La cera que arde
Con un pie en el estribo del IX congreso del PSPV seguimos sin saber qui¨¦n es el candidato o candidatos mejor colocados para alzarse con la secretar¨ªa general. En estos momentos, lo cierto a este respecto es que ninguno de los aspirantes parece dispuesto a retirarse de la carrera. Otra cosa ser¨¢ que lo retiren ma?ana mismo por falta de avales, lo que revelar¨¢ la mucha improvisaci¨®n y temeridad de alg¨²n postulante que ¨²nicamente se representa a s¨ª mismo, o poco m¨¢s. Quiz¨¢ el marear la perdiz sea un vi¨¢tico suficiente para optar a un premio menor como puede ser encaramarse a la ejecutiva del ganador. Seg¨²n algunos veteranos del partido, con la muesca de varios congresos a sus espaldas, s¨®lo tres de los concurrentes tienen posibilidades de jugar sus cartas con ¨¦xito. Pero no deja de ser una conjetura te?ida en no pocos casos por las preferencias personales.Cierto es asimismo que ninguno de los concurrentes, o de los que acaben si¨¦ndolo, suscita entusiasmos. Pero esa es la cera que arde en el colectivo socialista valenciano, desangrado por tantos abandonos y dejaciones. El l¨ªder enso?ado no existe o no ha comparecido. Los que est¨¢n ah¨ª son, adem¨¢s, la expresi¨®n m¨¢s cabal del partido en este momento y a nada conduce dejarse vencer por la melancol¨ªa o el mesianismo. La contrapartida feliz de este d¨¦ficit de personalidades es la percepci¨®n generalizada entre la militancia de que, cerrada esta crisis org¨¢nica, todos han de hacer una pi?a con el hombre elegido.
Esa lealtad y algo m¨¢s har¨¢ falta para que el partido vaya recobrando el pulso y su condici¨®n de alternativa de gobierno al PP, misi¨®n y funci¨®n que se ha diluido como consecuencia de tan prolongada bronca interna. En este aspecto, y hoy por hoy, resulta casi inimaginable que alguno de los secretarios generales in pectore pueda ser una amenaza electoral para el presidente Zaplana, contra quien s¨®lo se escuchan descalificaciones simples y a menudo groseras. Una dial¨¦ctica perfectamente in¨²til para recabar el liderazgo social que ha tiempo se perdi¨®. Pero por fortuna para los socialistas y sus nuevos mentores, el ahora titular de la Generalitat cumple su segundo mandato y har¨¢ mutis por el foro a su t¨¦rmino. Hasta ese d¨ªa quedan dos a?os largos para tonificar el partido y aderezar un discurso pol¨ªtico menos primario que el que se viene exhibiendo.
Del discurso o ponencia pol¨ªtica que ha de ser debatida por los congresistas, y dicho sea de paso, apenas si se sabe nada ni, a decir verdad, es lo que m¨¢s interesa cuando, como acontece, se dirime el poder, el modesto poder de pastorear el partido. Los mejor informados aseguran que ha sido bien trabajada y que ser¨ªa penoso que no se exprimiesen sus posibilidades ideol¨®gicas y program¨¢ticas. Pero no es esperable que los delegados tengan prestas sus molleras para tales exquisiteces te¨®ricas cuando el problema m¨¢s apremiante es la elecci¨®n de los dirigentes.
Como postdata a estas observaciones nos parece justo y oportuno subrayar la excelente labor desarrollada por la comisi¨®n gestora y su presidente Francisco Granados, a cuya paciencia, tacto y energ¨ªa se debe en buena parte el cambio tranquilo que se est¨¢ produciendo en el PSPV. Acertaron quienes apostaron por la habilidad de este veterano y los esc¨¦pticos pronto se rindieron a la evidencia.
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