Orgullo
En mi ignorancia, desconoc¨ªa que el orgullo fuera un valor propio de la izquierda. El alcalde de Sevilla, Alfredo S¨¢nchez Monteseir¨ªn, ha apelado al "orgullo" para proponer que Sevilla opte, por tercera vez consecutiva, a albergar unos Juegos Ol¨ªmpicos. Esta vez, los del 2012. Este hombre tiene autoridad: ¨¦l mismo se calific¨® de referente de la izquierda y fue considerado por El L¨ªder Indiscutible como "lo mejor" que ten¨ªa el PSOE. Ellos sabr¨¢n lo que dicen.Pensaba yo que eso del orgullo, como la honra, eran valores de la derecha m¨¢s casposa y atribu¨ªa a la izquierda otros valores, como la solidaridad, la sobriedad o la honestidad. Sin duda, estoy poco al d¨ªa. O quiz¨¢ sea s¨®lo que ¨¦sta no es mi izquierda.
Lo cierto es que resulta lamentable que por razones electoralistas se juegue con las ilusiones de una ciudad. El que parte de los fondos utilizados en esta aventura provengan del sector privado no cambia mucho las cosas: al final, el dinero sale del bolsillo de los contribuyentes o de los consumidores y siempre puede tener mejor uso que el de ser gastado en tracas sordas.
Pero, no nos enga?emos, todo esto no es s¨®lo producto de la estupidez o de la megaloman¨ªa. En lo que fue solar de Rinconete y Cortadillo hay siempre que preguntarse por qu¨¦ una obra como el estadio de La Cartuja tuvo un sobreprecio del 62% y termin¨® costando 21.000 millones.
Para tapar el fracaso y el despilfarro siempre queda el recurso al enemigo exterior; Madrid, en este caso. Como bien saben los nacionalistas, una derrota une mucho. "No le dejaremos la silla a nadie", ha tronado Alejandro Rojas-Marcos, autor del desaguisado del estadio.
Lo curioso es que a nadie parezca preocuparle que se embarque a Sevilla en nuevas aventuras cuando todav¨ªa sigue sin encontrarse utilidad a todo el recinto de La Cartuja, que alberg¨® a la Expo hace ocho a?os. Utilidad, que no provecho, que provecho ya le han sacado muchos. Incluso Monteseir¨ªn, que no tuvo nada que ver con aquello y ya est¨¢ preparando la fiesta del d¨¦cimo aniversario para asegurarse las fotos en v¨ªsperas de las pr¨®ximas municipales.
La realidad es a veces terriblemente demag¨®gica. El mismo peri¨®dico que trae la noticia de la derrota de la candidatura sevillana informa que los onc¨®logos malague?os se quejan de falta de medios. Hay gente que muere porque transcurre demasiado tiempo entre la detecci¨®n de los primeros s¨ªntomas y el diagn¨®stico final. La cosa tiene arreglo: dinero. Mucho menos dinero que el que la Junta ha destinado al fantasmal estadio sevillano.
Pero qu¨¦ m¨¢s da, si somos ricos. No tendremos para curar a los cancerosos, pero s¨ª para fantasear con sue?os que cuestan mucho dinero. La megaloman¨ªa y la desverg¨¹enza no tienen fronteras. Estas cosas no s¨®lo ocurren en Sevilla. En Granada, otro alcalde que se dice de izquierdas opta por los Juegos de Invierno y se gasta decenas de millones en una candidatura imposible. Afortunadamente imposible, porque si fuera posible obligar¨ªa a enterrar decenas de miles de millones m¨¢s y a terminar de esquilmar los rincones de la sierra que lograron escapar a la voracidad de ?vila Rojas.
No s¨¦ a ustedes, pero a m¨ª me preocupa mucho que estas cosas las hagan gentes que -como los alcaldes de Sevilla y Granada- se consideran con futuro en la nueva situaci¨®n del PSOE.
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