Las estrellas de Sarajevo
Los jugadores de la selecci¨®n espa?ola llegan a una ciudad que trata de reconstruir su esplendor
"Bosnia nos dar¨¢ mucha guerra". Ra¨²l forma parte del grupo futbol¨ªstico espa?ol que aguarda con recelo el partido de hoy, sin reparar en adjetivos, hablando de t¨² al contrario, mientras observa entre rom¨¢ntico y compasivo el quehacer de la cautivadora Sarajevo, despintada por el color de la guerra. No hay rinc¨®n en que el ma?ana no rivalice con el ayer. Los contrastes de la ciudad se imponen de punta a punta, alargada como es, rodeada de monta?as como est¨¢, fresca y natural como se siente hoy, una vez que ya no huele a p¨®lvora.Frente al Holliday Inn, todo pintado de amarillo-ocre, el hotel de mayor empaque de la ciudad, punto de reuni¨®n de las gentes que vienen de paso como la selecci¨®n espa?ola, comparece el edificio de lo que fue la sede de la ex rep¨²blica yugoslava de Bosnia-Herzegovina, justo al lado del esqueleto de un edificio ennegrecido, que se viene repitiendo por la ciudad. Ante el Grand Hotel, ya m¨¢s alejado, hogar hoy de los periodistas, se levantan los pilones de lo que se supone que ten¨ªan que ser los soportes de una autopista, mientras que, descarrilados y oxidados, se agolpan m¨¢s all¨¢ los vagones de lo que parece ser un tren. El Hotel Br¨ªstol, mientras, no se ha vuelto a habilitar siquiera.
La biblioteca hexagonal, s¨ªmbolo de la cultura y del car¨¢cter cosmopolita de Sarajevo, bombardeada con f¨®sforo precisamente por su car¨¢cter emblem¨¢tico, contin¨²a apuntalada, muy lejos de la buena pinta que vuelven a tener las mezquitas y las iglesias, la mayor¨ªa reconstruidas, que se juntan en el centro de la ciudad, con los bares, los caf¨¦s, los comercios y el mercado, recordado en libros y pel¨ªculas por el bombardeo que sufri¨®. "Tenemos nuestro orgullo y dignidad", apunta un estudiante, "y si no podemos tomar dos copas, no renunciamos a una". Jud¨ªos, musulmanes, serbios, croatas, gente de toda religi¨®n y condici¨®n, ha convivido largo tiempo en una ciudad que siempre fue tolerante, respetuosa con el mestizaje, abierta y que se vio maltratada sin reparos.
Un mapa muy bien puesto, del que se venden copias a 15 marcos (el marco bosnio es convertible del marco alem¨¢n) ilustra a los hu¨¦spedes del Grand Hotel de cuanto sucedi¨® desde mayo del 1992 hasta febrero de 1996 en Sarajevo: "Doscientos sesenta carros de combate y 120 morteros del Ej¨¦rcito yugoslavo bloquearon y hostigaron la ciudad y a sus cerca de 500.000 habitantes. Se contabilizaron unos 4.000 disparos diarios y hubo m¨¢s de 10.615 muertos, mientras 50.000 personas se quedaron sin vivienda".
La reconstrucci¨®n no es f¨¢cil. Y m¨¢s en el f¨²tbol. Ya no hay tres ligas, como la temporada pasada, pero siguen coexistiendo dos: la serbia y la reconocida por la FIFA y la UEFA, llamada bosnio-croata, que agrupa a 22 equipos. La selecci¨®n, por lo dem¨¢s, tiene tirada, y para el partido de hoy se espera una buena entrada, pese a que las localidades cuestan unos 15 marcos (1.275 pesetas). El encuentro tendr¨¢ un componente nacionalista importante. Un buen resultado tendr¨ªa impacto internacional. "El problema es que Sarajevo ya no est¨¢ en primera l¨ªnea informativa", argumenta Jos¨¦ ?ngel L¨®pez Jorr¨ªn, embajador espa?ol en Bosnia-Herzegovina, "y si bien se ha avanzado en la reconstrucci¨®n, queda todav¨ªa mucho por hacer. Por eso ayudan acontecimientos como el encuentro de hoy".
"Las infraestructuras f¨ªsicas han sido repuestas, y los servicios b¨¢sicos funcionan", prosigue L¨®pez Jorr¨ªn, "pero faltan otras cosas. La reconstrucci¨®n de las viviendas est¨¢ en buen camino y se ha dado un empuj¨®n al retorno de los refugiados. Ha habido fondos internacionales por valor de 5.000 millones de d¨®lares. El asunto est¨¢ en consolidar las instituciones del Estado y en la privatizaci¨®n de la econom¨ªa o procurar cuanto menos la entrada de capital extranjero". La inestabilidad pol¨ªtica y la desconfianza no han ayudado a reorganizar el pa¨ªs, que en noviembre celebrar¨¢ nuevas elecciones generales, en las que se prev¨¦ un descenso de los nacionalistas.
El verano siempre ha sido m¨¢s llevadero en una ciudad con un color natural muy hermoso, silenciosa y al mismo tiempo bulliciosa, bella y tambi¨¦n triste, y siempre digna y cosmopolita, como prueban dos juveniles bosnios que se han acercado a por aut¨®grafos al hotel de la selecci¨®n espa?ola, uno vestido con la zamarra de Madrid y el otro con la azulgrana, de cuando al Bar?a todav¨ªa le equipaba Meyba. "Oiga, que yo s¨¦ que Figo est¨¢ ya en el Madrid", aclara, por si acaso. Sarajevo quiere estar al d¨ªa.
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