De la exhibici¨®n a los partidos duros
Espa?a, con 10 goles de Guijosa, derrota a Australia con la mirada puesta en Francia
Espa?a se pase¨® ante Australia, la ¨²nica de las doce selecciones participantes en Sydney que desentona del resto; la victoria fue mucho m¨¢s f¨¢cil que la obtenida contra T¨²nez. Pero ya se acaba la relajaci¨®n: el equipo de Juan de Dios Rom¨¢n se enfrenta ma?ana, mi¨¦rcoles (10.30 en la pen¨ªnsula) a la temible Francia. Luego jugar¨¢ con los sorprendentes eslovenos y los maestros suecos. Se clasifican los cuatro primeros. Aunque los resultados muestran equilibrio en el otro grupo, parece importante evitar el cruce con la selecci¨®n de Rusia en cuartos de final.En la b¨²squeda de la tensi¨®n permanente que sus hombres necesitan para rendir lo que valen, Rom¨¢n les grit¨® con frecuencia. Lo que m¨¢s puede turbar el sue?o del seleccionador por ahora son los pivotes. El titular, Xepkin, viene fallando ocasiones clar¨ªsimas desde el amistoso perdido contra Egipto. Son sus primeros Juegos Ol¨ªmpicos, y previsiblemente los ¨²ltimos (tiene 35 a?os). Da la impresi¨®n de estar motivado en exceso, a juzgar por los detalles que revel¨® Duisheb¨¢iev: "Andr¨¦i se emocion¨® durante la ceremonia de inauguraci¨®n, tiene unas ganas enormes de completar su palmar¨¦s con una medalla ol¨ªmpica y se le ve nervioso".
ESPA?A 39 AUSTRALIA 23
Espa?a: N¨²?ez, Guijosa (10, dos de penalti), Lozano (2), Duisheb¨¢iev (2), Urdangar¨ªn (3), Ortega (4), Xepkin (1); Juancho (3), Garralda (4), Ugalde (5), O'Callaghan (5) y N¨²?ez (portero). Excluidos: Urdangar¨ªn, Xepkin y Lozano.Australia: Cheung, Ramadani (2), S¨¦stic (5), McCormack (2), Paulovic (2), Gonz¨¢lez (1), Slav¨²jevic (2); Bach (4), Schofield (1), Groenintwoud (1), Garnett (3) y Shehab (portero). Excluidos: S¨¦stic, Gonz¨¢lez, Slav¨²jevic (1) y Groenintwoud. ?rbitros: Bojsen y An¨²sic (EE UU). Partido de la segunda jornada (Grupo B) jugado en el Pabell¨®n Ol¨ªmpico 2 ante 2.500 espectadores.
Si el pivote no funciona, sus compa?eros pierden confianza en las jugadas que terminan con un pase a la l¨ªnea de seis metros, y los equipos rivales ahorran energ¨ªa al no tener que vigilarle. El suplente, Juancho P¨¦rez, es un buen jugador de refresco, pero inmaduro a¨²n para actuar como titular cuando se luche por las medallas. Ayer e gan¨® un par de broncas de Juan de Dios Rom¨¢n por sus fallos en defensa.
Pero el ambiente era demasiado festivo para que los jugadores espa?oles se cebasen con el equipo anfitri¨®n. La infanta Cristina, los reyes de Grecia, el secretario de estado para el Deporte (Juan Antonio G¨®mez ?ngulo), el presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol (Alfredo Goyeneche), Miguel Indur¨¢in y otras personalidades disfrutaron m¨¢s del jolgorio que montaba el p¨²blico australiano cada vez que los suyos met¨ªan un gol que del juego en s¨ª.
Todo eso se ha acabado. Francia est¨¢ en una ¨¦poca de transici¨®n y no tiene la fuerza que le llev¨® a ganar medallas en la d¨¦cada de los noventa. Pero a sus jugadores geniales, como Richardson y Cazal, une j¨®venes de gran futuro y dos refuerzos, Kervadec y Fern¨¢ndez, que no estuvieron en el Europeo de Croacia, en enero, cuando Espa?a gan¨® el partido entre ambos por la medalla de bronce; fue la revancha de la victoria de Francia en la fase previa.
Se espera una edici¨®n m¨¢s de los choques vibrantes que dan placer al aficionado. La exquisitez francesa, con un balonmano de c¨¢mara, frente a la eficacia espa?ola, basada en una defensa muy s¨®lida -sobre todo, si el portero Barrufet alcanza por fin su nivel ¨®ptimo- y un contraataque fulgurante. Todo ello bajo la batuta de dos grandes maestros: Duisheb¨¢iev y Richardson, miembros del club elitista de quienes hacen lo que parece imposible y elevan el balonmano a la categor¨ªa del arte.
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