Un gamberro y un moribundo
Es a partir de un arranque brillante, el rapto de una gran diva (Melanie Griffith, que se comporta como tal) por parte de una panda de descerebrados que forman una secta amante del cine de autor -y del cineasta a quien el sard¨®nico t¨ªtulo homenajea- contrario a Hollywood y detractores de la familia, que el Cecil B. Demented, de John Waters, se adentra en un laberinto de referencias, de Star Trek a El ocaso de los dioses, de La guerra de las galaxias a La noche de los muertos vivientes, con referencias a los directores que Waters considera de culto -Almod¨®var, Preminger, Pasolini, Fassbinder, Kenneth Anger, etc¨¦tera-, para contar la historia del rodaje de un filme imposible... que en parte es el mismo que el espectador est¨¢ contemplando, brillante juego metaf¨®rico tan explotado por el cine.La pel¨ªcula se aguanta, y el p¨²blico r¨ªe a carcajadas, sobre todo por la familiaridad que provocan sus referencias, el juego que en todo momento establece con el espectador a base de gui?os bien condimentados. Cierto, alguien que hizo comer en directo mierda de perro a uno de sus actores fetiches, el travestido Divine, o que convirti¨® a la maternal Kathleen Turner en una asesina sin entra?as no se parar¨¢ en barras ante matices, sugerencias y otras lindezas del buen narrar acad¨¦mico.
Desinhibici¨®n
Waters no enga?a, y coherente con su trayectoria anterior, hace del gui?ol y la parodia de grueso calibre sus referencias principales. Pero justamente es esa franqueza, esa desinhibici¨®n lo que hay que agradecerle. No es una pel¨ªcula para padres de familia, ni lo pretende. Pero su gamberrada gustar¨¢ a todos los amantes de su cine nada adocenado, de sus escritos provocadores, de sus gustos exquisitamente malvados.Por otra parte, la competici¨®n continu¨® ayer en Zabaltegi / Zona Abierta con un t¨ªtulo de inter¨¦s, England! del alem¨¢n Achim von Borries, una sensible, sensata aunque un tanto plana y previsible historia protagonizada por un joven ucranio que, afectado por la radiaci¨®n de Chern¨®bil, se dispone a recoger a uno de sus amigos, que vive en Berl¨ªn, para ir a cumplir el sue?o de ambos: conocer Inglaterra. Es un filme primerizo y adolece de errores. Pero no se cuentan entre ellos ni el dramatismo contenido que trasmite la peripecia ni el respeto de su director por la condici¨®n emigrante, las v¨ªctimas de la fuga radiactiva, la inteligencia de sus espectadores.
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