Un futbolista feliz
El jugador del Alav¨¦s asombra en su retorno al f¨²tbol espa?ol
Cuando el entrenador del Alav¨¦s, Man¨¦, y el presidente, Gonzalo Ant¨®n, se desplazaron a Barcelona para concretar el fichaje de Jordi Cruyff llevaban en la cabeza los asuntos econ¨®micos como prioridad. Cuando Jordi Cruyff los recibi¨®, les plante¨® como asunto prioritario su lugar en el equipo. El Alav¨¦s tem¨ªa una exigencia monetaria excesiva; Jordi Cruyff abominaba de una responsabilidad goleadora y quer¨ªa jugar de medio punta. El acuerdo fue relativamente sencillo. El fichaje de Cruyff era gratis (aunque sus emolumentos anuales respond¨ªan a su jerarqu¨ªa internacional) y Man¨¦ pretend¨ªa contratar a un inventor de jugadas, un futbolista que convirtiera en talento el despliegue met¨®dico de su equipo.El acuerdo no requiri¨® de excesiva negociaci¨®n. Jordi Cruyff, un ilustre al borde del precipicio de su historial y de su apellido, encontraba en el Alav¨¦s una rampa de lanzamiento y el conjunto vitoriano hallaba, al f¨ªn, un futbolista que hace del ingenio su valor argumental.
Jordi Cruyff hab¨ªa tropezado en Barcelona con el apellido, en el Manchester con un club en expansi¨®n y una lesi¨®n importante y en el Celta (donde jug¨® cedido parte de la temporada 1998-99) con una operaci¨®n inoportuna. Para un sector de la opini¨®n, el ilustre hijo del genio se antojaba un desecho futbol¨ªstico maltratado por el fracaso y las lesiones, y sin ning¨²n porvenir.
El domingo, en Las Palmas, se despejaron todas las dudas. Las del f¨²tbol espa?ol, que afectaban a su calidad y a su capacidad de resurrecci¨®n; las del Alav¨¦s, que ten¨ªan que ver con su inmersi¨®n en un estilo destajista, que no admite desmayos y reclama un sacrificio permanente para que el colectivo no se resienta.
El retorno de Jordi Cruyff al f¨²tbol espa?ol no ha estado exento de cautela. El Alav¨¦s le firm¨® un contrato de un a?o prorrogable a otras dos temporadas, con una cl¨¢usula asequible (1.250 millones). Man¨¦ confiaba en resucitar al futbolista que anunciaba ser hasta que el su apellido se interpuso en su futuro barcelonista. Es su especialidad, y Jordi Cruyff no le ha defraudado: tres asistencias de gol y un derroche de energ¨ªa solo comparable al de un meritorio juvenil. El hijo del genio sal¨ªa de la l¨¢mpara para conceder tres deseos al Alav¨¦s: entrega, ilusi¨®n e imaginaci¨®n. Y, de paso, recobrar la felicidad.
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