En la frontera con Israel
Las campanas de la localidad cristiana de Marjayun repicaban mientras sus habitantes lanzaban pu?ados de arroz sobre los veh¨ªculos del Ej¨¦rcito liban¨¦s que entraban en sus calles. El 9 de agosto, dos meses y medio despu¨¦s de la retirada israel¨ª de la franja del sur de L¨ªbano, unos mil soldados libaneses llegaban al territorio.El despliegue fue festivo, pero ahora la presencia es discreta. Un recorrido hecho a finales de agosto por la llamada franja de seguridad ilustra c¨®mo el Estado liban¨¦s brilla por su ausencia. En el sur se ven los 4.500 cascos azules de Naciones Unidas y los milicianos de Hezbollah, la guerrilla shi¨ª cuyos ataques propiciaron la retirada israel¨ª.
Sus milicianos poseen puestos de control, organizan patrullas y pintan frescos ensalzando su victoria. Circulan casi siempre sin armas, pero mantienen las que les permitieron vencer a Israel.
Son los ¨²nicos que, en la puerta de F¨¢tima o en otros puestos fronterizos, hacen frente al Ej¨¦rcito israel¨ª. Cada d¨ªa familias libanesas peregrinan hasta F¨¢tima para ver a los antiguos ocupantes mientras los j¨®venes tiran piedras contra los veh¨ªculos israel¨ªes. A veces, un centinela dispara una r¨¢faga a los muchachos.
Ghazi Zuaytir, ministro de Defensa liban¨¦s, dice que su pa¨ªs no va a custodiar la frontera por cuenta de Israel. Pero su ausencia obedece a otras razones, seg¨²n diplom¨¢ticos europeos en Beirut. En las conversaciones de paz con Israel, Siria, la potencia que tutela L¨ªbano, quiere guardarse la baza del sur para presionar a su adversario.
Damasco podr¨ªa alentar infiltraciones de comandos palestinos en territorio israel¨ª para obtener concesiones en la negociaci¨®n o animar a Hezbollah a que caliente el conf¨ªn. La ausencia del Ej¨¦rcito liban¨¦s en el sur impedir¨ªa a Israel acusar a Beirut de haber dejado cruzar la frontera a los palestinos. De ah¨ª que el Estado liban¨¦s siga ausente del territorio.
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