"Olimpiadas" a punta de pistola
"Y si son polic¨ªas, ?por qu¨¦ no ense?an la placa?". La pregunta la formulaba reiteradamente la m¨¢s peque?a de los protagonistas de una historia con matices de ficci¨®n cinematogr¨¢fica, pero que ha sido real: el secuestro de los propietarios de una selecta joyer¨ªa de Alicante en su domicilio particular y el posterior atraco del establecimiento por una banda integrada, por al menos, ocho individuos.Ferm¨ªn Larra¨ªnzar, propietario de la joyer¨ªa Amaya, situada en el centro de Alicante, relat¨® ayer los pormenores del secuestro y atraco. El joyero expres¨® su indignaci¨®n y expres¨® su deseo de que la historia no deje secuelas psicol¨®gicas en su hija, de 9 a?os, que tambi¨¦n fue retenida. Larr¨¢inzar lament¨® las p¨¦rdidas econ¨®micas, que declin¨® cuantificar: "Me han robado parte de mi vida, pero con trabajo intentaremos salir adelante". El establecimiento est¨¢ especializado en relojes de marca, joyas y piedras preciosas.
La pesadilla de la familia Larra¨ªnzar comenz¨® la noche del martes, nada m¨¢s cerrar el local. El joyero, su mujer Susana y su hija realizaron primero unas compras por los establecimientos del centro de la ciudad. M¨¢s tarde cenaron. Sobre las 23.30 horas se dirigieron hacia su domicilio, en la calle Italia, que est¨¢ a unos 400 metros de la joyer¨ªa. "Entramos y al subir al ascensor fuimos abordados por seis hombres ", dijo. "A punta de pistola nos obligaron a entrar en nuestra casa".
Larra¨ªnzar describi¨® a los secuestradores como seis hombres "bestiales" (en referencia a su corpulencia ) de tez morena, que vest¨ªan ropa y calzado deportivo. "Nos comunicaron sus intenciones [el atraco al nego-cio] e intentaban mostrarse simp¨¢ticos, aunque evidentemente a nosotros no nos hac¨ªa ninguna gracia la situaci¨®n", relat¨®. Los secuestradores se expresaban en castellano y con un claro acento sudamericano, seg¨²n el joyero.
Larra¨ªnzar asegur¨® que su primera preocupaci¨®n fue que los atracadores no le hicieran da?o a su hija y que la situaci¨®n tampoco le afectara emocionalmente. "Yo le dije que eran polic¨ªas, pero ella insist¨ªa en por qu¨¦ no ense?aban sus placas", cuenta el joyero.
Tras los primeros minutos de nerviosismo, los atracadores mantuvieron sendas conversaciones por separado, con su mujer y con ¨¦l, para transmitirles c¨®mo ten¨ªan que actuar por la ma?ana durante el atraco. "En esos momentos se tapaban la cabeza con una capucha, el resto de la noche iban a cara descubierta, aunque nos insist¨ªan en que no les mir¨¢semos a los ojos", asever¨®.
"Los atracadores nos amenzaron con adosar explosivos al cuerpo de mi mujer si no cumpl¨ªamos sus exigencias o intent¨¢bamos escapar, y nos ense?aban una especie de mando a distancia para reforzar su amenaza", a?adi¨®. El resto de la noche lo pasaron en vela "y mirando, a punta de pistola, los juegos ol¨ªmpicos de Sydney".
Lleg¨® la ma?ana y, con ella, el inicio del segundo acto. Sobre las 8.45 se presentaron otros dos hombres, en este caso bien trajeados. "Se dirigieron con mi mujer hac¨ªa la joyer¨ªa. El resto se qued¨® conmigo, aunque antes me ataron las manos". Los atracadores llegaron a la joyer¨ªa y la mujer procedi¨® a la apertura de las cajas fuertes que le indicaron los ladrones. "En unos diez minutos desvalijaron la joyer¨ªa".
Cuando los ladrones consumaron el robo, salieron del domicilio conyugal. "Baj¨¦ r¨¢pidamente y llam¨¦ por tel¨¦fono. Me hab¨ªan robado hasta el m¨®vil", se?al¨®. Despu¨¦s comenz¨® la liberaci¨®n del mujer. Los atracadores se llevaron las llaves del estableciemiento y, adem¨¢s, obturaron con palillos la cerradura del domicilio familiar. Los ladrones emprendieron la huida en dos coches y con un suculento bot¨ªn (seg¨²n la investigaci¨®n m¨¢s de 500 millones), mientras la familia Larra¨ªnzar empez¨® a reponerse del susto y a inventariar lo sustra¨ªdo. "Seguiremos luchando", dijo a modo de resumen Ferm¨ªn, quien ya hace 15 a?os sufri¨® otro atraco, en el que tambi¨¦n recibi¨® amenazas de secuestro.
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