La seguridad privada
Env¨ªo esta carta en memoria del compa?ero Ortega Soria. A veces ocurre una desgracia y de nada sirve lamentarse, o¨ªmos a gobernantes dar condolencias y apretones de manos y nadie es responsable.El pasado 29 de septiembre de 1999 un vigilante de seguridad perdi¨® la vida; m¨¢s bien se la robaron. Prestaba su servicio en una gasolinera y unos delincuentes, de los muchos que hay, lo mataron. ?l no iba armado, solamente llevaba una porra, por lo que para ellos fue f¨¢cil reducirle. Uno de los delincuentes le dispar¨® en la nuca y muri¨® en el acto. Si este vigilante hubiese ido armado, hubiera tenido la posibilidad de defenderse, pero le mandaron al matadero.
Y nosotros nos preguntamos: ?morir? ?Es esto un trabajo cuando est¨¢s desarmado y expuesto a un peligro inminente y constante?
Cada d¨ªa por desgracia es m¨¢s frecuente ver a profesionales de la seguridad privada desarmados y solos, en sitios conflictivos, desde que dej¨® de ser ministro del Interior el se?or Corcuera y cambi¨® la reglamentaci¨®n de seguridad privada. ?Por qu¨¦ no se ponen de acuerdo de una vez por todas todas las empresas de seguridad del sector y cobran s¨®lo por prestar servicio con armas y no sin armas? Y al que le corresponda que los autorice a portarlas.
Cuando se demuestra con frecuencia que el riesgo a cubrir es siempre muy superior a los medios de defensa al alcance del vigilante, ?qui¨¦n tiene la responsabilidad? Como profesionales, hemos tenido que superar unos ex¨¢menes estrictos para la licencia de armas y placa identificativa, habi¨¦ndonos gastado en el curso 150.000 pesetas en academia. ?Para qu¨¦? ?Qu¨¦ seguridad puedo prestar a un cliente o empresario que me contrate con una porra de goma cuando viene alguien con navajas y pistolas?- Juan Carlos Cruz L¨®pez. Vigilante de seguridad. Granada.
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