Sanciones levantadas
De forma algo vergonzante, los Catorce han decidido finalmente levantar las sanciones, m¨¢s bien simb¨®licas, que tomaron en febrero contra Austria por la entrada en el Gobierno de ese pa¨ªs del partido de extrema derecha de J?rg Haider, el FP?. Aquellas medidas -fundamentalmente la prohibici¨®n de contactos e invitaciones- se tomaron precipitadamente, haciendo caso omiso de todos los usos comunitarios. Han unido a los austriacos frente a la UE y han reforzado a Haider. El hecho de que los Catorce se propongan mantener una estrecha vigilancia sobre ese partido y su influencia sobre el Gobierno de coalici¨®n en Austria servir¨¢ m¨¢s a Haider para perseverar en su victimismo de pa¨ªs perseguido que para salvar la cara a Francia, la m¨¢s ardiente impulsora de unas sanciones que se tomaron incluso antes de formarse el nuevo Gobierno austriaco, juzgando intenciones y no hechos.Los Catorce han rectificado su error inicial. Para ello buscaron una v¨ªa de salida al encargar un informe -que redactaron el finland¨¦s Ahtisaari, Jochen Frowein y el espa?ol Oreja- que exculpa al Gobierno de coalici¨®n presidido por el democristiano Sch¨¹ssel pero que califica al FP?, segundo partido del pa¨ªs, como "populista de derechas con elementos radicales" que utiliza "elementos xen¨®fobos" o incluso "racistas" en sus campa?as. Pero, para los tres sabios, el mantenimiento de las sanciones resultaba "contraproducente". Y lo era no s¨®lo para Austria, bloqueada ante la presi¨®n internacional, sino tambi¨¦n porque Viena tiene una de las 15 llaves para posibilitar un acuerdo sobre la reforma institucional de la UE en la cumbre de diciembre. Las sanciones contra Austria -de ah¨ª las prisas por levantarlas- estaban tambi¨¦n teniendo un efecto negativo en Dinamarca, favoreciendo el no en el refer¨¦ndum convocado para el 28 de septiembre sobre la entrada en el euro. Muchos daneses lo consideraban una intromisi¨®n poco aceptable de pa¨ªses grandes en los asuntos de uno peque?o. De hecho, nadie adopt¨® sanciones contra Italia cuando un partido con mensajes xen¨®fobos como el de Fini entr¨® en el Gobierno de Berlusconi. Claro que la fiebre sancionadora se origin¨® por una suma de razones internas de Francia, Espa?a, B¨¦lgica y Alemania, entre otros, m¨¢s que como resultado de una reflexi¨®n conjunta sobre los riesgos del ascenso de ideolog¨ªas ultraderechistas.
La acci¨®n de los Catorce habr¨¢ tenido, sin embargo, algunos efectos positivos al impulsar un debate sobre los valores en que ha de fundamentarse la construcci¨®n europea. Queda tambi¨¦n demostrado, como apunta el informe de los sabios, que la UE carece de instrumentos para hacer frente a este tipo de situaciones. La participaci¨®n en un Gobierno de un partido abiertamente xen¨®fobo es una posibilidad que puede aumentar con los crecientes flujos migratorios y con una Uni¨®n ampliada, lo que puede derivar en medidas indeseadas. Por ello, en la Conferencia Intergubernamental en curso, los Quince deber¨ªan idear mecanismos efectivos de defensa al menos con una Carta de Derechos -con valor jur¨ªdico y no reducida a una mera declaraci¨®n- y con procedimientos aceptados para poder sancionar, suspender o incluso expulsar a cualquier Estado que cayera en desvar¨ªos de esta ¨ªndole.
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