"Mi ¨²nico dolor al dejar M¨¢laga ser¨ªa que se impusiera lo terru?ero"
Antonio Garrido (M¨¢laga, 1955) es un tipo singular y brillante. A los 13 a?os ya publicaba relatos y rese?as en prensa. Con 23 fue n¨²mero uno en unas oposiciones de Lengua y Literatura. Ha escrito 14 libros de ensayo y poes¨ªa. Profesor invitado en universidades de EE UU y Europa, catedr¨¢tico de Lengua y Literatura en M¨¢laga y Sevilla, fue impulsor de la Facultad de Ciencias de la Informaci¨®n de M¨¢laga. Hace cinco a?os se enrol¨® como concejal de Cultura con Celia Villalobos, despu¨¦s de colaborar con el PSOE en programas culturales. Ahora, ya militante del Partido Popular, ha sido nombrado por el Gobierno director del Instituto Cervantes (IC) en Nueva York (Estados Unidos). En este tiempo, sus adversarios han atacado su orondo f¨ªsico, sus pajaritas e, incluso, su pedanter¨ªa. ?l responde enfatizando un personaje que tan pronto engola la voz y sentencia sobre Arist¨®teles en sus ruedas de prensa, como dedica clases a repasar hasta el descacharre las man¨ªas de sus colegas en Pensylvannia. Sabe m¨¢s de Semana Santa que nadie, pero en el fondo es un terrible iconoclasta. Pregunta. Este nombramiento colmar¨¢ su coraz¨®n fil¨®logo.
Respuesta. Con media vida dedicada al hispanismo es el honor m¨¢s grande. Pero no se trata de promocionar s¨®lo a Espa?a. De hecho el cuido por el idioma es bastante mayor allende la mar que aqu¨ª. La visi¨®n centralista del idioma es una memez.
P. Una de las batallas simb¨®licas del idioma es la e?e, que algunos, incluso, quieren hacer desaparecer de los teclados de los ordenadores.
R. Hay que conseguir que se la represente en los teclados. No s¨¦ c¨®mo, pero debe estar. Son cientos de millones de personas que no dicen nina sino ni?a. No es igual cono que co?o.
P. ?Qu¨¦ gana y qu¨¦ pierde M¨¢laga sin Antonio Garrido?
R. No pierde nada, porque la labor es producto de un modelo y del equipo que lo lleva a cabo y que seguir¨¢. Quien venga tiene por delante mucho trabajo: Centro de Arte Contempor¨¢neo, Auditorio, Palacio de Exposiciones... M¨¢laga debe creerse que parte de su futuro radica en el desarrollo del turismo a partir de la industria cultural.
P. Desde su llegada, el presupuesto de Cultura del Ayuntamiento ha crecido en un 300%. ?Est¨¢ garantizado el futuro?
R. Para que prosperen determinadas cosas hace falta dinero. Mucho dinero. La ciudad debe ser muy generosa con este sector. No s¨®lo el Ayuntamiento. Echo de menos el patrocinio de los constructores.
P. ?Sentir¨¢ nostalgia, usted que tanto sabe de tradiciones?
R. No soy nada nost¨¢lgico, y creo que el IC puede ser una plataforma para la Fundaci¨®n Picasso o el Festival de Cine.
P. Usted es un experto en ret¨®rica. Ponga nota a sus ex compa?eros concejales.
R. Los mejores concejales desde el punto de vista ret¨®rico y t¨¦cnico han sido Eduardo Mart¨ªn Toval y Magdy Mart¨ªnez Solim¨¢n [ambos del PSOE]. La iron¨ªa de Eduardo era demoledora. Y tambi¨¦n Celia Villalobos. Su mayor virtud es el cambio fugaz de registro ling¨¹¨ªstico. Romero, en cambio, es un desastre argumentando. Tiene buena frase gruesa. Pero es hombre de titulares, no de debates.
P. ?Cu¨¢les han sido sus mayores logros como concejal?
R. Los que menos se han visto: las bibliotecas y los colegios. Ahora est¨¢n en todas las bibliotecas los peri¨®dicos y libros de actualidad.
P. Imagine que regresa de Nueva York a su ciudad dentro de varios a?os. ?Qu¨¦ no le gustar¨ªa encontrarse?
R. Mi ¨²nico dolor al dejar M¨¢laga ser¨ªa que se impusiera el localismo y lo terru?ero. Lo t¨®pico es una desgracia para una ciudad. Soy antimalaguita, antisevillita... La cultura es un di¨¢logo. A m¨ª me ha dado mucha verg¨¹enza ajena de personas que me ped¨ªan sangre e insultaban a Juvenal Soto por un art¨ªculo publicado en EL PA?S Andaluc¨ªa . Yo podr¨¦ estar de acuerdo o no con ¨¦l pero me merece todo el respeto su opini¨®n.
P. ?Est¨¢ satisfecho de su labor?
R. Se podr¨¢ estar de acuerdo o no con el festival de Cine Espa?ol o con el Museo Municipal, pero existen. As¨ª que ya hay de qu¨¦ hablar. Lo peor en pol¨ªtica es el logocentrismo, hablar sin hacer nada.
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