Relato de una testigo
He recibido de personas de mi confianza un correo electr¨®nico en el que se incluye el siguiente relato de una chica que estuvo presente en la manifestaci¨®n de protesta por el intento de asesinato de Jos¨¦ Ram¨®n Recalde. Creo de inter¨¦s que los lectores de EL PA?S conozcan su contenido."Hace menos de una hora que he vuelto de la concentraci¨®n (inicial) para condenar el atentado contra Jos¨¦ Ram¨®n Recalde. Como siempre, estuvimos quince minutos en silencio en la plaza de Guip¨²zcoa y por la peatonal parec¨ªa que se formaba una caravana de gente que abandonaba la concentraci¨®n. No era una manifestaci¨®n propiamente, no grit¨¢bamos nada, s¨®lo ¨ªbamos juntos en la misma direcci¨®n (la sede del PSOE) muchos de la manifestaci¨®n, m¨¢s de 300 o de 400 o de yo qu¨¦ s¨¦ cu¨¢ntos. Al cruzar la calle de San Mart¨ªn, la cabeza ve que a 50 metros se acerca una manifestaci¨®n de etarras con una enorme pancarta, ocupando toda la calle. Los nuestros se quedan en la calzada y se enfrentan a ellos. ?bamos llegando los de la caravana silenciosa y vamos ocupando la calzada y qued¨¢ndonos cuatro o cinco coches entre medias de ambos grupos y tambi¨¦n ertzainas, que por lo visto se hab¨ªan olido el casual encuentro.
Eso eran las 8.30 de la tarde. Los ciudadanos de bien decidimos que los etarras no iban a pasar por all¨ª y que ten¨ªan que desviarse, buscar otro camino. En fin, que est¨¢bamos hasta las narices de que esa gentuza estuviera todo el d¨ªa ocupando la v¨ªa p¨²blica mientras gritan consignas claramente delictivas, y que por muy permitida que tuvieran la manifestaci¨®n, se manifiestan al menos dos d¨ªas a la semana por las calles de San Sebasti¨¢n, y autorizados (ya est¨¢ bien); no nos sal¨ªa de las narices retirarnos de la calzada y nos nos ¨ªbamos hasta que los etarras se fueran.
A partir de aqu¨ª lo que hab¨ªa sido una concentraci¨®n silenciosa y una caravana de gente junta y charlando de sus cosas se convirti¨® en una aut¨¦ntica acci¨®n de resistencia civil, en la que grit¨¢bamos todo tipo de frases, 'ETA kampora', 'Asesinos', 'Inteligen-tzia' (eso cuando ellos dec¨ªan 'Independentzia')... Adem¨¢s, nos dio por cantar en plan revival eso de No nos mover¨¢n, que dio un ambiente festivo a esa resistencia.
A eso de las 9.45 hubo un momento de indecisi¨®n. Llev¨¢bamos m¨¢s de una hora a grito pelado, la polic¨ªa nos dec¨ªa que nos disolvi¨¦ramos, cada uno ten¨ªa sus obligaciones y no hab¨ªamos salido a la calle m¨¢s que para una concentraci¨®n. Los etarras no se iban a ir, eso estaba claro, y se intentaba conseguir una soluci¨®n "negociada" (como dec¨ªa t¨¦cnicamente una resistente) a ese enfrentamiento. La polic¨ªa propuso que, como los etarras 'iban de legales', (tiene mandr¨¢ngulas la cosa) nosotros deb¨ªamos dejarles pasar y que nos disolvi¨¦ramos. Nosotros -bueno, yo no, las voces cantantes de los nuestros- propusimos que siguieran la manfestaci¨®n por otra calle. Los etarras dijeron que no, que ten¨ªan 'derecho' a pasar y que ellos deb¨ªan pasar. La polic¨ªa propuso que, si no quer¨ªamos irnos, formar¨ªan un cord¨®n a derecha e izquierda de la calle, que nosotros nos retir¨¢ramos a las aceras y que los etarras pasar¨ªan por ese cord¨®n. Vamos, algo as¨ª como cuando desfilan las majorettes y el p¨²blico, o sea nosotros, est¨¢ en las aceras mirando. La polic¨ªa (vasca) nos quiso vender la moto de que as¨ª no nos ¨ªbamos y por tanto no perd¨ªamos la honra, y los etarras pasaban, que, ?oye!, estaban en su derecho, porque 'se hab¨ªan pedido el d¨ªa'.
