Orio se pasea cit¨¢ndose para 2001
La trainera guipuzcoana debe confirmar hoy su brillante campa?a con un ¨¦xito en la Bandera El Corte Ingl¨¦s
Temporada equilibrada
Lanzada como est¨¢ la trainera de Orio, el cierre de la temporada debe antoj¨¢rsele prematuro, como un corte demasiado tajante que traslada a sus remeros del escenario de sus recientes exhibiciones al dique seco, sin m¨¢s transici¨®n que el recuerdo de sus ¨²ltimas actuaciones. La sensaci¨®n durar¨¢ por lo menos hasta el a?o que viene.Hoy mismo, La Kanpa firmar¨¢ su ¨²ltimo ¨¦xito, este vez en la r¨ªa bilba¨ªna. Salvo accidente o sorpresa mayor, los oriotarras confirmar¨¢n en la Bandera El Corte Ingl¨¦s la suficiencia mostrada la v¨ªspera: 14 segundos de margen positivo acumulados sobre Trintxerpe. Un mundo. Quiz¨¢ por lo mucho que tardaron los amarillos en desperezarse y reconocerse al inicio de la temporada, la trainera oriotarra ha conocido un final de campa?a espectacular, cuyo ep¨ªlogo se antoja demasiado brusco. Sin embargo, cualquier debate posterior a la disputa de la Bandera de La Concha parece superfluo, tan atento vive el mundo del remo de la cita estelar de la temporada. La reuni¨®n donostiarra tiene un efecto amn¨¦sico sobre el aficionado: el valor de una trainera tiene su reflejo en la clasificaci¨®n final de la doble jornada en la bah¨ªa de La Concha. El resto parece materia de analistas y amantes de lo residual, por injusto que parezca.
Orio lleg¨® a La Concha embalada y avalada por cuatro ¨¦xitos alineados durante la ¨²ltima quincena de agosto. Antes, Hondarribia hab¨ªa tenido tiempo de recuperar su mejor perfil tras un par de temporadas de duda: se plant¨® en la cita estelar con tres ikurri?as en las manos y un tanto agotada. Koxtape, de apariencia m¨¢s fresca, contaba dos victorias y una preparaci¨®n dise?ada para sucederse a s¨ª misma en San Sebasti¨¢n. Una vez sobre el escenario sufri¨® un bloqueo de ¨²ltima hora y una frustraci¨®n que no parece haber enjugado. Ayer pareci¨® remar entre ladrillos, un tanto ajena a la cita, sin nervio ni actitud. Separada de Orio por 14 segundos, la distancia resume el talante de cada embarcaci¨®n.
De hecho, el ¨²nico enfrentamiento vivo de la temporada entre las dos referencias m¨¢s s¨®lidas del remo vasco se produjo durante la disputa del campeonato de Euskadi. Pura electricidad, la cita propuso toda la emoci¨®n que puede concebir este deporte. Gan¨® Koxtape; su impulso se diluy¨® despu¨¦s para borrarse en favor de Orio.La temporada ha borrado viejas percepciones, como la emergencia del remo vizca¨ªno, que en 1999 coloc¨® a dos representantes en La Concha, o del c¨¢ntabro. Tambi¨¦n ha ofrecido una igualdad desconocida, alternativas, sorpresas y la sensaci¨®n de que los numerosos cambios en las plantillas de las embarcaciones han favorecido el inter¨¦s por la disciplina. Sin embargo, el remo sigue recitando los mismos nombres (aunque cambien patrocinadores o medien escisiones), guipuzcoanos sobre todo. Por aqu¨ª no parece asomarse renovaci¨®n alguna. El remo tambi¨¦n vive pendientes de ciclos y ha recuperado ¨¦sta ¨²ltima d¨¦cada a un hist¨®rico como Orio, que logr¨® su primera ikurri?a de La Concha en 1901. La ¨²ltima supone su 30? entorchado, quinta desde 1992, cuando enjug¨® un par¨¦ntesis que se prolongaba desde 1983.
Como si el tiempo no pasara, Orio despide su en¨¦sima campa?a brillante. Cosas de un deporte sujeto a su tradici¨®n.
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