Putin y la prensa

Pese a sus proclamas sobre la necesidad de una informaci¨®n libre, a Vlad¨ªmir Putin no le gusta la prensa. Y le gusta mucho menos cuando, como tras el desastre del submarino Kursk, le vapulea merecidamente. Rusia ha heredado del err¨¢tico Bor¨ªs Yeltsin unas libertades informativas m¨¢s que notables, pero todo indica que el nuevo due?o del Kremlin intenta poner coto a esta situaci¨®n.En Mosc¨² se desarrolla un culebr¨®n cuyo argumento es el control por el poder, a trav¨¦s de Gazprom, del principal imperio medi¨¢tico de oposici¨®n, Media Most, sobre todo de su emisora de televisi¨®n NTV. Gazprom, accionista de Media Most, acusa al magnate Vlad¨ªmir Gusinski, su due?o, de no respetar un contrato por el que el endeudado grupo se vend¨ªa al gigante del gas que controla el Estado por 773 millones de d¨®lares. Hasta aqu¨ª parecer¨ªa casi normal, si no fuera porque el ministro ruso de Informaci¨®n se compromet¨ªa en un anexo a retirar todos los cargos criminales contra Gusinski y a garantizar su seguridad a cambio de la cesi¨®n de sus acciones. Gusinski, que fue encarcelado brevemente en junio acusado de delitos econ¨®micos, asegura que si firm¨® el documento en julio lo hizo bajo coacci¨®n, y ahora lo rechaza.

La pugna muestra crudamente los inaceptables procedimientos de Mosc¨² en su intento de domesticar a los medios informativos cr¨ªticos. El proyecto de Putin para apretar las clavijas a la prensa, denunciado por el sindicato de periodistas, cuenta adem¨¢s desde este mes con una doctrina ad hoc, emanada del influyente Consejo de Seguridad ruso. El preocupante documento apela a conceptos como la "renovaci¨®n espiritual rusa", "las tradiciones de patriotismo" o la "amenaza a los intereses nacionales" para propugnar m¨¢s presencia del Estado en los medios y un mayor control de las organizaciones informativas, incluidas las extranjeras. Todo un programa.