La prolongaci¨®n de Blasco Ib¨¢?ez
Los vecinos del Cabanyal-Cayamelar agrupados en la plataforma Salvem se han movilizado m¨¢s si cabe estos d¨ªas pasados para defender sus derechos frente a la prolongaci¨®n del paseo Blasco Ib¨¢?ez. Se hab¨ªa cumplido, a su parecer, el plazo para que se decidiese una resoluci¨®n -sin duda favo-rable- que les liberase de la espada de Damocles que pende sobre sus viviendas y, por otra parte, constataban la desaparici¨®n de un informe adverso al proyecto urban¨ªstico que se conten¨ªa en el expediente sobre este asunto, tramitado en la direcci¨®n general de Promoci¨®n Cultural y Patrimonio. Esta beligerancia, principalmente medi¨¢tica y administrativa, ha culminado en una querella por prevaricaci¨®n contra la titular del citado organismo, Consuelo Ciscar.Poco o nada podemos objetar al fundado deseo vecinal de que las instancias responsables y llamadas a definirse -decimos de la Consejer¨ªa de Cultura y del Ayuntamiento de Valencia- decidan de una vez por todas en qu¨¦ queda el discutido Plan Especial de Protecci¨®n y Reforma de los mencionados barrios mar¨ªtimos. Prolongar la angustia no garantiza que se enerven los ¨¢nimos de los afectados. Todo lo contrario, se abona la indignaci¨®n por entender que los aplazamientos tan solo encubren maniobras lesivas para sus intereses. Cualquiera en su piel no podr¨ªa pensar otra cosa, tanto m¨¢s cuando el criterio de las autoridades municipales no ha cambiado un ¨¢pice desde que se expuso y promovi¨® este plan.
Llevados de su instinto autodefensivo, los dirigentes de Salvem el Cabanyal han interpuesto, como queda dicho, una querella por la desaparici¨®n de un documento que el 20 de julio figuraba en el expediente y un mes despu¨¦s hab¨ªa desaparecido. Al margen de que tal documento fuese o no vinculante, pues lo ¨²nico vinculante es el informe final que se emita, hay que anotar que, como los mismos querellantes reconocen en una diligencia, el repetido documento carec¨ªa de fecha de registro y de firma del autor. O sea, que pod¨ªa contener la letra de los salmos, pero no dejaba de ser un papel an¨®nimo. Con la agravante de que ning¨²n responsable de la consejer¨ªa ni el mismo custodio del expediente aseguran tener noticia del mismo.
Queremos decir que poner el ¨¦nfasis judicial en este episodio no creemos que conduzca a parte alguna. M¨¢s pr¨¢ctico ser¨ªa que el discreto autor del dictamen ratificase su parecer, firm¨¢ndolo, si tan decisivo se le reputa. Aunque bien mirado no dejar¨ªa de ser uno m¨¢s entre los varios que, de manera contradictoria, se pronuncian acerca de la oportunidad de la prolongaci¨®n del paseo. Porque suponemos que a los vecinos en lucha no se les oculta que la querellada direcci¨®n general, o su titular, est¨¢ haciendo puras virguer¨ªas para que se aplique la Ley de Patrimonio Hist¨®rico, tal cual ha hecho con el solar de los jesuitas. En este sentido, est¨¢ procediendo a agotar todas las posibilidades legales y urban¨ªsticas a fin de que la soluci¨®n sea la id¨®nea para la ciudad y no se mutile o fuerce la mentada ley que ampara el patrimonio. Salvem, a nuestro entender, ha errado el tiro procesal. Sus adversarios caminan por otras cruj¨ªas y, adem¨¢s, no disimulan.
Si de algo han servido los sucesos de esta semana en el asunto que nos ocupa es para comprobar que el Ayuntamiento sigue en sus trece y que si los obst¨¢culos con que tropieza se superan mediante informes, habr¨¢ tantos como sean necesarios. Mientras se negocian y se recaban de las entidades culturales y personalidades cualificadas, se ha decretado la ley del silencio para todos los implicados en el marco de la Administraci¨®n y tanto la alcaldesa como el presidente de la Generalitat han escenificado su colaboraci¨®n en el empe?o, esto es, en llevar adelante la prolongaci¨®n. Si alguien est¨¢ en una encrucijada es la directora general sobre la que disparan desde los flancos. Que Dios se apiade de ella y de cuantos dictaminaron negativamente ese plan, que personalmente siempre se me antoj¨® t¨ªmido.
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