Perdonen las molestias
... Ya s¨¦ que soy un pesado. Acaban de volver ustedes de vacaciones o quiz¨¢ por fin van a disfrutarlas y cada cual quiere ir "a su bola", como suele decirse. Lo que menos apetece ahora es volver dale que te pego sobre el dichoso asunto del Pa¨ªs Vasco. Ya se ha dicho por activa y por pasiva todo sobre el tema, ustedes compadecen como es debido a las v¨ªctimas, reprueban como est¨¢ mandado a los terroristas y lo ¨²nico que esperan es que los pol¨ªticos lleguen a alg¨²n acuerdo, que el Gobierno central o el auton¨®mico, el PNV, el PP, el PSOE o Dios Padre, quien sea, medio arreglen de una vez la cosa. Y si no saben arreglarla, que por lo menos no mareen a la ciudadan¨ªa con m¨¢s dimes y diretes: ya que no podemos cambiar el mundo, por lo menos cambiemos la conversaci¨®n. ?C¨®mo les comprendo a ustedes! ?Y qu¨¦ pena me da -como dir¨ªan mis amigos colombianos- volver a molestarles con la misma cantinela! Pido disculpas de antemano por mi inoportuna tozudez. Porque hoy no s¨®lo pretendo fastidiarles con un repaso de la situaci¨®n en Euskadi, sino adem¨¢s comprometerles con una petici¨®n de auxilio... Como si fuese Clint Eastwood, el r¨®tulo de mi vida reza: "Sin perd¨®n".Empiezo por el repaso. Entre las pocas cosas buenas de este verano, la m¨¢s ¨²tilmente reveladora es lo ocurrido en el Ayuntamiento de Marquina, donde el alcalde s¨®lo lograba balbucear aterrado -mientras un teniente de alcalde se puso f¨ªsicamente enfermo- ante la posibilidad de negar a los colaboradores civiles de ETA el sal¨®n municipal para una ceremonia f¨²nebre de homenaje a los terroristas accidentalmente fallecidos cuando se dirig¨ªan a cumplir su macabra misi¨®n. ?Y eso que a¨²n estaban calientes los cuerpos de los ¨²ltimos asesinados por tales pr¨®ceres! Lo impresionante de esta an¨¦cdota no es la pusilanimidad de los ediles, sino lo que descubre de la vida cotidiana en muchas localidades medianas y peque?as del Pa¨ªs Vasco. A fin de cuentas, lo que el alcalde de Marquina ven¨ªa a responder a quienes le criticaban sus concesiones es algo as¨ª como "?aqu¨ª quisiera veros yo!". En eso no le falta raz¨®n, aunque deb¨ªa haberlo denunciado antes. Porque en Marquina, en Oiartzun, en Hernani, en Atxondo, en numerosas localidades peque?as y medianas del Pa¨ªs Vasco (y de Navarra), se vive un clima de imposici¨®n totalitaria que para s¨ª quisieran los talibanes. ?ste es el otro resultado de la violencia, no discreto -como los atentados-, sino continuo. Y eso es lo que pretenden extender a toda Euskadi, en el nombre soberano de la construcci¨®n nacional.
As¨ª se descubre -para el que a¨²n no haya ca¨ªdo en la cuenta- que lo que est¨¢ en juego en el Pa¨ªs Vasco no es el conflicto entre dos tipos de administraci¨®n territorial, ni la modificaci¨®n de uno o varios art¨ªculos constitucionales, ni, por supuesto, la emancipaci¨®n colonial de lo que nunca fue colonia, sino la pugna del Estado de derecho que protege el pluralismo contra el totalitarismo que pretende imponer la sumisi¨®n a un determinado ideario pol¨ªtico-cultural de homogeneidad ¨¦tnica, monoling¨¹ismo institucional y barrido feroz de cualquier signo pol¨ªtico o social adverso. Coherentemente, ETA recurre a la fuerza para imponer este proyecto abominable -mejor dicho, para extenderlo a las localidades mayores donde a¨²n no est¨¢ vigente- porque sabe que no podr¨ªa lograrlo por m¨¦todos democr¨¢ticos. Y ello no s¨®lo por falta de mayor¨ªa suficiente (aunque el noventa por ciento de los votantes de la CAV lo apoyaran ser¨ªa igualmente antidemocr¨¢tico), sino porque en s¨ª mismo es la negaci¨®n de cualquier democracia moderna. No es verdad que "todo proyecto pol¨ªtico pueda defenderse por v¨ªas pac¨ªficas". Aquellos que atropellan y discriminan a parte de la poblaci¨®n no pueden ser sometidos a votaci¨®n. Si no le he comprendido mal, algo de esto pod¨ªa leerse en el art¨ªculo del profesor Rubio Llorente Democracia y partidos: fines y medios (EL PA?S, 4 de septiembre de 2000).
