Isabel reina en Sydney
La alicantina Fern¨¢ndez confirma su liderazgo y logra en los 57 kilos el primer oro para Espa?a
El yudo espa?ol rompi¨® por fin aguas en Sydney. Y aguas de oro. Tuvo que esperar a su primera espada, Isabel Fern¨¢ndez, que no defraud¨® en su categor¨ªa de los 57 kilos. Cinco combates, cinco victorias y la consagraci¨®n que le faltaba: campeona ol¨ªmpica tras serlo ya de Europa y del mundo. La alicantina no s¨®lo demostr¨® que es la mejor, sino que lo hizo con suficiencia, con el mando de los campeones en todos los combates. Con t¨¦cnica y t¨¢ctica. Dominando y manteniendo ventajas. Un prodigio incluso psicol¨®gico.A la cubana Driulis Gonz¨¢lez,su adversario en la final, la conoc¨ªa de sobra -perdi¨® ante ella la final de los Mundiales de 1999-. El combate empez¨® a cara o cruz, en condiciones de m¨¢xima igualdad. La eterna lucha por el agarre de las solapas del yudogui fue clave a efectos de puntuaci¨®n. Las dos recibieron un shido -amonestaci¨®n que equivale a un koka, la m¨ªnima ventaja en el yudo-, por no acabar de juntarse para combatir. Pero la cubana, adem¨¢s, fue castigada con otro por agarrar indebidamente. Isabel sali¨® del tramo inicial con una m¨ªnima ventaja -un yuko (la suma de dos kokas), contra un koka)-.
Faltaban 2.17 minutos del combate, poco m¨¢s de la mitad. Un mundo realmente. ?Tira, Isabel, t¨ªrala! Los entrenadores, con su marido a la cabeza, gritaban desde la grada. Se trataba de tirar de la cubana para mantenerla a distancia, pero sin cometer errores, dando la sensaci¨®n de que se atacaba y as¨ª evitar la amonestaci¨®n por falta de combatividad. Lo logr¨®, y s¨®lo en el nuevo forcejeo sin t¨¦cnicas claras ambas fueron penalizadas con otro shido. Isabel Fern¨¢ndez lleg¨® al waza ari (la suma de un yuko y un koka) y Drulius Gonz¨¢lez, al yuko (la suma de dos kokas). Quedaban 1.08 minutos, y la alicantina hizo un alarde de t¨¢ctica al mantenerse firme, pero activa, cuando lo que realmente estaba haciendo era pasar el tiempo. Tir¨® y agarr¨® hasta el final, una y otra vez. Y la cubana fue incapaz de hacer m¨¢s.
Isabel hizo un torneo espl¨¦ndido, impecable, dando tal sensaci¨®n de dominio que parec¨ªa facilidad. Incluso en los malos momentos, que fueron muchos por culpa del sorteo. Debi¨® disputar un combate previo frente a la mongola Erdenet, medirse a la japonesa Kusakabe en cuartos, y luchar contra el factor anfitri¨®n de la australiana Pekli en semifinales. El cuadro depar¨® a la alicantina cruces terror¨ªficos, pero Isabel Fern¨¢ndez los manej¨® siempre con habilidad y destreza. Su oro, el primero de Espa?a en Sydney 2000, no pudo ser m¨¢s merecido.
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