San Jos¨¦
San Jos¨¦ ha ca¨ªdo como jornada festiva en el calendario laboral de la Comunidad de Madrid. Quien se lo ha cepillado personalmente es el consejero de la Presidencia del Gobierno regional, Manuel Cobo, al que no le tembl¨® el pulso esta semana a la hora de convertir en laborable el D¨ªa del Padre a pesar de tener relativamente reciente el nacimiento de su cuarto hijo. El arrebato de entusiasmo que le produjo en su momento la buena nueva contrasta ahora con el aparente despego a la tradici¨®n familiar que por tan categ¨®rica decisi¨®n le atribuyen los empresarios madrile?os. Son en concreto los directivos de la Confederaci¨®n de Empresas de Comercio Minorista , CECOMA, quienes han puesto el grito en el cielo por entender que la eliminaci¨®n de la fiesta constituye "un ataque al valor de la familia". Es decir, que, seg¨²n la organizaci¨®n patronal, el se?or Cobo, que es un hombre de derechas de toda la vida, esta torpedeando sin escr¨²pulo alguno la c¨¦lula b¨¢sica de nuestro entramado social. CECOMA es una organizaci¨®n seria y cuando expresa opiniones de este calibre es que las tiene bien razonadas y argumentadas, motivo por el cual me he sentido obligado a darle una pensada al asunto por si algo se me pasaba por alto.Y lo primero que he hecho ha sido detenerme en la figura del propio santo buscando aspectos en ella que hicieran irrenunciable el venerar su memoria paralizando la actividad laboral de los madrile?os. Ha sido un trabajo arduo e intenso, pero despu¨¦s de remover archivos y legajos y de consultar a los mas sesudos especialistas en el Nuevo Testamento, he llegado a la rotunda conclusi¨®n de que San Jos¨¦ viaj¨® a Egipto pero nunca sigui¨® hacia el oeste para cruzar el estrecho en patera con destino a Madrid. As¨ª que por ese lado, nada. He mirado con atenci¨®n otra posibilidad relacionada con la profesi¨®n del santo, que como todos saben era la de carpintero, y tampoco. En Madrid hay muchos carpinteros, pero el sector de la ebanister¨ªa y el mueble s¨®lo ocupa una porci¨®n m¨ªnima en nuestro producto interior bruto y desde luego proporcionalmente muy alejada de lo que supone para Levante o para algunas provincias castellano-manchegas.
Descartados ambos supuestos s¨®lo me restaba adentrarme en el intrincado terreno de la teolog¨ªa, analizando detenidamente el papel (m¨¢s bien el papel¨®n) que a San Jos¨¦ le atribuyen los textos sagrados. Esto ha sido, con diferencia, lo m¨¢s duro, porque, seg¨²n la ep¨ªstola dogm¨¢tica dictada por el papa Agat¨®n en el Concilio de Letr¨¢n, Jos¨¦ de Nazaret era en realidad el padre adoptivo de Jes¨²s, Mar¨ªa era Virgen, fue fecundada por el Esp¨ªritu Santo y, a no ser que tuviera una novia anterior, de lo que no hay constancia alguna, el pobre nunca se comi¨® un col¨ªn. Este hombre era santo de verdad.
Pero, a pesar de tanto esfuerzo indagatorio, yo segu¨ªa sin encontrar un motivo que justificara la alarma de la Confederaci¨®n de Empresarios ante los terribles efectos que supuestamente podr¨ªa provocar la supresi¨®n en Madrid de la festividad del 19 de marzo. Y estaba ya sumido en el m¨¢s profundo desconcierto cuando, hojeando las p¨¢ginas de este mismo diario, le¨ª unas declaraciones que proyectaron la luz sobre mi ofuscada mente. Su autor era el propio presidente de CECOMA, Salvador Santos Campano, quien ocupa adem¨¢s el cargo de vicepresidente en la gran patronal de Madrid, la CEIM. Don Salvador manifiesta que no quieren que se pierda una festividad "en la que muchos ni?os les compran regalos a sus padres". O sea, que ni apoyo a la familia ni pu?etas, de lo que se trata es de que el personal siga gast¨¢ndose la pasta en la corbata, la camisa o el cintur¨®n de turno. Adem¨¢s, el se?or Santos Campano es pastelero, un buen pastelero por cierto, y sabe muy bien que la mayor¨ªa de los padres corresponden a los obsequios recibidos ese d¨ªa con una tarta, unos bombones o la cl¨¢sica bandeja de pastelillos.
San Jos¨¦, el bueno de San Jos¨¦ y su tradicional y entra?able festividad del padre queda reducido a la condici¨®n de objeto comercial. Un mero est¨ªmulo para el consumo al que est¨¢n igual e irremediablemente abocados San Valent¨ªn, patr¨®n de los enamorados (que no era ning¨²n Romeo, sino un sacerdote romano al que martirizaron), los m¨ªticos Reyes Magos y, hace a?os, hasta Mar¨ªa Sant¨ªsima con el D¨ªa de la Madre. Ahora comprendo la furia de Jes¨²s expulsando a los mercaderes del templo, y eso que no exist¨ªa entonces el D¨ªa del Padre. Las cosas del Cielo siempre fueron negocio en la Tierra.
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