"La casa era el campo de tiro de mi marido"
Mar¨ªa Teresa de Jes¨²s Moreno Maya, de 49 a?os, viuda y con ocho hijos (dos de su primer marido, fallecido por enfermedad, y seis de su segundo esposo, muerto de un tiro en la cabeza cuando forcejeaba con ella), emprendi¨® hace cinco a?os su particular batalla contra la c¨¢rcel. El 16 de abril de 1995, una discusi¨®n en la chabola del camino de la Presa (Mejorada) con su marido termin¨® con un disparo mortal. Se qued¨® viuda y fue condenada como autora del homicidio de su marido, Vicente Molina Maya, a 15 a?os, 8 meses y 1 d¨ªa de c¨¢rcel. Los hermanos del marido, gitanos como ella, juraron supuestamente venganza. Pero ella sigue viva. Tras pasar 14 meses en prisi¨®n preventiva, ahora est¨¢ en libertad pendiente de que se ejecute la sentencia, ya que su recurso al Tribunal Supremo ha sido desestimado. Lo que sigue es un resumen de la conversaci¨®n mantenida por este peri¨®dico con Mar¨ªa Teresa el pasado agosto pasado y ayer mismo.Pregunta. ?Qu¨¦ pas¨® el 16 de abril de 1995?
Respuesta. Cuando baj¨¦ de rifar ropa interior en Mejorada del Campo, ¨¦l ech¨® a los hijos de la casa, me agarr¨® por el cuello y me dijo que me iba a matar. Entonces se sac¨® una pistola de la espalda y me apunt¨® en la cabeza. Le dije que si me mataba qu¨¦ iba a ser de nuestros hijos y met¨ª mi cabeza debajo de su axila; fue entonces cuando escuch¨¦ un tiro y ca¨ªmos los dos a la cama. Le quit¨¦ la pistola de la mano y se la llev¨¦ a su madre y le dije que como se la diera otra vez le denunciaba en la Guardia Civil, pero cuando cont¨¦ a la madre que estaba tendido en la cama y no se mov¨ªa, entraron los hermanos y vieron que ten¨ªa un tiro en la cabeza. Entonces todos se pusieron contra m¨ª. Me pegaron mucho y yo me refugi¨¦ en casa de una se?ora paya y, desde all¨ª, ella llam¨® a la Guardia Civil.
P. Tras prestar declaraci¨®n, la metieron en la carcel...
R. S¨ª. Me metieron en prisi¨®n preventiva en Alcal¨¢-Meco. Estuve 14 meses, aunque pude salir antes. A los seis meses, cuando parec¨ªa que me iban a dejar en libertad, apareci¨® un informe de la Guardia Civil de Mejorada del Campo en el que se dec¨ªa que en mis manos se hab¨ªa encontrado p¨®lvora y estuve otros meses m¨¢s.
P. ?C¨®mo recuerda su paso por la prisi¨®n?
R. La verdad, prefiero no hablar mucho de eso. He visto cosas que nadie se puede imaginar. Menos mal que encontr¨¦ a un grupo de gitanas, bastante mayores, con experiencia y me lo hicieron m¨¢s llevadero.
P. ?All¨ª se enter¨® de que la justicia gitana la hab¨ªa condenado a muerte?
R. S¨ª, y lo pas¨¦ muy mal. De hecho tuve siempre a las funcionarias detr¨¢s de m¨ª hasta que entraba en la celda. Un d¨ªa me encontr¨¦ en el patio con una hermana de Vicente que me quer¨ªa matar all¨ª mismo. Si no llegan a estar las funcionarias al tanto, me pega una paliza de muerte.
P. ?Sab¨ªa algo de sus hijos cuando estaba ingresada en la c¨¢rcel?
R. Mis ni?os han sido siempre los que me daban la ilusi¨®n para poder salir de all¨ª. Mientras estuve en la c¨¢rcel, estuvieron viviendo con la familia de mi marido y yo no sab¨ªa nada de ellos. De hecho, a uno lo casaron y ahora vive en Mejorada, y me quer¨ªan casar a otra con 16 a?os. Estaba deseando salir para volver a recuperarlos y que se vinieran conmigo.
