya sale un runr¨²n de los tendidos que prepara la escena, y si el quite le sale a modo, como sucedi¨®, se forma el alboroto. Puso banderillas, tras hacerse desear por la galer¨ªa, con majeza y alivio, pero reuniendo bien. El toro le lleg¨® d¨®cil a la muleta y el joven espada estuvo a gusto. Dos series templadas de redondos, y una al natural en donde alcanz¨® los mejores momentos. Los pases de pecho, largos, y rematados en el hombro contrario. En su segundo volvi¨® a manejar el capote con soltura y donaire, a clavar banderillas con facilidad y exposici¨®n, y a estar templado y t¨¦cnico en el toreo de muleta. Tumb¨® al toro de un espadazo del que rod¨® sin puntilla.

Enrique Ponce estuvo en su primero, de escasas fuerzas y temperamento, sin demasiada ilusi¨®n. Y para colmo hecho un pinchauvas. Pero en su segundo realiz¨® la mejor faena de la tarde. Tuvo delante un buen toro cuya muerte brind¨® al respetable. Se dobl¨® con hondura y mucho temple hasta el platillo del redondel. Dos tandas de redondos y otras tantas de naturales con empaque y gusto en la interpretaci¨®n. Unos adornos demorados. Y se emborrach¨® tanto de toro, que son¨® un aviso antes de que entrara a matar. La espada le priv¨® de mejores frutos.

De Finito de C¨®rdoba, que tuvo un mal lote, con pocas fuerzas y muy bajo de casta, mejor correr un velo de silencio. Aunque el material tenga aver¨ªas, por lo menos hay que demostrar oficio y un m¨ªnimo de inter¨¦s por agradar al p¨²blico. Este Finito no tiene im¨¢n. Ayer lo dej¨® muy claro.