LA BIOTECNOLOG?A, UNA ESPERANZA PARA EL TERCER MUNDO
Los alimentos modificados gen¨¦ticamente ya forman parte de la vida diaria en Estados Unidos. Seg¨²n el Departamento de Agricultura, una tercera parte del ma¨ªz y m¨¢s de la mitad de la soja y del algod¨®n cultivados en el pa¨ªs el a?o pasado fueron producto de la biotecnolog¨ªa. Este a?o se sembrar¨¢n en Estados Unidos m¨¢s de 26 millones de hect¨¢reas de cultivos transg¨¦nicos. El genio de la gen¨¦tica ha escapado de la botella. Y, sin embargo, hay una serie de problemas muy reales que est¨¢n pidiendo soluci¨®n.Las estad¨ªsticas sobre crecimiento de la poblaci¨®n y hambre son preocupantes. El a?o pasado, la poblaci¨®n mundial lleg¨® a los 6.000 millones. Y Naciones Unidas calcula que hacia el a?o 2050 probablemente rondar¨¢ los 9.000 millones. Casi todo ese crecimiento se producir¨¢ en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Al mismo tiempo, la superficie de tierra cultivable por persona es cada vez menor. Las tierras arables no han cesado de disminuir desde 1960 y se reducir¨¢n a la mitad en los pr¨®ximos 50 a?os, seg¨²n el Servicio Internacional para la Adquisici¨®n de Aplicaciones Agro-Biot¨¦cnicas.
Naciones Unidas calcula que aproximadamente 800 millones de personas en el mundo est¨¢n infraalimentadas. Los efectos son devastadores. Cerca de 400 millones de mujeres en edad de tener hijos padecen deficiencias de hierro, lo que significa que sus beb¨¦s corren el riesgo de sufrir diversos defectos cong¨¦nitos. Nada menos que 100 millones de ni?os sufren carencia de vitamina A, una de las principales causas de ceguera. Decenas de millones de personas sufren otras importantes dolencias y deficiencias nutritivas causadas por la falta de alimentos.
?De qu¨¦ modo puede ayudar la biotecnolog¨ªa? Los biotecn¨®logos han desarrollado un arroz gen¨¦ticamente modificado reforzado con beta-carotenos -que el cuerpo convierte en vitamina A- y hierro, y trabajan en otros tipos de cultivos con sus caracter¨ªsticas nutritivas mejoradas. La biotecnolog¨ªa puede mejorar tambi¨¦n la productividad agr¨ªcola en lugares donde la escasez de alimentos es consecuencia de da?os en las cosechas atribuibles a las plagas, la sequ¨ªa, terrenos pobres y virus, hongos y bacterias que afectan a los cultivos.
El da?o que causan las plagas es incre¨ªble. El barrenador del ma¨ªz europeo, por ejemplo, destruye anualmente 40 millones de toneladas de la cosecha mundial, aproximadamente el 7% del total. La introducci¨®n de genes resistentes a las plagas en las semillas puede contribuir a restaurar el equilibrio. Y en las pruebas con algod¨®n resistente a las plagas en ?frica, las cosechas han aumentado considerablemente. Hasta el momento, los temores a que los cultivos transg¨¦nicos resistentes a las plagas puedan matar no s¨®lo a los insectos perjudiciales sino tambi¨¦n a los beneficiosos parecen carecer de fundamento.
Los virus causan a menudo destrozos masivos en las cosechas de alimentos b¨¢sicos en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Hace dos a?os, ?frica perdi¨® m¨¢s de la mitad de su cosecha de mandioca -una fuente esencial de calor¨ªas- por culpa del virus del mosaico. Los cultivos gen¨¦ticamente modificados, resistentes a los virus, pueden reducir el da?o, del mismo modo que pueden hacerlo las semillas resistentes a la sequ¨ªa en las comarcas en que la escasez de agua limita la superficie de tierras cultivables.
Muchos cient¨ªficos creen que la biotecnolog¨ªa podr¨ªa aumentar la productividad de las cosechas, en general en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, en un 25% y contribuir a evitar la p¨¦rdida de cosechas una vez recolectadas.
Sin embargo, a pesar de todas estas promesas, la biotecnolog¨ªa dista mucho de ser la soluci¨®n total. En los pa¨ªses en desarrollo la p¨¦rdida de cosechas es s¨®lo una de las causas del hambre. El papel principal lo desempe?a la pobreza. En la actualidad, m¨¢s de mil millones de personas en todo el mundo disponen de menos de 200 pesetas diarias. La disponibilidad de alimentos transg¨¦nicos no reducir¨¢ el hambre si los agricultores no pueden permitirse el producirlos o si la poblaci¨®n local no puede permitirse el comprar los alimentos que ellos producen.
Tampoco puede la biotecnolog¨ªa enfrentarse al reto de distribuir los alimentos en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Considerado en su conjunto, el mundo produce comida suficiente como para alimentar a toda la poblaci¨®n, pero gran parte de esa comida est¨¢ donde no tiene que estar. Especialmente en pa¨ªses con estructuras de transporte subdesarrolladas, la geograf¨ªa limita la disponibilidad de comida tan dr¨¢sticamente como la gen¨¦tica promete aumentarla.
La biotecnolog¨ªa tiene sus propios problemas de distribuci¨®n. Las empresas de biotecnolog¨ªa del sector privado en los pa¨ªses ricos llevan a cabo gran parte de la investigaci¨®n de alto nivel sobre cultivos gen¨¦ticamente modificados. Con frecuencia sus productos resultan demasiado caros para los agricultores pobres del mundo en v¨ªas de desarrollo y muchos de ellos ni siquiera llegan a las regiones donde m¨¢s se necesitan. Las empresas de biotecnolog¨ªa tienen un fuerte incentivo econ¨®mico para dirigirse prioritariamente a los mercados ricos para poder recuperar r¨¢pidamente los elevados costes de desarrollo de sus productos. Sin embargo, algunas de estas empresas est¨¢n respondiendo a las necesidades de los pa¨ªses pobres. Por ejemplo, una compa?¨ªa domiciliada en Londres ha anunciado que compartir¨¢ con pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo la tecnolog¨ªa necesaria para producir el arroz de oro enriquecido con vitaminas.
Cada vez se llevan a cabo m¨¢s investigaciones biotecnol¨®gicas en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Pero para incrementar el impacto de la investigaci¨®n gen¨¦tica en la producci¨®n de alimentos en esos pa¨ªses, es necesaria una mayor colaboraci¨®n entre los organismos gubernamentales y las empresas privadas de biotecnolog¨ªa.
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