La fe de Ra¨²l salva al Madrid
El Valencia acaricia la victoria en el Bernab¨¦u, pero acaba perdiendo con dos goles del delantero madridista
La fe de Ra¨²l rescat¨® al Madrid. Precisamente Ra¨²l, el de siempre, el apagafuegos de toda la vida. Ra¨²l, y precisamente el d¨ªa en el que parec¨ªa desaparecido, desconectado alarmantemente de sus compa?eros, arrinconado en la soledad m¨¢s absoluta por su propio equipo... Porque al Madrid de ayer, a un Madrid nuevo rebajado de toque e ideas y sobrecargado de regate, justamente le falt¨® durante un buen tramo Ra¨²l. Un tramo muy largo, de casi 75 minutos, que el Valencia aprovech¨® para gobernar y acomodarse el choque. Para ir comiendo terreno al Madrid muy a la manera de C¨²per -sin excesos, poco a poco, desde la prudencia ofensiva y el trabajo rocoso e incansable, con m¨¢s velocidad que precisi¨®n- y de Mendieta -el mejor del duelo, omnipresente y l¨²cido-. Un tramo sin Ra¨²l, en suma, que el Valencia crey¨® aprovechar para ganar el partido.Hasta que la desesperaci¨®n y el olor a derrota recuperaron a Ra¨²l, el Madrid lo hab¨ªa pasado ciertamente mal. Celades y Makelele jam¨¢s encontraron aire -m¨¢s de uno dir¨¢ que tampoco la jerarqu¨ªa de Redondo- para combatirle el centro del campo a Mendieta y sus lugartenientes, los incansables Kily, Baraja y, por supuesto, Deschamps, que se las sabe todas. S¨®lo las incursiones de Roberto Carlos por la izquierda y la constante actividad de Figo, Savio y Munitis reportaron alguna alegr¨ªa a un Madrid de perfil plano. Porque el nuevo Madrid tiene principalmente regate. Le falta elaboraci¨®n, pases de riesgo, pero dispone de mucho futbolista con capacidad para encarar al adversario y buscarle las cosquillas a base de amagos y quiebros. Est¨¢n sobre todo Figo y Savio, dos tipos que reclaman quietos la pelota, al pie, y que en cuanto la reciben invitan c¨ªnicamente al contrario a arrebat¨¢rsela. El problema es que cuando los enga?os de ¨¦stos funcionaron, cuando sus regates lograron agujerear a la fornida y siempre ordenada defensa del Valencia, sus proyectos se desvanec¨ªan una y otra vez ante la falta de un rematador en el equipo -la falta de un nueve, el problema golpea a¨²n con insistencia a la puerta-.
REAL MADRID 2- VALENCIA 1
Real Madrid: Casillas; M¨ªchel Salgado, Helguera, Iv¨¢n Campo (Guti, m. 75), Roberto Carlos; Makelele (Flavio, m. 63), Celades; Figo, Munitis (Karanka, m. 88), Savio; y Ra¨²l.Valencia: Ca?izares; Angloma, Bjorklund (Djukic, m. 46), Pellegrino, Carboni; Mendieta, Baraja, Deschamps, Kily; Diego Alonso y Zahovic (S¨¢nchez, m. 46; Carew, m. 88). Goles: 0-1. M. 74. Penalti por agarr¨®n de Roberto Carlos a Mendieta, que transforma por bajo el propio Mendieta. 1-1. M. 76. Figo mete el bal¨®n en el ¨¢rea, Pellegrino despeja flojo y Roberto Carlos, que supera de cabeza a Mendieta, cede a Ra¨²l y ¨¦ste marca de media chilena. 2-1. M. 85. Centro de Savio desde la izquierda, Ca?izares falla en la salida, Figo dispara y Ra¨²l empuja desde la l¨ªnea. ?rbitro: Daud¨¦n. Amonest¨® a Helguera, Makelele, Roberto Carlos, Figo, Deschamps, Pellegrino, Carboni, Kily y Angloma. Unos 74.000 espectadores en el Bernab¨¦u.
A¨²n as¨ª, sin ideas, sin poder organizativo y sin un hombre de ¨¢rea, al Madrid le dio para convertir a Ca?izares en uno de los protagonistas de la velada. Roberto Carlos le oblig¨® a sacar una mano milagrosa tras un recorte sublime, luego en una falta brutal; Savio le prob¨® desde lejos, Ra¨²l desde cerca...
El Valencia, sin brillantez pero m¨¢s consistente y s¨®lido que su rival, mejor en suma, tambi¨¦n supo convertir a Casillas en destacado. Y Zahovic envi¨® un bal¨®n al palo. Los de C¨²per tambi¨¦n echaban de menos un delantero goleador, de los que no perdonan. El uruguayo Diego Alonso gust¨® por su incansable esp¨ªritu de lucha, por su pelea constante, pero no tiene el gui?o matador de los grandes nueves.
La segunda parte rompi¨® definitivamente del lado valencianista. Se not¨® en el murmullo intranquilo de la grada, en lo poco que duraba la pelota en los pies madridistas, en la cada vez m¨¢s evidente cercan¨ªa de los valencianistas por las inmediaciones de Casillas... Era una sensaci¨®n, porque el Valencia te come sin que te des cuenta, pero el partido se iba del lado visitante.
M¨¢s sobre todo cuando Daud¨¦n decidi¨® colaborar con un penalti inexplicable por exagerado. El leve empujon de Roberto Carlos a Mendieta en un rinc¨®n del ¨¢rea no merec¨ªa el m¨¢ximo castigo, pero el ¨¢rbitro entendi¨® que s¨ª. Y el propio Mendieta, que llevaba unos cuantos minutos con el partido en el bolsillo, acept¨® el regalo empotrando el penalti contra la red. Se dispon¨ªa el Valencia a proteger el resultado con su habitual y efectivo blindaje, a cerrar el partido a su vieja manera, total tan s¨®lo quedaba un cuarto de hora... Pero entonces apareci¨® Ra¨²l, se puso el traje de las causas imposibles, y lo cambi¨® todo.
Dos minutos despu¨¦s del 0-1, Ra¨²l despert¨® con una complicada volea de espaldas -tambi¨¦n en fuera de juego: el ¨¢rbitro compens¨® su error anterior con otro de igual tama?o-. El empate no le pareci¨® suficiente: abandon¨® su puesto en la delantera y empez¨® a correr por todos lados, a decirle que no a la derrota, a resistirse al primer tropiezo. Y finalmente, favorecido por un error de Ca?izares en un bal¨®n cruzado, Ra¨²l remat¨® la remontada estirando la bota con decisi¨®n a un centro chut de Figo.
El Valencia, en suma, se qued¨® sin una victoria que acariciaba justo cuando se dispon¨ªa a celebrarla. Cuando al fin apareci¨® Ra¨²l, se quit¨® los grilletes que parece colocarle el nuevo formato t¨¢ctico del equipo, y rescat¨® a golpe de fe al Madrid.
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