Diga timo en franc¨¦s
Diga timo en franc¨¦s y diga tocomocho y dem¨¢s lindezas fraudulentas. La corrida de Santiago Domecq fue todo un fiasco. Toros sin fuerza, inv¨¢lidos, sin pitones, salvo el ¨²ltimo. Una corrida que debi¨® ser devuelta entera. Sali¨® de sobrero un mulotauro mansote, sin clase; otro saldo. Enrique Ponce est¨¢ para irse a casa, lo mismo cuando torea en Espa?a que cuando pasa la frontera. A su primer toro, un animal inv¨¢lido, le aplic¨® el toreo que tiene acostumbrado ¨²ltimamente: pases despegados, hecho un trotapases. Adem¨¢s, trat¨® de templar a un muerto. En su segundo, un toro acochinado, picado con un grito, sin fuerza, sin raza, todo un muermo... Pues en ese toro quiso darnos el pego tratando de mostrar una faena llena de calidades, sin encontrar ninguna calidad, pues todo estaba hecho a base de medios pases a un toro que embest¨ªa a medias. Una comedia inconcebible.
Domecq / Ponce, Juli, Castella
Toros de Santiago Domecq, inv¨¢lidos, sin pitones, sin clase; el 5? fue sustituido por uno de Andr¨¦s Ramos, grandote, manso. Enrique Ponce: pinchazo, media tendida y cinco descabellos (silencio); estocada ca¨ªda (ovaci¨®n). El Juli: estocada ca¨ªda y dos descabellos (petici¨®n de oreja y ovaci¨®n); estocada (dos orejas). Santiago Castella: tres pinchazos y estocada ca¨ªda (gran ovaci¨®n); dos pinchazos y descabello (aplausos). Plaza de Bayona, 2 de septiembre, 1? de feria. Lleno.
El Juli, se supone que responsable del env¨ªo ganadero a la plaza de Bayona, en su primer toro puso temple y ligaz¨®n a su faena. Lo que pasa es que se trataba de un toro inv¨¢lido y por eso mismo no ten¨ªa importancia su labor. Donde s¨ª demostr¨® que quiere estar en figura fue en el toro sobrero. A un toro desrazado, distra¨ªdo y mansote como era tuvo la virtud de ir buscando las vueltas para que el toro tomara su muleta. Fue un prodigio -quiz¨¢ la palabra es excesiva- de colocaci¨®n y de empe?o por hacer que embistiera aquel mulo. Ah¨ª estuvo como un torero responsable, puesto que otro en su lugar hubiera demostrado que ese toro no val¨ªa ni para tacos de escopeta. Bien por su actitud ante ese toro, aunque en el debe est¨¢ esa corrida de Santiago Domecq, repetida casi de la que se encarg¨® de meter a la junta administrativa de la plaza de toros de Vista Alegre en la feria bilba¨ªna pasada.
El franc¨¦s Sebasti¨¢n Castella sigue muy verde. A su primer toro, que era algo manejable, se pas¨® toda la faena d¨¢ndole pases, naturales y derechazos con falta de temple y, sobre todo, con falta de dominio. Hizo una faena ni fu ni fa, que no interes¨® a nadie, incluidas unas manoletinas ce?idas que instrument¨® como remate de faena. En su segundo no dio un pase a derechas, ciertamente porque el toro ten¨ªa tendencia a las tablas y no aport¨® ninguna clase de calidad. Sebasti¨¢n Castella hace un toreo demasiado vertical, con tendencia al escayolamiento.
Parece casi incre¨ªble que hoy se corran toros de Victorino Mart¨ªn. Creemos que, sin ver la corrida, estar¨¢ en las ant¨ªpodas de la que hemos visto ayer. Insistimos en que es inconcebible c¨®mo pueden ir en una feria 12 ganader¨ªas que son la ant¨ªtesis entre s¨ª. El p¨²blico de Bayona, en la corrida de ayer, tuvo demasiado aguante y rebos¨® educaci¨®n y contenimiento. S¨®lo se encendi¨® cuando el presidente se empe?¨® en no querer devolver el invalid¨ªsimo, el mayor inv¨¢lido que habr¨¢ pasado por Francia, quinto de la tarde. El animal tuvo que caer justo debajo de la presidencia, claudicante, dando grima que fuera un toro de raza brava, para que entonces el presidente se dignara devolverlo.
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