Chillida-leku mostrar¨¢ para siempre la colecci¨®n privada del escultor vasco
La familia gestionar¨¢ un museo con 40 esculturas al aire libre que se inaugura hoy
Berl¨ªn, la gigantesca escultura de acero que se ubicar¨¢ en la canciller¨ªa de la capital alemana, preside la entrada a la finca de Zabalaga, en Hernani (Guip¨²zcoa), donde hoy se celebrar¨¢ la inauguraci¨®n oficial del Museo Chillida-leku. Berl¨ªn, una de las m¨¢s recientes obras del escultor Eduardo Chillida, ya cubierta de ¨®xido, abandonar¨¢ pronto su actual ubicaci¨®n con destino a Alemania, el pa¨ªs europeo en que su trabajo ha alcanzado un mayor reconocimiento, pero repartidas por las 12 hect¨¢reas de praderas y de frondoso parque quedar¨¢n otras 40 esculturas. Las obras de peque?o formato y dibujos se cobijan en un caser¨ªo. Es la colecci¨®n particular de Eduardo Chillida y su esposa, Pilar Belzunce, guardada con mimo desde hace 20 a?os y enriquecida con piezas que el escultor tuvo que comprar para no obviar ning¨²n paso de sus m¨¢s de 50 a?os de escultor, grabador y dibujante. All¨ª est¨¢n sus primeras esculturas en hierros, los alabastros, las moles de granito, las esculturas de acero. Pero tambi¨¦n las terracotas, obra sobre papel de un escultor apasionado por el dibujo.
La numerosa familia Chillida (ocho hijos, sus c¨®nyuges y los nietos) se ha comprometido a conservar Chillida-leku "para siempre" como su padre puso en marcha, pero advierten de que "no ser¨¢ un mausoleo", sino "un museo vivo" en el que variar¨¢n las piezas, seg¨²n lo permita el mercado.
Chillida encontr¨® en Zabalaga, un caser¨ªo del siglo XVI, el lugar que buscaba para su obra y se volc¨® en transformarlo. Cada una de las esculturas situadas al aire libre est¨¢ en el lugar id¨®neo. "Lo que se ve es un proceso de m¨¢s de 15 a?os a partir de una idea muy vaga: exponer la obra de Chillida en condiciones ¨®ptimas", explic¨® ayer el arquitecto Joaqu¨ªn Montero, el m¨¢s cercano colaborador de Chillida en la gesti¨®n del proyecto.
Chillida qued¨® cautivado por el viejo caser¨ªo de Zabalaga. Su esposa cuenta que hablaba con las paredes derruidas para buscar la mejor forma de restaurarlo. El artista decidi¨® llevar su obsesi¨®n por el espacio a la reconstrucci¨®n y vaci¨® su interior como si se tratara de una de sus esculturas. O como a?os despu¨¦s pens¨® hacer en la monta?a de Tindaya, en Fuerteventura, excavando un cubo de 50 metros de lado en su interior. Ahora, el caser¨ªo se levanta en el centro de Chillida-leku, rodeado de las obras al aire libre, como el mejor ejemplo de la filosof¨ªa que ha impulsado el trabajo de Chillida. "Las esculturas de Eduardo son las que unifican todo", se?ala Montero.
Hernani ya estaba en la biograf¨ªa de Chillida antes de llegar a Zabalaga. A su regreso de Par¨ªs, en los a?os cincuenta, el artista se instal¨® en esa localidad guipuzcoana y all¨ª empez¨® a trabajar el hierro.
Ante la presencia de los Reyes y de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en Chillida-leku, Euskal Herritarrok, fuerza que gobierna el Ayuntamiento de Hernani, ha convocado una concentraci¨®n en los accesos al museo. El Departamento de Interior del Gobierno vasco ha desautorizado la protesta.
Chillida-leku estar¨¢ gestionado por una sociedad limitada, controlada en exclusiva por la familia del escultor, a la que el artista y su esposa han cedido la finca y las obras que contiene. En enero de 2001 empezar¨¢ a funcionar la Fundaci¨®n Eduardo Chillida y Pilar Belzunce, bajo cuya custod¨ªa quedar¨¢ el archivo del escultor, la correspondencia y la bibliograf¨ªa sobre su obra.
Chillida-leku transmite el entusiasmo que ha inyectado en el proyecto la familia, pero tambi¨¦n sufre las carencias de una organizaci¨®n casera. Todav¨ªa no han decidido si las puertas se abrir¨¢n el 25 o el 26 de septiembre, pues falta por acordar si resulta m¨¢s conveniente cerrar por descanso semanal el lunes o el martes. En todo caso, el horario ser¨¢ de 10.30 a 14.00, y el precio de la entrada, 850 pesetas. Tampoco disponen de estimaciones sobre afluencia de visitantes y est¨¢ por definir la oferta educativa.
En el horizonte est¨¢ la organizaci¨®n de exposiciones temporales sobre aspectos concretos de la obra de Chillida o junto a otros artistas. "Por el momento son sue?os", dijo Belzunce. "Pero primero hay que so?ar para que alg¨²n d¨ªa sean realidad".
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