Sanciones y valores

Tras "desaparecer el fantasma" de las sanciones, los responsables pol¨ªticos de la Uni¨®n Europea han quedado bastante escarmentados. Con ayuda de los tres sabios? utilizados con habilidad t¨¢ctica, los miembros de la UE han logrado poner fin de forma relativamente elegante al forcejeo diplom¨¢tico con la coalici¨®n austriaca. Pero el problema de fondo que desencaden¨® apresuradamente una acci¨®n "bilateral" (...) no ha cambiando en nada: la Uni¨®n Europea, como tal, es incapaz de responder con claridad a la embarazosa pregunta de c¨®mo actuar cuando en uno de sus Estados miembros un partido radical (que, entre otras cosas, debe su ascenso a su dura l¨ªnea de "Europa no, gracias") llega inopinadamente al poder y accede as¨ª a los m¨¢s altos mecanismos europeos de decisi¨®n.

Es cierto que la mayor potencia econ¨®mica del mundo ha desarrollado durante decenios un entramado de normas sumamente amplio respecto a los valores y las directrices comunes de sus Estados nacionales. Y ha limitado considerablemente la soberan¨ªa estatal de sus miembros. Sin embargo, la uni¨®n pol¨ªtica, como complemento a una uni¨®n econ¨®mica y monetaria cabalmente desarrollada, sigue en mantillas. (...)

En el fondo se trata de la pregunta fundamental de la UE, planteada por Joschka Fischer, el ministro alem¨¢n de Exteriores, en junio: ?est¨¢ Europa dispuesta a dotarse de una Constituci¨®n al precio de que el Estado nacional agote pronto su vida ¨²til? La soluci¨®n del problema austriaco ha aportado una respuesta clara: no.

Thomas Mayer

Viena, 14 de septiembre