Las cabezas pensantes dilucidaron -por cierto, hab¨ªa bastantes pol¨ªticos- y decidieron que, como no nos ¨ªbamos a ir por las buenas, porque eso era dejar a los etarras como due?os y se?ores de la calle y no les ¨ªbamos a dejar pasar protegidos por la poli, porque eso era como el desfile de la victoria, pues que la poli cargara contra los pacifistas y que, si cargaban, entonces no nos quedar¨ªa m¨¢s remedio que irnos.
La poli se lo pens¨®, hizo llamadas, acudieron un mont¨®n de polis m¨¢s, por nuestro lado, por supuesto, es decir, rompiendo nuestra manifestaci¨®n para situarse en el centro de las dos, porque ni se les ocurr¨ªa entrar rompiendo la manifa de los etarras. Y entraron para cargar contra nosotros y, bobos de nosotros, les hab¨ªamos dejado pasar, aplaudi¨¦ndoles y dici¨¦ndoles 'a por ellos, a por ellos' (para ver si les com¨ªamos la moral y les desanim¨¢bamos de la orden recibida de que nos atacaran). De re-
pente, la poli se puso a cargar, todos nos sentamos en el suelo, se llevaban a gente en volandas, y se colaban entre nosotros dispuestos a formar el cintur¨®n a un lado y otro de la calle, separ¨¢ndonos en tres grupos a los ciudadanos de bien. Los de las aceras, que no pod¨ªan acceder al centro, y los del centro, que est¨¢bamos sentados porque seg¨²n me dec¨ªa -yo no ten¨ªa ni idea- una chica experimentada en esos temas cuando era m¨¢s joven, sentados en el suelo es mucho m¨¢s dif¨ªcil disolver a la gente, empujarla. Bueno, hubo empujones de la poli, de nosotros, forcejeos; y nada, que no nos ¨ªbamos, que tendr¨ªan que utilizar artiller¨ªa m¨¢s fuerte que los escudos para empujarnos o los brazos de los polis para llevarnos en volandas. Mientras, otros muchos, entre ellos yo, que est¨¢bamos en el centro pero no tan en la vanguardia (cuarta fila), nos dedic¨¢bamos a hacer la guerra psicol¨®gica a los polis que nos acordonaban. 'Pero ?qu¨¦ quer¨¦is hacer? Revelaos a las ¨®rdenes recibidas; si est¨¢is con nosotros, revelaos, ser¨¢n legales pero son asesinos. Nosotros s¨®lo defendemos la libertad. Si est¨¢is con nosotros, sentaos con nosotros, ?pero est¨¢is locos?, ?por qu¨¦ lo hac¨¦is?, ?de qu¨¦ ten¨¦is miedo? Vosotros ten¨¦is que defender a los indefensos, y ¨¦sos somos nosotros'.
Bueno, la verdad es que varios polis, desde el primer momento, estaban sin capucha, y eso es signo de solidaridad, aqu¨ª en el Pa¨ªs Vasco. Hab¨ªa un poli joven, de preciosos ojos oscuros, que estaba sin capucha desde el primer momento y nos dec¨ªa a todos gracias, gracias, mientras nos reten¨ªa con el escudo. Se not¨® desde el primer momento que la poli no quer¨ªa cargar, que nos suplicaba que nos fu¨¦ramos, y nosotros erre que erre, que no, que si ellos cumpl¨ªan su deber, nosotros hac¨ªamos lo que cre¨ªamos deb¨ªamos hacer, y era defender la calle de los etarras e impedir que se manifestaran gritando 'Gora ETA' y dem¨¢s lindezas. U otro al que le met¨ª un discurso de esos que buscan aflojar las gomitas y que soport¨® estoicamente sin darme un garrotazo y, mir¨¢ndome a los ojos, cuando empez¨® la represi¨®n por parte de ellos, me dec¨ªa 'sentaos, sentaos, que as¨ª es m¨¢s dif¨ªcil'.
Total, que de repente los polis empezaron a hablar entre ellos y uno agarr¨® a otro que se empe?aba en llevar a rastras a una valiente mujer de cuarenta y tantos, con pinta de haber estado metida en todos los follones de los a?os setenta, y dejaron de acosarnos.
