Suicidios para los Juegos
Limit¨¢ndome a las emociones deportivas, el s¨¢bado pasado me depar¨® un rubeniano fest¨ªn de p¨¢lpitos: se batieron cinco plusmarcas en nataci¨®n, el Real Madrid empat¨® en M¨¢laga, y una mujer, de unos treinta a?os, salt¨® en Madrid, tambi¨¦n ol¨ªmpicamente, la barandilla de un t¨²nel, lo que, por pasar yo por all¨ª, me convirti¨®, en improvisado guardia de tr¨¢fico. Durante el d¨ªa, fueron cayendo, una a una, las ya cinco m¨ªticas plusmarcas. Y la irrupci¨®n del australiano Ian Thorpe, un adolescente que pulveriza hasta sus propias marcas, maravill¨® a medio mundo. A las nueve de la noche, vi el empate del M¨¢laga-Real Madrid, que fue tambi¨¦n un polvor¨ªn de emociones (los seis goles entraron sin necesidad de que los jugadores tuvieran que entrar en juego). En el minuto 89 Ra¨²l fall¨® un penalti y los hinchas nos precipitamos por el t¨²nel de la memoria recordando el funesto penalti que tambi¨¦n fall¨® en la reciente Eurocopa.Estaba viviendo un s¨¢bado de intensas emociones deportivas, cuando, a las 11.35 de la noche, vi a una mujer, con aspecto de desesperada, junto a la barandilla de un t¨²nel. Le pregunt¨¦ con un grito la hora, para intentar sacarla de su ensimismamiento, y levant¨® los brazos mostr¨¢ndome que no ten¨ªa reloj. Una mujer, que la conoc¨ªa, cruz¨® la calle para hablar con ella. La primera mujer reaccion¨® y salt¨® al punto la barandilla. No era un intento serio de suicidio, sino una seria llamada de atenci¨®n (la mujer se hab¨ªa apostado en una zona donde el salto, desde el carril exterior, al asfalto del t¨²nel, era s¨®lo de metro y medio). La mujer salt¨®, y yo corr¨ª a la boca del t¨²nel para dirigir la circulaci¨®n. Como guardia, me vi con una t¨¦cnica muy deficiente, pero, al menos eficaz: ning¨²n coche la atropell¨® y no hubo ning¨²n accidente. La polic¨ªa, afortunadamente, lleg¨® muy pronto. Y pens¨¦: ?Cu¨¢l ha sido la emoci¨®n deportiva m¨¢s fuerte del d¨ªa? Y me tuve que responder: sin duda, el salto del t¨²nel. Y di un paso m¨¢s en mis elucubraciones: ?No es de la m¨¢s estricta l¨®gica que una sociedad cuyos medios de comunicaci¨®n califican ya siempre como espectaculares todo tipo de desgracias -accidentes de tr¨¢fico, atentados terroristas, cat¨¢strofes meteorol¨®gicas...- instaure, en los pr¨®ximos Juegos, las competiciones de salto de barandilla, salto de ventana y -el m¨¢s emocionante- salto de viaducto? Por cierto, en esta ¨²ltima modalidad, los atletas madrile?os lo tendr¨¢n crudo, pues ir¨¢n a los Juegos mal entrenados: ?el alcalde de su propio pueblo les ha vallado el viaducto! La desolada mujer sali¨® -al menos, f¨ªsicamente- ilesa del salto.
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