JUDY GARLAND, LA ESTRELLA VULNERABLE
El acoso de Louis B. Mayer, las anfetaminas como motor de su inestabilidad, los intentos de suicidio. El autor de la biograf¨ªa de Truman Capote bucea en la vida de la diva
La prodigiosa voz, que no le traicion¨® ni en sus peores momentos, la gran experiencia en el escenario -debut¨® a los dos a?os de edad-, la publicidad en torno a sus problemas sentimentales y la influencia de pel¨ªculas como El mago de Oz o Ha nacido una estrella son algunos de los elementos del mito de Judy Garland. La nueva biograf¨ªa de Gerald Clarke sobre la Garland, titulada como una de sus famosas canciones, Get happy, le ha tomado diez a?os de trabajo, durante los cuales ha realizado cientos de entrevistas. En ella, Clarke explora meticulosamente los antecedentes familiares de la actriz y las razones por las que contin¨²a siendo apreciada actualmente como una gran diva. Conocido por su extraordinaria biograf¨ªa de Truman Capote, Clarke se aleja aqu¨ª de sus preocupaciones literarias para abordar la narrativa vital de una estrella del Hollywood de los a?os dorados y demuestra que no fue en absoluto "un camino de ladrillos amarillos", esa recurrente met¨¢fora visual de la felicidad en la f¨¢bula de El mago de Oz.La vida de Judy Garland, a diferencia de la de Capote, es ampliamente conocida y ha sido objeto de biograf¨ªas anteriores como Judy, de Gerald Frank, por lo que la labor de Clarke es m¨¢s dif¨ªcil y menos original. De hecho, gran parte del mito de la Garland obedece precisamente a que el p¨²blico se identific¨® plenamente con las vulnerabilidades y tragedias de la estrella, desde su conocida adicci¨®n a las anfetaminas a sus intentos de suicidio o sus rupturas amorosas. Esa proclividad hacia la autodestrucci¨®n y sus numerosos come backs despu¨¦s de haber sido desahuciada varias veces por Hollywood se adhirieron indeleblemente en la imaginaci¨®n popular. Como Marilyn Monroe o Elvis Presley, la vida de Judy Garland fue una mezcla a partes iguales de talento y tragedia; y como en el caso de ¨¦stos, en su muerte se ha cimentado la perdurabilidad de su fama. El fallecimiento de Judy Garland a los 47 a?os, por una sobredosis de barbit¨²ricos y completamente arruinada, es tambi¨¦n un ejemplo de c¨®mo la industria del espect¨¢culo puede abusar incluso de las mayores estrellas.
La biograf¨ªa de Clarke aporta no s¨®lo testimonios nuevos del entorno de la actriz, sino tambi¨¦n elementos poco conocidos, como las cintas grabadas por la propia Garland para una biograf¨ªa in¨¦dita que el escritor descubri¨® en la biblioteca de la Universidad de Columbia. Las cintas han circulado desde hace tiempo entre el movimiento gay, el cual la idolatra, y originalmente fue un proyecto para la editorial Random House que Garland abandon¨® cuando su carrera sorprendentemente resurgi¨® en 1961. La ardua investigaci¨®n de Clarke ha sido minuciosa en la reconstrucci¨®n de su ambiente familiar y de su ni?ez.
Sus padres, Frank y Ethel Gumm, eran artistas de vodevil que se mudaron cerca de Hollywood en busca de trabajo. Ethel, una mujer inflexible, hac¨ªa practicar a la Garland constantemente desde muy ni?a y, seg¨²n el autor, ella fue la que la aficionar¨ªa a las anfetaminas, y no los productores de Hollywood. Se encontraba a las puertas de su carrera en Hollywood cuando muri¨® su padre, despu¨¦s de haber quedado varado en un peque?o teatro en un pueblo de California, donde surgieron rumores de que seduc¨ªa a jovencitos.
El libro se suma al estilo de biograf¨ªas sobre celebridades que explotan el sensacionalismo. Get happy revela, por ejemplo, las caricias que le hac¨ªa Louis B. Mayer, el magnate de la Metro-Goldwyn- Mayer, justo por la ¨¦poca en que Judy Garland filmaba El mago de Oz. Seg¨²n Clarke, Mayer siempre repet¨ªa la misma maniobra: primero alababa su talento como cantante y luego agregaba: "Cantas con el coraz¨®n", tras lo cual le tocaba un seno. Este episodio se repiti¨® durante cuatro a?os, hasta que Judy Garland le dijo: "Si quiere indicarme con qu¨¦ canto, desde ahora se?¨¢lemelo".
En otra ocasi¨®n, al jefe de maquillaje del estudio se le cay¨® una anfetamina y, "como un perro hambriento, Judy la agarr¨® antes de que tocara el suelo", escribe Clarke en el mismo tono sensacionalista.
