Optimismo moderado
El dopaje con eritropoyetina (EPO) ex¨®gena obtenida por ingenier¨ªa gen¨¦tica se emplea desde finales de los ochenta con el fin de aumentar artificialmente el n¨²mero de gl¨®bulos rojos de los deportistas y, por tanto, la capacidad de transportar ox¨ªgeno a sus m¨²sculos. De hecho, diversos estudios cient¨ªficos demuestran que esta droga puede mejorar significativamente el rendimiento f¨ªsico y la capacidad de recuperaci¨®n en deportes de resistencia (carrera a pie, ciclismo, esqu¨ª de fondo, etc¨¦tera). Tanto es as¨ª, que podemos decir que la EPO es el m¨¦todo de dopaje m¨¢s efectivo en este tipo de deportes y, por tanto, el que m¨¢s puede adulterar los resultados, r¨¦cords incluidos, en sus diversas competiciones. Hasta ahora, recurrir a la EPO era demasiado sencillo y tentador. Primero, porque el efecto de esta droga sobre el rendimiento es dosis-dependiente: a m¨¢s dosis, mayor capacidad de transporte de ox¨ªgeno. Segundo, porque su uso era imposible de detectar. Ni siquiera el famoso, y hasta cierto punto cuestionable, l¨ªmite del 50% de hematocrito empleado en ciclismo ha contribuido a limitar, y mucho menos a erradicar, su uso. Por todo ello, la reciente aprobaci¨®n por el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional de dos nuevos m¨¦todos (directo e indirecto) para la detecci¨®n de la EPO es una excelente noticia. Combinando ambos m¨¦todos a la vez, se puede garantizar la detecci¨®n del dopaje reciente con EPO (en las ¨²ltimas 48 horas). Si se utilizan en controles por sorpresa, se puede poner un importante veto a esta droga. Sobre todo si ¨¦stos no se limitan s¨®lo a las competiciones (Juegos Ol¨ªmpicos o vueltas ciclistas) y se prolongan durante todo el a?o, incluidos los per¨ªodos de entrenamiento. Por otra parte, el pensar que las grandes marcas o r¨¦cords se estancar¨¢n (o incluso empeorar¨¢n) irremediablemente con esta medida -que ir¨ªa por tanto en detrimento del espect¨¢culo- constituye una visi¨®n un tanto pesimista del deporte. ?No ser¨ªa mejor pensar que la ciencia del entrenamiento todav¨ªa tiene mucho que decir? Quiz¨¢s el mayor error consista en recurrir continuamente a conceptos como "sobrenatural" o "inhumano" cuando nos referimos al rendimiento que se les exige a los deportistas de ¨¦lite. Por ello, algunos asocian al deporte de elite con la necesidad inevitable de utilizar drogas como la EPO. Incluso para preservar la salud del deportista.
Pese a este primer avance tan importante en la lucha contra el dopaje sangu¨ªneo, no todos son buenas noticias para los pr¨®ximos a?os. Ni siquiera en cuanto al uso de EPO se refiere. Las compa?¨ªas farmac¨¦uticas est¨¢n desarrollando nuevas mol¨¦culas de EPO modificadas y de acci¨®n retardada para mejorar la calidad de vida de muchos pacientes (m¨¢s de 500.000 en todo el mundo) que reciben tratamiento con esta hormona (enfermos renales, por ejemplo). Extrapolaci¨®n directa al deporte: una nueva tentaci¨®n (con una sola inyecci¨®n semanal se podr¨ªan conseguir los mismos efectos que hasta ahora se consegu¨ªan con varias inyecciones) y quiz¨¢s la necesidad de nuevos m¨¦todos de detecci¨®n. Adem¨¢s, la posibilidad actual de detectar la EPO puede hacer a algunos volver al m¨¦todo de dopaje sangu¨ªneo tradicional: las autotransfusiones sangu¨ªneas, que ya se utilizaban en los setenta, antes de que la EPO estuviese disponible.
Todav¨ªa no est¨¢ cerca el d¨ªa en que podamos garantizar un deporte sin dopaje, en el que los grandes r¨¦cords y haza?as deportivas se deban exclusivamente a la herencia gen¨¦tica y al entrenamiento de cada deportista. De hecho, a¨²n no se puede detectar el dopaje con la hormona anab¨®lica por excelencia, la hormona del crecimiento, ni con sus mediadores con un efecto incluso m¨¢s potente, las somatomedinas o insulin-like growth factors. A pesar de todo, debemos ser moderadamente optimistas pues la Bioqu¨ªmica y Biolog¨ªa molecular est¨¢n lo suficientemente avanzadas como para permitir que se puedan desarrollar en pocos a?os m¨¦todos fiables de detecci¨®n para pr¨¢cticamente cualquier tipo de dopaje. A poco que se destinen medios econ¨®micos y humanos con ese fin.
Alejandro Luc¨ªa es fisi¨®logo.
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