Justo Navarro rompe un silencio de seis a?os con 'El alma del controlador a¨¦reo'
Cuenta Justo Navarro que la raz¨®n de la tardanza en escribir una nueva novela despu¨¦s de La casa del padre, que se public¨® en 1994, ha sido una especie de rapto: "La voz del protagonista me invadi¨®", explica. Seis a?os le ha costado desprenderse de ella. Pero ha sido para dejarse arrastrar por otra "posesi¨®n", la que ha ejercido en el escritor granadino la voz de Eduardo Alibrandi, narrador de El alma del controlador a¨¦reo (Anagrama), su ¨²ltima novela. "Su voz lleg¨® a m¨ª y me oblig¨® a recordar una vida que no fue la m¨ªa, en una especie de autobiograf¨ªa imaginaria", cuenta. Es as¨ª como funciona el texto, una historia familiar con muertes violentas incluidas que se va desgranando poco a poco en la mente del protagonista. Pasado, presente y futuro se amalgaman en una corriente de palabras: "As¨ª funciona la memoria, por capas, a trav¨¦s de interrupciones y sinuosidades que a veces nos llevan a cosas que no cre¨ªamos poder recordar", explica el escritor, que obtuvo el Premio Herralde en 1990 por Accidentes ¨ªntimos.
El argumento se desarrolla m¨¢s o menos as¨ª: el protagonista, controlador a¨¦reo de profesi¨®n, regresa a su ciudad, Granada, para asistir al entierro de su primo, con el que le un¨ªa, adem¨¢s del mismo nombre, una relaci¨®n extra?a, en la que uno se convirti¨® en el espejo del otro a ra¨ªz del asesinato de los hermanos de ambos. Estas muertes, acaecidas un d¨ªa de julio de 1972, han marcado la vida de los dos porque nunca llegaron a resolverse. Pero la historia que cuenta Navarro en El alma del controlador a¨¦reo no se centra en llegar a saber qu¨¦ ocurri¨® ese d¨ªa, sino en "descubrir que no hay explicaci¨®n para ciertas cosas", a?ade.
Babelia
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