Ante el terrorismo y su intimidaci¨®n expl¨ªcita o impl¨ªcita, muchos reclamamos que el Estado de derecho utilice a fondo las armas de la ley: s¨®lo las armas de la ley, pero todas las armas de la ley. Caben objeciones contra modificaciones del C¨®digo Penal vigente como las que hoy propone el Gobierno, sea por dudas sobre su constitucionalidad o porque lo urgente es hacer cumplir las leyes y no multiplicar ret¨®ricamente el n¨²mero de las que luego tampoco ser¨¢n cumplidas. Pero lo inaceptable es que el encargado de justicia del Gobierno aut¨®nomo vasco, Sabin Intxaurraga, diga que no servir¨¢n para nada mientras no se resuelva "el problema pol¨ªtico de fondo". Decir que tras el terrorismo vasco hay un problema pol¨ªtico es tan esclarecedor y profundo como asegurar que tras el asalto a un banco hay un problema econ¨®mico que espera soluci¨®n. ?Qu¨¦ opinar¨ªamos de quien nos explicase as¨ª un atraco? Una de dos: que ha hecho un m¨¢ster acelerado en bobaliconer¨ªa o que va a medias con el atracador. El problema pol¨ªtico principal del Pa¨ªs Vasco es el que tienen los nacionalistas no violentos para convencer por las buenas a quienes no somos nacionalistas (?y a muchos de los que lo son!) de las ventajas de una unidad territorial y un Estado independiente de nuevo cu?o. Semejante propuesta pol¨ªtica no ser¨¢ ni siquiera debatible hasta que no haya quedado desligada por un lapso de tiempo suficiente de la imposici¨®n totalitaria de sesgo semejante que hoy pretende hacerse valer por m¨¦todos mafiosos. ?Concesiones dialogantes a los terroristas o sus encargados? Quienes esperan conseguirlo todo por la fuerza no se contentan con "regalitos" que para ellos no significan m¨¢s que la inminencia de la rendici¨®n...
Hasta aqu¨ª la rememoraci¨®n de lo ya sabido: ahora me atrevo a agobiar a¨²n m¨¢s la paciencia con un llamamiento. El d¨ªa 23 de septiembre, a las seis y media de la tarde, saldr¨¢ una manifestaci¨®n del bulevar de San Sebasti¨¢n con el lema "Defendamos lo que nos une: Estatuto y Constituci¨®n". Quienes vamos a asistir no pretendemos "sacralizar" esas leyes, por lo menos no m¨¢s de lo que un atropellado en el paso de cebra sacraliza el C¨®digo de la Circulaci¨®n. Tampoco esperamos impresionar a ETA y sus adl¨¢teres, ni siquiera convencer a otros nacionalistas menos violentos pero igual de intransigentes. S¨®lo queremos mostrar que en el Pa¨ªs Vasco hay gente -poca o mucha, la que sea- capaz de salir a la calle no s¨®lo para deplorar y condenar los cr¨ªmenes, sino para respaldar expl¨ªcitamente el marco institucional de nuestra democracia espa?ola, dentro del cual es posible convivir y avanzar con planes de futuro diversos. Queremos ser ciudadanos, no tribu ni horda, y no queremos serlo solos, sino acompa?ados por nuestros compatriotas del resto del Estado en la lucha antitotalitaria. Porque lo que se juega en el Pa¨ªs Vasco va mucho m¨¢s all¨¢ del propio Pa¨ªs Vasco. Es curioso c¨®mo los mitos nacionalistas ("a los vascos no les gusta que se metan en sus cosas") son aceptados por quienes no lo son. Hace no mucho, me encontr¨¦ en Madrid a un popular humorista, excelente persona y hombre comprometido, que ven¨ªa de una concentraci¨®n en apoyo a las mujeres maltratadas: "Oye, me gustar¨ªa estar con vosotros, pero como no soy vasco...". Le record¨¦ amablemente que tampoco era mujer maltratada y le asegur¨¦ que ser¨ªa muy bien venido cuando volvi¨¦semos a manifestarnos en Euskadi.
Todos ser¨¦is bienvenidos: escritores, artistas, profesores, periodistas, gente del cine y del teatro, atletas, cocineros... y, por supuesto, el resto de las personas de buena voluntad. No es mera cuesti¨®n de bulto, porque en las democracias lo cuantitativo se mide en las urnas y no en la calle. Pero importa la representaci¨®n social (y ahora me dirijo a los famosos): la gente que os lee, os escucha, os admira, quiere sentirse apoyada por vosotros frente a quienes les amenazan. No es momento de excesivas sutilezas: sean galgos o podencos, os aseguro que muerden. Ya s¨¦ que no os ofrezco una fiesta marbell¨ª de las que amenizan el verano, ni un estreno de gala en el que todo el mundo quiere verse fotografiado. Os convoco a un fastidio, quiz¨¢ a un cierto riesgo. Mi epitafio predilecto es el de Willie Brandt: "Se tom¨® la molestia". El d¨ªa 23, en San Sebasti¨¢n, algunos vamos a tomarnos esa molestia y quisi¨¦ramos que estuvieseis con nosotros para compartirla.
Fernando Savater participa en la iniciativa ciudadana Basta Ya, convocante de la manifestaci¨®n del 23 de septiembre. e-mail: fungo@net-way.net.
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