P. ?C¨®mo consigui¨® la libertad provisional?
R. Todav¨ªa no lo s¨¦. S¨®lo le puedo decir que un d¨ªa me sacaron las maletas a la calle y me dijeron que estaba libre. Cuando se lo contaba a mi hermana por tel¨¦fono me dijo que me hab¨ªa vuelto loca, que yo hab¨ªa matado a un hombre y que no pod¨ªa estar en libertad.
P. ?Y despu¨¦s?
R. Me acogieron unas monjitas hasta que vine a Rivas-Vaciamadrid, donde encontr¨¦ a Luc¨ªa, la presidenta de la asociaci¨®n de mujeres Clara Campoamor, y ella me trajo a su casa.
P. ?Cu¨¢ndo conoci¨® usted a Vicente Molina, su marido?
R. En el Pozo del Huevo. Yo entonces estaba vendiendo flores en la glorieta de Bilbao y en la iglesia del Cristo de Medinaceli. Era un buen muchacho, yo viv¨ªa sola y me hab¨ªa quitado el luto de mi primer marido. ?l estaba separado de otro matrimonio anterior y los dos nos enamoramos.
P. ?Qu¨¦ pas¨® con esa relaci¨®n?
R. ?l se volvi¨® loco con la droga. Una noche, con sus hermanos, tom¨® algo como ¨¢cido, seg¨²n me explic¨® despu¨¦s, y desde entonces estaba muy agresivo. No s¨¦ de d¨®nde sacaba las pistolas, pero la casa era su campo de tiro y me pegaba.
P. ?Por qu¨¦ no explic¨® en el juicio los malos tratos que ahora cuenta?
R. Porque mi abogado me aconsej¨® que no lo hiciera. Yo no entiendo. No s¨¦ por qu¨¦ no quer¨ªa que lo contara, pero es algo que conoce todo el pueblo de Mejorada. Una vez me refugi¨¦ en casa de un tendero porque me quer¨ªa pegar. Aquel hombre me defendio, pero para que no me pegara en casa, me hizo que le pidiera sal de la tienda y una caja de botellas de cerveza. Luego se le pas¨®.
P. ?Cumplir¨¢n los familiares de su marido esa supuesta amenaza de muerte que existe contra usted?
R. No lo s¨¦. S¨¦ que hay uno de los hermanos que lleva la ley gitana hasta los l¨ªmites. Pero si yo tengo miedo no es por m¨ª, sino por mis hijos, por lo que pueda ser de ellos si yo les falto. Adem¨¢s, tengo otro hijo casado que vive con ellos y, de momento, lo respetan, pero tambi¨¦n tengo miedo por ¨¦l.
P. ?Y no tiene usted manera de evitar esa supuesta sentencia gitana?
R. Ellos dicen que el muerto pide venganza y que est¨¢n quedando mal ante el resto de los gitanos porque no han cumplido la ley. Quieren que me vaya de Rivas-Vaciamadrid porque estoy a cinco minutos de su poblado y que hay que partir Madrid.
P. ?Qu¨¦ es eso de partir Madrid?
R. Pues que cuando hay una pelea entre bandas de gitanos, los que resultan heridos se quedan en el territorio de la pelea, pero los ganadores tienen que irse a la otra punta de Madrid, para no sentirse agraviados ni ofendidos. Como en esa supuesta pelea ellos entienden que yo sal¨ª ganando, pues me tengo que ir a la otra punta de Madrid para no ofenderlos s¨®lo con mi presencia, a cinco kil¨®metros de distancia.
P. ?No hay otra soluci¨®n?
R. S¨ª hay otra, pero no es el caso. Ser¨ªa si yo tuviera detr¨¢s de m¨ª a 5 hermanos y 20 sobrinos; entonces las fuerzas de las dos tribus ser¨ªan iguales y se respetar¨ªan las dos.
P. ?La tribu de su marido es la del t¨ªo Aquilino?
R. El patriarca y t¨ªo de mi marido es el t¨ªo Aquilino. Yo le pido que ¨¦l, que es un hombre respetado en el mundo de los gitanos, les haga pensar que qu¨¦ va a ser de mis hijos si me matan.
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