Urgencias pol¨ªticas
La muerte de Yousra, el beb¨¦ marroqu¨ª de tres meses, mientras esperaba a ser atendida en un hospital de Melilla es un suceso tr¨¢gico, que todos tenemos que lamentar. Y tambi¨¦n tenermos que esforzarnos para que no vuelva a ocurrir nada parecido. Sin embargo, las declaraciones de la ministra de Sanidad son c¨®micas, siempre y cuando seamos capaces de mantener el humor en estos casos, algo que no es nada f¨¢cil.Mientras agitaba un cuaderno en la mano, ni azul ni rojo sino m¨¢s bien incoloro, realizaba una serie de afirmaciones que deber¨ªan ser estudiadas por los mejores analistas pol¨ªticos y otros expertos en ret¨®rica moderna. Nos asegur¨®, por ejemplo, que la ni?a iba envuelta en una manta hasta el punto de que no se le ve¨ªa la cara. Seg¨²n parece, eso es malo en los tiempos actuales para la fiebre y, digo yo, tambi¨¦n porque el enfermo pasa desapercibido entre el personal. De todas formas, cuando por aqu¨ª entramos en un sitio oficial, nos registran incluso los bolsillos y nos hacen pasar por unos aparatos que detectan hasta lo que no existe. Parece ser que no sucede lo mismo en los hospitales. La consecuencia, si atendemos a la ministra, es que a los ni?os hay que airearlos en las urgencias y que el esc¨¢ner de los hospitales no detecta a los ni?os tapados hasta las orejas con una manta.
La explicaci¨®n a?ade que la madre no sab¨ªa hablar castellano. Ni la ni?a tampoco, dig¨¢moslo todo se?ora ministra, ni siquiera hablaba ¨¢rabe porque ten¨ªa s¨®lo tres meses. Y, sin embargo, la madre no necesit¨® idioma para preocuparse por su salud. De todas formas, este tema del castellano me ha impresionado tanto que, cuando ahora siento alg¨²n pinchazo en el pecho, me pongo autom¨¢ticamente a conjugar las formas compuestas de los verbos m¨¢s complicados. No quisiera que por un pret¨¦rito m¨¢s o menos imperfecto me quedara aislado en una cola de urgencias.
Resulta curioso advertir la preocupaci¨®n de la ministra por las diferencias culturales de los enfermos, por su conocimiento de idiomas y por las costumbres de otros pa¨ªses. Aqu¨ª hay una confusi¨®n, ese es tema de otro ministerio, o quiz¨¢ pensaba en una defensa colateral de la ley de Humanidades. Como soy un atento lector del senador Bru, ya me enter¨¦ el domingo pasado por estas mismas p¨¢ginas que en el mundo pol¨ªtico est¨¢ de moda el concepto de transversalidad, pero no me parece muy adecuado que la titular de Sanidad se ponga a practicarlo hasta con los enfermos y en los momentos m¨¢s delicados.
Por mi parte, propongo la creaci¨®n de un servicio de urgencias pol¨ªticas y no me refiero a los gabinetes de crisis. No. Un servicio de urgencias con un pol¨ªtico de guardia, atento a las declaraciones de los se?ores ministros y dem¨¢s asegurados. De esta forma, cuando adviertan signos de incoherencia o cualquier otro padecimiento cognitivo, podr¨¢n intervenir con decisi¨®n, poner en pr¨¢ctica los remedios convenientes, mantener al pol¨ªtico en observaci¨®n el tiempo necesario y, si llegara el caso, extender una baja pol¨ªtica por tiempo indefinido. Y, por descontado, que los atiendan con diligencia a todos, en cualquier idioma y al margen de su cultura, incluyendo a la se?ora ministra de Sanidad.
jseoane@attica.es
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