Las 17 horas m¨¢s duras de Canales
El bailaor sevillano Antonio Canales no olvidar¨¢ nunca el pasado 8 de septiembre. La noche siguiente, la del 9, iba a vivir quiz¨¢ la noche de m¨¢s gloria de su carrera: la pel¨ªcula Vengo, en la que el artista de 38 a?os interpreta su primer papel protagonista como actor, clausuraba la Mostra de Venecia. Luego, hab¨ªa prevista una gran fiesta flamenca en su honor. Canales estaba esos d¨ªas en medio de una larga gira por M¨¦xico, con su espect¨¢culo Gitano. As¨ª que dej¨® a su compa?¨ªa en el DF y se dispuso a viajar hasta Venecia: con Delta Airlines, en primera clase, y haciendo una breve escala en el aeropuerto John Fitzgerald Kennedy de Nueva York.Pero la escala se convirti¨® en pesadilla. Y su sue?o de conocer a Harrison Ford y a Woody Allen se esfum¨® de repente. Canales nunca lleg¨® a Venecia, donde la productora del filme llevaba 15 d¨ªas preparando la fiesta. El bailaor pas¨® su noche so?ada en un calabozo del JFK, incomunicado y atado con un grillete a una cadena que le un¨ªa por el tobillo con otros cuatro o cinco detenidos.
?ste es su relato: "Estaba en la zona de tr¨¢nsito cuando me pararon los de Inmigraci¨®n. Vieron los papeles y me dijeron que no ten¨ªa visado. Les expliqu¨¦ qui¨¦n era, a d¨®nde iba, y les cont¨¦ que mi mujer hab¨ªa ido a ver al c¨®nsul en Madrid el d¨ªa anterior, para preguntar si me hac¨ªa falta visa para la escala, y que el c¨®nsul hab¨ªa dicho que no. No me escucharon, y me llevaron a una sala donde hab¨ªa un rastafari y un hind¨² atados a la pata de una mesa. Luego me esposaron, me llevaron a otra sala y me desnudaron. Me dejaron as¨ª casi una hora, aunque les dije que soy al¨¦rgico al fr¨ªo. Me quitaron 400 d¨®lares y unas gafas de Armani. Y cuando se me saltaron las l¨¢grimas, por los nervios, una mujer polic¨ªa me peg¨® una bofetada y una patada, y me dijo: 'Ahora ya tienes por qu¨¦ llorar'".
"Despu¨¦s", contin¨²a, "me trasladaron a un s¨®tano. All¨ª me pusieron los grilletes en la pierna y me ataron a los otros detenidos. Si se mov¨ªa uno, nos mov¨ªamos todos detr¨¢s. As¨ª pas¨¦ toda la noche. Fue como una pel¨ªcula de miedo".
Canales afirma que permaneci¨® retenido desde las 17.00 del d¨ªa 8 hasta las 9.30 de la ma?ana siguiente. En ese tiempo, dice, no le dejaron hacer una llamada. "Estuve 17 horas desaparecido". Por la ma?ana, sin darle ninguna explicaci¨®n, las autoridades de Estados Unidos lo deportaron de vuelta hacia M¨¦xico DF.
"Me trataron como a un delincuente, como a un indeseable", prosigue. "Fue la humillaci¨®n m¨¢s grande de mi vida, una vejaci¨®n absoluta. Y pas¨¦ mucho p¨¢nico porque, cuando te hablaban, los polic¨ªas se llevaban la mano a la pistola".
Quiz¨¢ el origen del episodio se remonte unos seis a?os. Entonces, la polic¨ªa de Miami encontr¨® en un bolsillo de la chaqueta de Canales un peque?o trozo de hach¨ªs. El hecho, que en Estados Unidos constituye un delito federal, obliga al artista a solicitar un visado especial cada vez que quiere entrar en Estados Unidos. "No s¨¦ si eso habr¨¢ tenido que ver o no", dice. "Eso pas¨® hace seis o siete a?os. Era joven, insensato, iba a trabajar en Alburquerque, en el Festival de Nuevo M¨¦xico, y no sab¨ªa que en Estados Unidos estaba tan perseguido el consumo. ?Pero era un porro, una cosa muy peque?a! Y luego he vuelto muchas veces a Estados Unidos, a Broadway, a Charleston, y nunca ha pasado nada. Pero, sobre todo, que una vez te cojan con un porro no les da derecho a ultrajarte".
Canales, que habla desde su casa madrile?a, todav¨ªa guarda un resto de humor en la rec¨¢mara. "Verme por el aeropuerto con un cinto que parec¨ªa de El silencio de los corderos, ese abrigo de fieltro que saco en Cenicienta, que cuesta un mill¨®n de pesetas, y el esm¨®quin en la trajera deb¨ªa de ser un espect¨¢culo".
Pero enseguida vuelve a indignarse. "Tienen que pagar por lo que han hecho". Y anuncia que est¨¢ ya en marcha una denuncia contra el Departamento de Inmigraci¨®n de EE UU que ser¨¢ interpuesta por la OEA. "La organizaci¨®n est¨¢ muy contenta de que alg¨²n latino famoso denuncie unos malos tratos que, al parecer, son muy habituales en Inmigraci¨®n. Porque si a m¨ª me han hecho eso, im¨¢ginate lo que le har¨¢n a Pepita P¨¦rez de la Rep¨²blica Dominicana". Adem¨¢s, va a mandar un dossier completo a la Casa Blanca. "Para que Clinton sepa c¨®mo ha tratado su pa¨ªs a aquel artista que bail¨® para ¨¦l en La Moncloa cuando estuvo en Madrid".
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