Chev¨¨nement afirma que los nacionalistas corsos son fascistas y antifranceses
El ex ministro propone un polo republicano que defienda a Francia como "comunidad de ciudadanos"
El ex ministro del Interior franc¨¦s Jean-Pierre Chev¨¨nement, que recientemente dimiti¨® por desacuerdos con el Gobierno de Lionel Jospin en su pol¨ªtica sobre C¨®rcega, declar¨® ayer a la prensa francesa que los nacionalistas corsos son como Le Pen -el l¨ªder ultraderechista del Frente Nacional-, pero con explosivos y armas. "Los nacionalistas corsos son, ante todo, antifranceses y merecen, por ello, ser combatidos". Para el ex ministro, el problema de C¨®rcega no es s¨®lo su retraso econ¨®mico, sino principalmente la violencia y el sistema semimafioso que genera.
Chev¨¨nement ha multiplicado sus declaraciones tras su dimisi¨®n. Critica a unos y otros, lanza descalificaciones, concede alg¨²n m¨¦rito a unos pocos y, sobre todo, se presenta como el paradigma de los valores republicanos. Este fin de semana re¨²ne a sus escasas tropas del Movimiento de los Ciudadanos (MDC) en Grasse para la tradicional universidad de verano que cre¨® en 1993 y que preside."Quiero ejercer un magisterio de influencia sobre la vida pol¨ªtica francesa", dice el ex ministro tres veces dimisionario. Su objetivo es "organizar un polo republicano para la izquierda y el pa¨ªs". Seg¨²n ¨¦l, "la Rep¨²blica no es un par¨¦ntesis que haya que cerrar" a base de conceder "a cada provincia el derecho de votar sus leyes, rompiendo as¨ª la idea de Francia como comunidad de ciudadanos". Y la provincia que m¨¢s le duele a Chev¨¨nement es C¨®rcega, porque "los nacionalistas corsos son, antes que nada, antifranceses y por eso merecen ser combatidos".
El vicepresidente del MDC, Sami Na?r, precisa, despu¨¦s de afirmar que "Chev¨¨nement es la encarnaci¨®n de la v¨ªa republicana que proponemos", el alcance de ese polo que quiere revitalizar la vida pol¨ªtica gala. "Buscamos la convergencia con todos los movimientos sociales din¨¢micos y de progreso". Se quiere abierto "a la renovaci¨®n de la pr¨¢ctica pol¨ªtica, de los nuevos asuntos que surgen, como la igualdad entre los sexos, los derechos de las minor¨ªas o la lucha contra la mundializaci¨®n".
Ese entusiasmo por ciertas minor¨ªas tiene l¨ªmites. Chev¨¨nement detesta a sus antiguos colegas ecologistas en el Gobierno. Seg¨²n ¨¦l, se trata de un grupo de "demagogos", de "naturaleza estrictamente electoralista" y "peque?o-burguesa". Dice que "aportan menos votos a la izquierda plural de los que le restan al atemorizar a las clases populares con algunas de sus propuestas". Es una opini¨®n cuyo alcance conviene relativizar recordando que la ¨²ltima vez que el MDC se present¨® en solitario cosech¨® el 2,4% de los sufragios.
Hoy, el 84% de la opini¨®n p¨²blica francesa dice identificarse con la actitud de Chev¨¨nement respecto al caso corso. Es un capital de simpat¨ªa que conviene hacer fructificar con r¨¢pidez, m¨¢xime si se piensa que hace apenas un a?o el 54% de los franceses tambi¨¦n dec¨ªa ser favorable a que los corsos alcanzasen la independencia. En un pa¨ªs en el que la econom¨ªa va bien y el paro se ha reducido del 12,5% al 9,6% en el transcurso de los ¨²ltimos tres a?os, la limitad¨ªsima autonom¨ªa que se quiere conceder a C¨®rcega se convierte en un asunto pol¨¦mico que permite renovar la identidad pol¨ªtica.
El polo republicano de izquierdas de Chev¨¨nement puede acabar poni¨¦ndose al servicio de Jospin cuando ¨¦ste se lance a la batalla presidencial. A ese polo se le atribuye una cierta capacidad para trascender las barreras pol¨ªticas y el PS y la izquierda en general necesitan, ahora que el Frente Nacional de Le Pen est¨¢ en regresi¨®n y ya no priva de millones de votos a la derecha democr¨¢tica, ir a pescar esos votos en aguas territoriales que no son las suyas de siempre.
Los gaullistas de la Asamblea para la Rep¨²blica (Rassemblement pour la R¨¦publique, RPR) tambi¨¦n quieren servirse de C¨®rcega para su cambio de imagen. Su presidenta, Mich¨¨le Alliot-Marie, lanz¨® ayer una "petici¨®n nacional para C¨®rcega dentro de la Rep¨²blica", denunci¨® que "la palabra est¨¦ monopolizada por las las minor¨ªas" -nacionalistas- y dio a entender que el Gobierno prepara "una amnist¨ªa para los cr¨ªmenes de sangre".
Clavo ardiendo
Para el RPR, C¨®rcega aparece como el clavo ardiendo al que agarrarse. Alliot-Marie prefiere marginar el refer¨¦ndum del 24 de septiembre sobre la reducci¨®n del tiempo de mandato presidencial porque sabe que es una cuesti¨®n de escaso poder movilizador, y repite incansablemente "que Francia es una Rep¨²blica indivisible".El RPR olvida que cuando ocup¨® el Gobierno negoci¨® varias veces con una fracci¨®n del FLNC y que sus ministros del Interior Pasqua y Debr¨¦ llegaron a recibir, en el propio ministerio, a terroristas posteriormente encarcelados por extorsi¨®n. Charles Pasqua, viejo gaullista disidente -12,5% en las ¨²ltimas europeas-, reclama "un refer¨¦ndum sobre la evoluci¨®n del estatuto corso" y lanza gui?os a Chev¨¨nement, "un hombre de convicciones que comparto", para evitar que ¨¦ste le prive de su vol¨¢til electorado. Incluso Philippe S¨¦guin, antiguo presidente del RPR y candidato gaullista a la alcald¨ªa de Par¨ªs, "lamenta la dimisi¨®n de Chev¨¨nement porque all¨ª donde va recuerda los principios de la Rep¨²blica". Resumiendo, el ¨²nico ministro bueno es el ministro dimitido y todos contra C¨®rcega para poder atacar a Jospin.
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