El autor se aventura tambi¨¦n a describir los pormenores de la vida amorosa de Judy Garland, confirmando los rumores de que dos de sus maridos, Vincente Minnelli y Frank Herron, eran bisexuales. "De hecho, en una ocasi¨®n en que Judy volvi¨® inesperadamente del estudio se encontr¨® a Minnelli en la cama con un hombre", coment¨® Clarke en una entrevista. "El shock la llev¨® a su primer intento de suicidio. Al verlos corri¨® al ba?o y se cort¨® las venas". El libro revela tambi¨¦n que Herron tuvo un affaire con Peter Allen, el cual se casar¨ªa a?os m¨¢s tarde con Liza Minnelli.
Las cintas grabadas por Judy Garland para su biograf¨ªa revelan el estado emocional en que se encontraba en 1959-60, enferma de hepatitis y en uno de los peores momentos de su carrera, completamente abandonada por Hollywood. En un momento de la grabaci¨®n se le escucha decir: "?Estoy furiosa! ?Me han insultado! ?Calumniado! ?Humillado! Odio a todos los que me han utilizado, porque lo ¨²nico que he querido ha sido ser buena chica".
Judy Garland pertenece a esa clase de genios que dominan tanto la actuaci¨®n, el canto como la danza. Para algunos cr¨ªticos, lleg¨® incluso a opacar al propio Fred Astaire en la pel¨ªcula Desfile de Pascua (Eastern Parade). Las comedias que realiz¨® junto a Mickey Rooney pueden ser de un sentimentalismo empalagoso, pero tambi¨¦n en ellas se advierte su mejor don: su voz.
Clarke insiste en que la MGM nunca se percat¨® del talento que ten¨ªa entre manos, malgast¨¢ndola en una amplia serie de pel¨ªculas banales. Esto frustrar¨ªa a Judy Garland, que pasaba por momentos dif¨ªciles en su vida privada. MGM la despidi¨® en 1950, a los 28 a?os; s¨®lo dos a?os antes, en 1948, hab¨ªa sido la estrella principal del estudio.
Clarke reivindica dos grabaciones excepcionales de la cantante. La primera es un concierto que dio en el Palladium de Londres en 1951, poco despu¨¦s de haber sido despedida de MGM. Clarke escribe que nadie pensaba que Judy Garland pudiera volver a triunfar, pero a pesar de ello se embarc¨® hacia Inglaterra, donde obtuvo un gran ¨¦xito. A su regreso dio otro concierto tambi¨¦n memorable en el Palace de Nueva York. Poco despu¨¦s, la MGM la volvi¨® a contratar para que filmara Nace una estrella, uno de sus grandes ¨¦xitos. El otro concierto fue una actuaci¨®n en 1961 en el Carnegie Hall, calificada por muchos como lo mejor en su carrera, de la que un cr¨ªtico ha dicho que en ella se siente todo el desgarramiento de su vida emocional.
Ni Liza Minnelli ni Lorna Luft, hijas de distintos matrimonios, quisieron ser entrevistadas para la biograf¨ªa y Clarke coment¨® que parece que ellas se creen la mitolog¨ªa creada en torno a su madre. "No es que mientan", declar¨® Clarke en una entrevista reciente, "simplemente son tambi¨¦n v¨ªctimas de su mito. Fueron criadas por otras personas, por lo que no creo que me hubieran sido de gran ayuda".
Poco despu¨¦s de su triunfo en el Carnegie Hall, Judy Garland realiz¨® una serie de televisi¨®n que fue un fracaso. Seg¨²n Clarke, ten¨ªa grandes esperanzas de que la serie le permitiera recuperar una situaci¨®n econ¨®mica holgada, pero una serie de errores de la cadena de televisi¨®n arruinaron el proyecto y ella termin¨® en la bancarrota. "Judy acab¨® tan arruinada como hab¨ªa empezado, y durante los siguientes cinco o seis a?os se dedic¨® a cantar de ciudad en ciudad para sobrevivir", cuenta Clarke. "En 1967, 100.000 personas fueron a ver su actuaci¨®n en Boston al aire libre, a pesar de una lluvia torrencial. Pero un a?o despu¨¦s, las cosas le iban tan mal que estaba cantando en un peque?o bar de Manhattan por 100 d¨®lares a la noche".
Judy Garland fue tambi¨¦n, y sigue siendo, un s¨ªmbolo importante en la imaginaci¨®n gay, porque fue una de las primeras estrellas que no ocult¨® los problemas de su vida. El hecho de adoptar como himno su famoso En alg¨²n lugar sobre el arco iris lo demuestra, ha escrito recientemente Damien Cave, que alud¨ªa tambi¨¦n a la influencia de Mae West, Bette Davis o Joan Crawford.
A pesar de su origen humilde, sus depresiones cr¨®nicas, el fracaso de sus cinco matrimonios y su muerte por una sobredosis, Clarke comenta que la vida de Judy Garland fue un verdadero triunfo "por todos los obst¨¢culos que tuvo que vencer".
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