Marion Jones sigue sin encontrar rival
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Buena y mala noticia
Marion Jones examin¨® a sus rivales en las dos primeras eliminatorias de los 100 metros. A la luz de los resultados, s¨®lo tiene motivos para la satisfacci¨®n. En Sydney tiene v¨ªa libre para ganar la prueba. Gan¨® los cuartos de final con un alarde, vistas las deficientes condiciones para las pruebas de velocidad. Si por el d¨ªa, brilla el sol y la temperatura es agradable, las tardes recuerdan que se acaba de terminar el invierno austral. La diferencia de temperatura entre las series matinales y las vespertinas fue de ocho grados. En los cuartos de final, sopl¨® un viento favorable a las velocistas, pero era una brisa fr¨ªa y h¨²meda. La repercusi¨®n sobre las marcas fue evidente. Bajar de 11 segundos se antoj¨® imposible para todas menos para Marion Jones y la griega Ekaterina Thanou, tercera el pasado a?o en los Mundiales de Sevilla.La ausencia de la estadounidense Inger Miller, que ha alegado una lesi¨®n muscular, limpia definitivamente el camino a Marion Jones. Sus rivales de costumbre -como la francesa Arron o las velocistas de Bahamas- est¨¢n lejos de la forma que demostraron el pasado a?o en Sevilla. Algo querr¨¢ decir la vigencia de Merlene Ottey, muy capaz de ganar una medalla con 40 a?os. Jones ten¨ªa cuatro a?os cuando Ottey conquist¨® su primera medalla, en los Juegos de 1980. No parece de recibo que, 20 a?os despu¨¦s, la atleta jamaicana sea una firme candidata al segundo puesto.
Jones no encontrar¨¢ tampoco resistencia entre las velocistas de su pa¨ªs. Para ella es una buena y una mala noticia. Sabe que podr¨¢ correr con tranquilidad la final de 100 metros, pero tiene asumido que el equipo de relevos norteamericano es bastante d¨¦bil. Si se recupera Inger Miller y si Gail Devers entra en el equipo, Marion Jones se sentir¨¢ m¨¢s tranquila en su persecuci¨®n de otra medalla de oro.Su victoria en los cuartos de final caus¨® impresi¨®n. Marc¨® un tiempo de 10,83 segundos, registro imponente por lo desapacible de la tarde, perfecta para los fondistas y desastrosa para los velocistas. Marion Jones tuvo la precauci¨®n de salir ataviada con su mono integral, bastante adecuado para d¨ªas fr¨ªos. Cubierta desde el cuello hasta los pies, s¨®lo le falt¨® la capucha para dar la imagen futurista que mostr¨® hace dos meses en Eugene (EE UU).
En el entorno de Marion se cuidan todos los detalles, en la seguridad de que la atleta est¨¢ llamada a protagonizar los Juegos. Entre la estadounidense y Thanou se abri¨® una brecha de 0.16 segundos, todo un mundo en las distancias cortas.
Provoc¨® decepci¨®n el deficiente papel de la francesa Christine Arron, atacada por el sindrome Jones desde los Mundiales de Sevilla. Arron se anunci¨® el pasado a?o como la principal aspirante a la corona de los 100 metros, y hasta tuvo el descaro de ningunear a la velocista estadounidense. Finalmente la francesa fue v¨ªctima de las expectativas que hab¨ªa creado. Fracas¨® en Sevilla y desde entonces no ha levantado cabeza.
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