Los polis se pusieron a hablar con todos los de las primeras filas, se relajaron y parec¨ªa que hab¨ªan decidido no atacarnos. Nos pusimos a hablar con ellos, mientras los etarras segu¨ªan con su pancarta, viendo que el aspecto de la manifa estaba cambiando, y que esos locos de enfrente hab¨ªan conseguido frenar con su sentada a la poli, que yo creo estaba abochornada de tener que cargar contra nosotros y al jefe no le hab¨ªa quedado m¨¢s remedio que dar la orden de no reprimirnos, porque el titular de prensa era desolador: 'Polic¨ªa aut¨®noma vasca carga contra una manifestaci¨®n en protesta por el atentado contra Jos¨¦ Ram¨®n Recalde (en la que participaban la mujer e hijas de la v¨ªctima), porque imped¨ªan el paso a una manifestaci¨®n de HB, que gritaba Gora ETA militarra y dem¨¢s lindezas'.
La cuesti¨®n es que eran las 11.30 de la noche y segu¨ªamos all¨ª, el grupo (200) se empezaba a incrementar tras los l¨®gicos abandonos de las diez de la noche. Y la poli ya a nuestro lado, pero muchos de ellos sin caretas y fum¨¢ndose un cigarrillo, empezaron a confraternizar con nosotros, y o¨ªas algunas disculpas a alg¨²n resistente por haberle hecho da?o en la carga.
No sab¨ªamos qu¨¦ iba a pasar, cuando llega un se?or cuya cara me suena, deb¨ªa ser un pol¨ªtico, y nos dice que nos echemos a un lado, porque hay que dejar pasar tres camiones de la polic¨ªa a la tierra de nadie, donde estaban los dem¨¢s ertzainas, porque iban a disolver la manifestaci¨®n de los etarras a las doce de la noche, pues se les hab¨ªa acabado el plazo. La mani era para el d¨ªa 15 y en 7 minutos ser¨ªa d¨ªa 16. De primeras no nos fi¨¢bamos, de hecho el que nos informaba dec¨ªa que se lo hab¨ªa asegurado la Ertzaintza, pero no las ten¨ªa todas consigo.
Al final se les dej¨® pasar, con gritos de 'a por ellos, a por ellos'. Y a las 0.06 del d¨ªa 16, casi como Cenicienta, la poli, con un meg¨¢fono, inform¨® a los etarras de que se les hab¨ªa pasado el plazo y que deb¨ªan disolverse. Como los chicos de la gasolina no se movieron, al cabo de cinco minutos empezaron a lanzar algo, no s¨¦ si botes de humo o pelotas de goma, pero en 30 segundos los gudaris que hab¨ªan cantado el himno del soldado vasco, pu?o en alto, salieron corriendo como almas que lleva el diablo.
Nuetro j¨²bilo fue indescriptible, era la primera vez en la historia que una mani de etarras era eliminada gracias a la resistencia civil de unos vascos que, hartos ya de tanta fanfarroner¨ªa y chuler¨ªa abertzales, hab¨ªan decidido que, si la poli no los reprim¨ªa, lo tendr¨ªa que hacer la gente. Y al final fue la poli, impulsada por la tenacidad de la gente, lo que hizo cambiar los planes del jefe.
Cuando me iba se me acerc¨® el ertzaina de los ojos oscuros y me dijo: 'Antes, dec¨ªa gracias por lo que est¨¢bais haciendo'. Le dije yo: 'Gracias a vosotros por defendernos', y repuso: 'A vosotros, porque nosotros tenemos uniforme y es lo que debemos hacer, pero vosotros sois civiles'. Yo, que soy una sentimental de miedo, le di dos besos y me desped¨ª con un 'Dios te guarde' y los ojos llenos de l¨¢grimas.
Con esta larga historia se corrobora que la polic¨ªa aut¨®noma vasca, mucha de ella, est¨¢ forzada a actuar de una forma y que son los pol¨ªticos los que les obligan a mantenerse inactivos e incluso cargando contra las v¨ªctimas, como hoy empezaron a hacer.
Parecer¨¢ una tonter¨ªa, pero entre la Ertzaintza este altercado debe haber supuesto un paso hacia adelante en su rebeli¨®n contra el dirigismo del PNV, que quiere convertirla en la polic¨ªa pol¨ªtica de su partido en lugar de en la encargada de velar por la seguridad de los ciudadanos de bien y dar le?a a los chicos de la gasolina. Que, por cierto, al dispersarse como el rayo, se dedicaron a volcar y quemar contenedores por toda la ciudad. Un saludo".
Hasta aqu¨ª el relato. Creo que hay poco que a?adir.-
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