Farmac¨¦uticos
La sociedad espa?ola ha contribuido, en muchos casos, a crear una falsa imagen de s¨ª misma. Este pa¨ªs sigue siendo para muchos la Espa?a de la casta?uela, los faralaes y los toros, mientras que los ciudadanos espa?oles sabemos que ¨¦sa es s¨®lo una peque?a parte de nuestra cultura.Pero estas falsas im¨¢genes tambi¨¦n se trasladan a la concepci¨®n que algunos dan del entorno. En Galicia, especialmente en la Galicia rural, muchos siguen considerando al alcalde como un corrupto, al cura como un vividor, al guardia civil como un borrach¨ªn... y al farmac¨¦utico como un cacique. Todos se suman al caf¨¦, la copa y la partida de domin¨® al caer la tarde.
Espa?a ha cambiado mucho, afortunadamente, desde aquellos viejos a?os cuarenta en los que Berlanga ridiculizaba al espa?olito topic¨®n que corr¨ªa tras las suecas que nos visitaban; sin embargo, parece que algunos, de manera interesada y retorcida, siguen insistiendo en esa imagen distorsionada de nuestra realidad.
Soy farmac¨¦utica, y desde mi oficina de farmacia, desde hace casi cincuenta a?os, ejerzo una profesi¨®n que ni empieza ni termina en la venta de un medicamento. No soy cacique de pueblo, no soy comerciante ricach¨®n; sin embargo, es el propio gobierno, buena parte de los medios de comunicaci¨®n y cuatro altos funcionarios los que as¨ª me tratan. Todos ellos viven muy lejos de mi realidad y de la de muchos pacientes que cada d¨ªa me solicitan consejo farmac¨¦utico, de la de muchos vecinos a los que realizo seguimiento de su tensi¨®n, de sus problemas de obesidad..., de la de miembros de asociaciones de enfermos con los que colaboro en la divulgaci¨®n de los problemas a 1os que a diario se enfrentan a causa de su patolog¨ªa..., de aquellos que, cuando estoy de guardia a las cuatro o cinco de la ma?ana, acuden a m¨ª con sus problemas de salud.
Lo sorprendente es que a ese mismo Ejecutivo, que a decretazos gobierna, es al que mis cole-
gas farmac¨¦uticos y yo le ahorramos m¨¢s de 190.000 millones de pesetas gracias a la atenci¨®n farmac¨¦utica que prestamos a los ciudadanos.
No quiero vender mercanc¨ªa, gracias; quiero seguir ejerciendo mi profesi¨®n, aconsejando el medicamento m¨¢s adecuado, realizando el seguimiento del tratamiento del vecino de mi oficina de farmacia, alertando de posibles interacciones, colaborando con asociaciones de enfermos, realizando campa?as sanitarias... Las medidas aprobadas por el Gobierno pretenden cargar sobre mis espaldas el gasto en medicamentos, convertirme en un comerciante y acabar con mi aut¨¦ntica vocaci¨®n. No, gracias.- Margarita Rodr¨ªguez Cort¨¦s. Vigo (Pontevedra).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.